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30 enero 2017

INFRAESTRUCTURAS

Cada viajero del metro de Málaga le cuesta más de 12 euros a los andaluces

El suburbano, que sigue retrasando su finalización, sólo llega a cinco millones de usuarios al año y pone en duda sus previsiones

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FERNANDO DEL VALLE @FernandoDValle Málaga28/01/2017 08:29h - Actualizado: 28/01/2017 08:29h. 

 

Por primera vez desde su puesta en servicio, el Metro de Málaga rebasó los cinco millones de viajeros en un año. Durante 2016, fueron más de 5,2 millones los usuarios que registró el suburbano, lo que supuso un crecimiento interanual del 4,4 por ciento. En 2015, primer ejercicio completo de funcionamiento de esta infraestructura —inaugurada en julio de 2014, se registraron 4,9 millones.

Poco a poco, el metro malagueño gana adeptos y logra fidelizar a una «base amplia» de usuarios, según saca pecho la Junta cuando da cuenta de los datos. Las cifras suponen, además, superar en un 6% la estimación de demanda inicial que se había previsto.

Sin embargo, sobre el suburbano malagueño, la obra de mayor envergadura desarrollada por la administración autonómica en las últimas décadas, siguen cerniéndose muchas sombras. La Cámara de Cuentas ya alertó en 2014 de los sobrecostes generados por la puesta en marcha tanto del metro de Málaga como del de Sevilla.En total, citaba un desvío de 2.486 millones de euros, que atribuía a la fórmula público-privada con que se contrataron ambas infraestructuras.

 

En el caso de Málaga, es tal el agujero económico que generan los vagones blanquiverdes que se pone en cuestión su rentabilidad, a pesar del paulatino incremento de viajeros. Dos años y medio después de su puesta en marcha, en esta ciudad prestan servicio dos líneas, que desde el campus universitario la primera y desde el pabellón Martín Carpena la segunda convergen en la estación María Zambrano.

Ello supone algo más del 80 por ciento de todo el trazado previsto. Pero a día de hoy, el metro no llega al centro de la ciudad. Una circunstancia que evidentemente condiciona en gran medida su uso. Se esperaba que la llegada a la Alameda pudiera culminarse en 2018 pero los problemas que está teniendo la Junta van a impedir cumplir los plazos dados.

Aparte, y tras descartarse en 2013 prolongar las vías hacia la zona Este de la ciudad, administración regional y Ayuntamiento consensuaron compensar a la sociedad concesionaria con la construcción de un tranvía hacia el Norte. Ahora, la oposición municipal a este tranvía hacia el hospital Civil, rechazado por los vecinos de las calles por las que discurren las vías, lo pone en jaque. Acabará en los juzgados.

Así que entre esta incertidumbre y la tardanza en que con su llegada al centro se convierta en un medio de transporte realmente atractivo, parece complicado que pueda cumplirse la previsión de la Junta de Andalucía demultiplicar por cuatro la cifra de viajeros actual hasta llegar a los 20 millones.

Y es algo que resulta esencial. Porque así las cosas, la ecuación es clara y muy onerosa. La factura que paga la Junta anualmente para sufragar sólo el coste de explotación del suburbano supera los 65 millones de euros. En el presupuesto de 2017, en concreto, se han consignado 68. Los usuarios, por su parte, pagaron con sus billetes durante 2016 algo más de 4,5 millones (el 89 por ciento se acoge a tarifas reducidas). Descontando esta cuantía, se colige que a día de hoy cada viajero le cuesta a las arcas públicas un total de 12,1 euros. En Sevilla, durante 2016 ya fueron 15,3 millones los usuarios que se subieron a la única línea de que dispone la capital hispalense. La Junta aporta 44 millones por subvencionar la explotación. La diferencia es clara.

Esta hipoteca se prolongará, en primer lugar, hasta que mejoren las cifras de viajeros. De llegar los esperados 20 millones, la denominada tarifa técnica bajaría hasta algo más de 4 euros por billete. Luego, ya en 2042, será cuando se extinga la concesión a las empresas que han financiado, construido y explotan ahora mismo la infraestructura. Para entonces, la esperanza estriba en que la inversión esté amortizada. Sería ver al fin la luz al final de un túnel que ha salido muy caro.

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