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11 abril 2016

La estación sin tren cumple un año

La estación sin tren cumple un año

  • El martes se llenó sólo un autocar hacia Antequera y otro superó el 80% de ocupación; pero hubo otros dos que viajaron con un único pasajero

    JAVIER MORALES / M. V. COBO | GRANADA

     

    La estación de tren de Granada tiene una ventaja, es muy familiar. Resulta difícil perderse o pasar desapercibido. Con un volumen máximo de 66 pasajeros por salida, el personal de Renfe no tiene problemas en informar a todos sobre cuáles son las condiciones del Plan Alternativo de Transporte por carretera, una fórmula mixta entre autobús y tren para los viajeros con destino Algeciras, Madrid o Barcelona. Ayer pasaron por las instalaciones de la estación de Andaluces 302 viajeros entre las 06.40 horas y las siete de la tarde, que viajaron a Antequera y Loja a bordo de algunos de los veinte autobuses habilitados –sin contar la última salida, de las 20.50–. Esto arroja una media de quince pasajeros por vehículo, pero la realidad es caprichosa y ayer se llenó sólo un bus –con 52 plazas ocupadas– mientras que hubo otros dos que viajaron con un único ocupante y un tercero que sólo llevaba dos personas.

    El sistema funciona bien, el personal de Renfe está muy atento y la empresa de autobuses incluso tiene una persona contratada que ayuda a los pasajeros con el equipaje. La maleta también hace transbordo, porque primero viaja en el maletero del autobús y luego la tienen que subir los pasajeros al tren, que en ocasiones cogen en Antequera ya lleno de viajeros. Es lo que le ocurre a Rosario García, que usa el servicio de trenes todas las semanas para viajar entre Madrid y Granada. «Es un poco fastidio, sobre todo por el asunto de la maleta, que luego no hay dónde colocarla», asegura la mujer, que obtiene descuentos con la tarjeta dorada. «A pesar de los transbordos, no me cambio a otro medio de transporte, porque el tren te sigue dejando en el centro de la ciudad», explica Rosario.

     

     

     

    A su lado, comparten la tesis Gilberto Aguirre y su esposa, que salen hacia Madrid a las 09.40 y allí enlazarán con un vuelo a Méjico. «El avión es mucho más incómodo, porque no está en el centro de la ciudad;nos informaron del trayecto en autobús cuando compramos el billete en Renfe». En ese mismo autobús, que saldrá de la estación de Andaluces a las 09.40, viajarán Fidel y José, trabajadores de la administración. «Es la primera vez que viajamos desde que han cortado la línea a Antequera, pero al final nos salía mejor;un billete de avión entre Madrid y Granada te cuesta lo mismo que si viajas a Estados Unidos, es una aberración», resume Fidel.

    Para quienes fue una sorpresa la ‘aparición’ del autobús en su esperado viaje en tren fue para Stephanie y Kit, una pareja inglesa que culminaba su periplo por España regresando a Madrid. Explicaban los jóvenes en inglés que después de coger un tren para llegar desde la capital madrileña a Sevilla y de alquilar un coche para llegar después a Granada, no les había hecho mucha gracia la modalidad ‘mixta’ por carretera y vías. «Vamos a probar todos los medios de transporte menos la bicicleta», decían resignados y divertidos. «De saberlo, igual hubiéramos elegido otro tipo de viaje», resumían.

    Turistas

    Dos redactores de IDEAL comprobaron esta semana en la estación el grado de ocupación de las distintas salidas previstas, a excepción de la primera y la última. Se puede afirmar sin riesgo a equivocarse que la mayoría de los usuarios del tren –al menos en la jornada de ayer– fueron turistas. Un buen porcentaje de ellos de origen asiático.

    El uso del tren ha quedado muy restringido al turismo y resulta poco operativo para los desplazamientos domésticos, aunque también los hay. El personal que atiende a los viajeros apunta a que los jueves y el fin de semana suelen ir más llenos los autobuses.

    Sergio Gómez, el responsable de la empresa Izaro en Granada –tienen adjudicado el servicio de buses desde julio de 2015– apunta que la ocupación varía, aunque no es raro que se llenen las 55 plazas de los vehículos. Cada día colocan una veintena de autobuses en la puerta de la terminal de Andaluces, sólo para las salidas.

    A mediodía, María Victoria, una viajera habitual, explica que hace uso del tren, aunque le parece «un latazo terrible». La mujer también disfruta de descuentos por ser jubilada y critica que no haya AVE hasta Granada. «Una ciudad que tiene playa y que tiene sierra. Es inexplicable para nosotros. Somos de aquí, pero por circunstancias vivimos en Madrid, aunque ahora que estamos jubilados venimos casi todos los meses a ver a nuestra familia», resume.

    Lucía lamenta que en el año transcurrido no hayan avanzado las obras. «Me parece muy mal. Es tiempo suficiente para enlazar Granada con la línea de AVE. Viajo a Madrid. Se tardan 4 horas, con el tren 4 horas y cuarto. Es menos tiempo pero es más incómodo por el transbordo. Casi nunca llevas plaza en el autobús, no sabes si va lleno o no va lleno. Yluego en el AVE no puedes elegir plaza, turista o business», explica.

    José Manuel, que llega a Andaluces sobre las cinco de la tarde, lamenta el último trayecto, en autobús. Ha pasado hora y media en el vehículo. «Hemos tardado más de lo previsto porque había atasco en la entrada a Granada;se me ha hecho muy pesado».

    Retrasos y descuentos

    El nuevo modelo de viaje, con transbordos entre el tren y el autobús, ha supuesto una caída del 33% de los pasajeros. Se mantienen fieles los jubilados y otros usuarios que gozan de descuento. Es el caso de Francisco, un joven trabajador que viaja en tren a Sevilla cada cinco días. Tiene descuentos por familia numerosa y carnet joven, paga unos veinte euros por trayecto. «Está bien organizado por parte de Renfe. Ponen el autobús y hay información. Pero ya llevamos mucho tiempo así. Es mucho retraso en la obra y no se está dando información adecuada», explica el hombre. Añade este usuario habitual que «el de las cinco y media se retrasa mucho en Antequera Santa Ana. No sé por qué pero siempre sale de allí con unos veinte minutos de retraso, suelo llegar a Sevilla al menos esos veinte minutos más tarde».

    Para Josu, vitoriano que viaja con unos amigos a Sevilla, lo del autobús ha sido una sorpresa desagradable. No sólo porque hayan pagado 98 euros pensando que iban en Alta Velocidad, sino porque asegura que al comprar el billete en la web no les avisaron de la presencia del autobús en el trayecto. «No es por lo económico, es que igual a mí no me interesa viajar en autobús por lo que sea. De hecho yo en autobús me suelo marear. Si lo llego a saber igual no voy o me busco otro medio de transporte», resumía tras haber hecho turismo en Granada.

    María del Carmen y Jesús viajan a Sevilla tras haber venido a una consulta médica en Granada. «Hoy no vamos cargados de maletas, pero cuando traemos equipaje se hace muy pesado». Soledad, canaria, no da crédito a la situación ferroviaria. «No es de recibo en una ciudad tan bonita como Granada, deberían haber terminado ya».

    La terminal de Andaluces ya no tiene ni cafetería. En la puerta de cristales hay un cartel en el que denuncian los efectos de las obras en el local, que está lleno de cascajos porque se ha caído parte del techo, además de otros problemas que acumulan con Adif. Ni un café ofrece la vieja estación. De la nueva no hay ni rastro.

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