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14 diciembre 2017 

Editorial

Andalucía no puede seguir perdiendo el tren

Las líneas de tren son escasas y anticuadas, llegando a suponer un auténtico lastre para el desarrollo económico de Andalucía

 

14 Diciembre, 2017 - 02:40h

De la intervención de ayer del consejero de Fomento de la Junta de Andalucía, Felipe López, en el Foro Joly, se extrae una conclusión: hoy por hoy, el ferrocarril es la gran asignatura pendiente de las infraestructuras de movilidad en nuestra comunidad autónoma. No se exagera si afirmamos que, tanto en el transporte de mercancías como en el de pasajeros, las líneas de ferrocarriles son escasas y anticuadas, llegando a suponer en muchos casos un auténtico lastre para el desarrollo económico de Andalucía. Esta situación de precariedad, además, contrasta con el objetivo europeo de que en el año 2030 el 30% de los transportes de mercancías en un trayecto de más de 300 kilómetros deben realizarse por ferrocarril o transporte fluvial. Muy lejos estamos si tenemos en cuenta que, actualmente, en España y Andalucía no llegamos al 5%.

Este empeño europeo por el ferrocarril no es baladí y se sustenta en importantes razones económicas y medioambientales. Nuestro transporte no puede seguir dependiendo de una materia prima, el petróleo, que se encuentra en entornos geoestratégicos sumamente complicados y que, además, contribuye poderosamente a las emisiones de CO2. Tanto por la economía como por la protección del medio ambiente, la apuesta por el ferrocarril es más que necesaria. Esto es lo que deben de entender definitivamente tanto el Gobierno central como la Junta de Andalucía.

Al primero se le puede criticar la paralización del enlace Algeciras-Bobadilla y de los tramos andaluces del Corredor Mediterráneo, tanto en sus ramal central como en el litoral. A estas alturas ya se puede decir que dicha infraestructura, fundamental para el desarrollo como gran centro logístico del sur de Europa del puerto de Algeciras y vital para los intereses de Andalucía, no estará lista en 2020, que era el plazo fijado por la Unión Europea. Por contra, el Gobierno se está volcando con los tramos levantinos de dicho gran corredor europeo. A la Junta también se le puede achacar el retraso de la llamada A-92 ferroviaria, que debe vertebrar el territorio andaluz de este a oeste y que actualmente, por muchas excusas que ponga la Administración autonómica, es una quimera.

Por todo ello, vemos positiva la propuesta del consejero López de un gran pacto ferroviario entre todas las administraciones para impulsar el transporte sostenible. Andalucía no puede seguir esperando. No podemos volver a perder este tren.

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