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23 octubre 2013

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LA ÚLTIMA LLAMADA DEL ALVIA

El juzgado traslada a las partes la grabación sonora de la caja negra

Hasta ahora solo se conocía su transcripción

Santiago 22 OCT 2013 - 19:02 CET

 
 

EL PAIS

 

Hasta ahora eran conocidas las transcripciones que tanto Renfe por su cuenta como en sede judicial se habían realizado de la caja negra del tren Alvia siniestrado en Santiago el pasado 24 de julio. Desde el lunes todas las partes personadas en el proceso que investiga el accidente que causó la muerte de 79 pasajeros tienen ya acceso a la grabación del sonido ambiente de la cabina del tren. Abarca desde su salida de Ourense hasta su descarrilamiento en la curva de Angrois por el exceso de velocidad de su maquinista, Francisco José Garzón, que circulaba despistado, como él mismo reconoció, aunque ahora el juez investiga si se pudo paliar esa distracción con una mejor señalización.

La grabación, de media hora de duración, comienza con la conversación que mantienen en cabina Garzón y el maquinista que había guiado el tren desde Madrid hasta Ourense antes de que este se dirigirse a su asiento en los vagones de pasajeros. Y termina con la llamada telefónica que a las 20.39,06 horas, justo antes del accidente, le realiza el interventor del tren, Antonio Martín Marugán, para preguntarle en qué vía estacionará en la parada de Pontedeume, al final de su recorrido, para facilitar la bajada a una familia. Esa llamada dura un minuto y 49 segundos y en la grabación de la caja negra las explicaciones de Garzón se alternan con silencios correspondientes a las palabras del interventor al otro lado del teléfono. Garzón le reitera varias veces los mismos argumentos, que giran en torno a la posibilidad material de que el tren pare en los dos andenes que tiene la estación de Pontedeume, que él desconoce en cuál lo hará finalmente y que en cualquiera de los dos casos la familia no tendría problemas para descender del tren.

En mitad de las explicaciones reiterativas de Garzón la llamada se corta y él pregunta “¿me oyes?”. En los once segundos que pasan entre ese momento, en que el tren circula a 195 kilómetros por hora pese a que debía hacerlo a 80 al pasar por Angrois, y su descarrilamiento se pueden escuchar varios sonidos: dos pitidos informativos al paso por dos balizas y diversos ruidos que se podrían corresponder con un golpe en el teléfono móvil y con el accionamiento de los dispositivos de frenado del tren. Justo a continuación surge el sonido del arrastre del convoy ya descarrilado. La grabación finaliza con diversas alarmas sonando en la cabina ya detenida y los lamentos de Garzón.

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