TRENEANDO  

El pequeño tren de Artouste se abre paso en los Pirineos

Junio 23, 2009

Situado a unos 2.000 metros de altitud, sobre el lago de Fabrèges y frente al pico del Midi d’Ossau, discurre el trazado de “Le Petit Train d’Artouste”, un peculiar y prácticamente desconocido ferrocarril francés. La pequeña línea ferroviaria, casi un tren de juguete, tiene uno de los itinenarios turísticos más elevado de Europa y ofrece en sus diez kilómetros de recorrido impresionantes panorámicas de la cordillera pirenaica francesa. Precisamente ahora, cuando la luz se hace más intensa y el calor se siente sobre estos parajes montañosos, resulta apetecible descubrir esta impresionante ruta.

Cumbres parcialmente cubiertas por las nieves o que, al menos, aún siguen vestidas con el blanco manto de los hielos en sus picos más altos se abren ante los ojos del curioso viajero en su primera visión del Parque Nacional de los Pirineos occidentales franceses. Un paraje en el que conviven las altas montañas con los impresionantes amontonamientos de rocas y bloques de granito salpicados de líquenes verdes y lagos de gran altitud encajados entre las cumbres. Un contraste de colores donde el gris envuelve los picos y se vislumbran todavía los rojos agujeros de las minas de hierro, el verde oscuro y beige de los bosques y el azul intenso del cielo y los lagos. La serpiente zigzagueante del antiguo tren minero se abre paso al mismo borde de la cima, en un discurrir de vértigo, con los vagones a punto de despeñarse al precipicio, pero aferrados al camino de hierro como si estuvieran claveteados sobre las vías.

Fue en 1924, cuando la búsqueda de nuevas fuentes energéticas motivó a la Compagnie de Chemins de Fer del Midi a ponerse en marcha y construir un estanque aéreo, en el corazón del Pirineo occidental francés, que pudiera facilitar, al mismo tiempo, la creación de reservas de agua y las canalizaciones que comunicaran los lagos de gran altitud con las centrales eléctricas del valle de Ossau. El plan concebido planteaba desde su inicio la puesta en funcionamiento de un trazado férreo que permitiera trasladar a hombres, material, combustible y víveres necesarios para la gigantesca obra del levantamiento de la presa sobre el lago de Artouste.

Durante ocho largos años, miles de hombres trabajaron a las órdenes de experimentados expertos en ingeniería en este ambicioso proyecto de construcción de la presa y sus canales subterráneos. Los equipos salvaban el desnivel del valle con el teleférico puesto a su disposición, aunque para llegar a la obra aún debían ascender en un pequeño tren hasta los 2.000 metros de altitud. Una vez finalizadas las obras, la montaña ofrecía un espacio ideal para el turismo de montaña que ya comenzaba a tener sus adeptos en aquella época. La Compagnie des Chemins de Fer du Midi decidió completar el trazado de la línea ferroviaria, lo que favoreció el desarrollo turístico de la zona que, se vio notablemente fortalecido, con la construcción en 1966 de la estación de esquí. En 1984 el teleférico fue remplazado por una telecabina.

Sólo dos trenes en Europa (el Tramway du Montblanc en Francia, a 2.380 metros, y en Suiza el Jungfraujoch que sube hasta los 3.454 metros) superan en altitud a esta pequeña línea férrea por donde discurre un tren que, por su aspecto, puede confundirse con un juguete, pero que tiene sus estaciones, cruces y centro de regulación. A lo largo del día, llegan a circular hasta diez convoyes que, a una velocidad de 15 kilómetros por hora, recorren los diez kilómetros del trayecto. El tren comienza su recorrido en la estación de Sagett y durante 50 minutos traslada al viajero por el monte hasta la presa de Artouste. En el primer tramo del recorrido se pasa por el túnel de Ours, que se construyó teniendo en cuenta las dimensiones exactas de la pequeña locomotora. El túnel tiene una longitud de 314 metros donde la oscuridad y el ruido de la locomotora se convierten en la gran protagonista

Justo cuando se apagan los ecos que provoca el bullicio de los esquiadores, suena en los montes del Pririneo francés el silbato de “Le Petit Train”, que con una máquina y dos vagones unen el lago de Fabrèges con el lago de Artouste, a más de 2.000 metros de altitud, y unos cincuneta minutos de trepidante viaje. Y en un paraje de ensueño.

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