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1 agosto 2013

Accidente tren Santiago

GALICIA| Justo antes del descarrilamiento

El interventor del tren llamó al maquinista antes del accidente

Vídeo: Atlas

  • El interventor viajaba en el vagón 3 y sobrevivió al accidente
  • El conductor declara que finalizó la llamada "segundos antes"
  • Garzón acude a declarar voluntariamente e identifica al interventor
  • El juez pide información sobre los teléfonos y el perfil de Garzón
  • Solicita también un informe sobre el estado de las vías y peraltes
  • El interventor afirma que nunca quiso ocultar la llamada
  • Natalia Puga/Agencias | Santiago de Compostela

    El maquinista del tren siniestrado en Santiago, Francisco José Garzón Amo, ha vuelto a declarar este miércoles, esta vez a petición propia, ante el juez instructor del caso, Luis Aláez. Ha explicado que la persona de Renfe de la que recibió una llamada en su teléfono corporativo, momentos antes del descarrilamiento, fue el interventor, Antonio Martín Marugán, que viajaba en el mismo tren (en el vagón 3, asiento 2B) y resultó herido leve. Pero, asegura que no estaba hablando en el momento justo de la salida de vía, sino que había colgado "segundos antes". La llamada duró unos dos minutos.

    El audio almacenado en las dos cajas negras del tren y extraído el martes en el Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago revelaba que Garzón Amo recibió una llamada minutos antes del descarrilamiento en su teléfono profesional para indicarle el camino que tenía que seguir al llegar a Ferrol, el fin de su viaje. Los ruidos que se sentían en la cabina impedían concretar quién era y el Tribunal Superior de Justicia de Galicia emitió un comunicado señalando que "parece un controlador". En un tren Alvia el interventor no puede acercarse a la cabina.

    Garzón Amo acudió voluntariamente al Juzgado acompañado por su abogada para identificar al interventor como su interlocutor. Y, en su nueva declaración ante el juez Luis Aláez, explicó que la conversación se centró en la vía en la que debía parar al llegar a Pontedeume, un punto del trayecto situado poco antes de su llegada a Ferrol.

    El contenido concreto de esa conversación lo ha difundido laSexta Noticias e incluye cuatro frases. "¿Qué tal vais?", pregunta. "Bien, ya estamos llegando", contesta Francisco Garzón. "Cuando entres, hazlo por la vía dos", le indica el interventor. "No te oigo bien", responde el conductor. Después, se pierde la comunicación y se produce la salida de vía.

    Fuentes de la investigación asegura que la Policía ya había hecho indagaciones que centraban la autoría de la llamada dentro del propio tren y había preguntado por la conversación telefónica a testigos que se creía que podrían haber presenciado la conversación.

    No obstante, en las declaraciones que habían sido tomadas al interventor, éste no había informado de que hubiese mantenido contacto telefónico con el conductor en los instantes previos al accidente y, según consta en el atestado policial, se limita a decir que no tuvo sensación de velocidad y que había perdido el listado de pasajeros en el accidente.

    El gallego Antonio Martín Marugán, el citado interventor, ha dicho en una entrevista con EFE que en ningún momento quiso "ocultar" que unos instantes antes de que ese tren descarrilase en Compostela había telefoneado a su conductor. Sexagenario y padre de dos hijos, ha justificado en su conversación la omisión de este dato en su declaración policial: "Estaba muy aturdido. Mi cabeza estaba llena de imágenes terribles. No era trascendental para el accidente. En ningún momento quise ocultar la conversación, y estoy convencido de que Garzón tampoco".

    De Garzón cuenta Marugán que han "viajado juntos" muchas veces, que se conocían incluso desde antes de que el primero se convirtiese en maquinista, y que estos días no ha hablado con él directamente pero sabe que "está hundido".

    Al ser preguntado Marugán por si la distracción a la que se ha referido el conductor ante el juez para intentar explicar el accidente pudo deberse a esta llamada, ha manifestado que los maquinistas "no necesitan las dos manos y los dos pies" para pilotar un vehículo de estas características, sino que "puede descolgar" el teléfono y seguir conduciendo, de modo que esa no es la causa.

    El presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, ha afirmado que los maquinistas solo deben utilizar el teléfono móvil corporativo de manera "excepcional" y para "cuestiones trascendentes", como marca el protocolo de la compañía.

    El maquinista y único imputado por el accidente tampoco había hecho referencia a esta conversación en su primera declaración en el juzgado el domingo. De hecho, en ese interrogatorio, del que se hace eco el diario El País, asegura no recordar haber atendido una llamada justo antes de descarrilar.

    Nuevas diligencias con los móviles

    Pese a esta nueva declaración del maquinista y a que el juzgado ya cuenta con todos los audios extraídos de las cajas negras con las conversaciones mantenidas en la cabina del tren siniestrado, el juez no ha querido dejar la línea de investigación relacionada con el uso de los dos teléfonos móviles del imputado, el corporativo (que se extravió en el accidente) y el personal.

    En este sentido, ha pedido a las respectivas compañías telefónicas información sobre llamadas entrantes, salientes y mensajes de ambos terminales. El domingo, nada más llegar al juzgado el imputado, el juez ya realizó una diligencia manual del teléfono personal de Garzón Amo, pero ahora ha solicitado que se complete a través de expertos informáticos por si manualmente se pudo haber borrado información del mismo.

    Toda la jornada del maquinista

    Según informa el Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago, el juez ha solicitado a Renfe diferente documentación para completar la investigación judicial del caso, a mayores de la investigación policial que sigue en marcha. En concreto, ha solicitado información sobre la vida laboral del imputado que incluya resultados de controles de tóxicos realizados en los últimos años por la empresa, resultados de pruebas de condiciones psicofísicas, bajas, cursos y su experiencia en el trayecto donde se produjo el siniestro.

     

    En relación con el día del accidente, el juez ha pedido información a Renfe sobre la hora a la que comenzó la jornada Garzón Amo y el tiempo efectivo de conducción en todos los trayectos en los que trabajó (el tren siniestrado lo cogió en Ourense, pero antes habría llevado dos trenes más).

    El juez Aláez también quiere conocer el contenido de las cajas negras de otros trenes que hayan realizado el mismo recorrido Madrid-Ferrol que hacía el tren siniestrado y ha reclamado a la compañía ferroviaria documentos sobre velocidades en la línea, sobre la máquina y sobre normativa por la que debe regirse el personal en la cabina.

    El estado de las vías

    Entre las nuevas diligencias que ha solicitado el juez instructor figura también petición de información a Adif como organismo responsable de las vías y estaciones. En concreto, le ha solicitado un informe sobre el estado de las vías y peraltes en la zona del accidente, señales y balizas físicas y luminosas en el trayecto Ourense-Santiago, además del radio de la curva de A Grandeira tras la que descarriló el Alvia.

    El Tribunal Superior de Justicia también ha aclarado que, hasta el momento, no ha sido llamada a declarar ninguna persona en relación con esta causa, pese a las especulaciones realizadas en las últimas horas sobre la posible declaración del segundo maquinista. Éste había llevado el tren siniestrado entre Medina del Campo y Ourense y seguía a bordo del tren pese a que ya estaba en manos de Garzón Amo porque continuaba viaje hacia su casa en Betanzos (A Coruña).

    Sus palabras ante el juez

    El periódico 'El País' publica la transcripción del interrogatorio judicial, y en ella se ve que se le pide al maquinista un esfuerzo para entender lo ocurrido, algo que resulta infructuoso: "Le digo sinceramente que no lo sé, no estoy tan loco como para no frenar".

    Sí activó el freno en el último momento, "el neumático, etcétera, todos", pero la tragedia "era inevitable", "es que en la curva ya veo, ya veo que no la paso, veo que no la paso", "antes de que se me venza el tren ya llevo todo activado, y veo que no, que no paso".

    Garzón Amo explica a Aláez que ha hecho este viaje en más ocasiones -"todas las semanas varias veces"- y que "la reducción de la velocidad cada uno la toma más o menos donde considera que puede llegar a esa velocidad objetivo". Este punto lo concreta más: "Algunos lo toman en el primer túnel, que hay dos, porque el segundo ya desemboca en el punto ese (el 83,400). Pero yo la suelo tomar en la avanzada, que es bastante antes, que está unos cuatro kilómetros antes".

    "¿Antes de entrar en los túneles que dice?", apunta el juez. "Sí. Por norma general suelo hacerlo así porque la frenada es más suave y casi, casi no tienes que entrar con neumático y vas freno eléctrico".

    Tras descarrilar, llamó al servicio de incidencias de Renfe, una comunicación en la que habría reconocido su exceso de velocidad: "Tras volcar, lo primero que tiene que hacer cualquier maquinista o trabajador es llamar. Dije que había muchísimos muertos porque era inevitable".

    Prosigue: "A la velocidad que iba, aunque no pudiera ver hacia atrás, yo sé lo que llevo entre manos y sé que ahí tenía que haber desgracia (...) Es que todo va en que yo debo saber que en ese punto debo ponerme a esa velocidad (80 kilómetros por hora), nada más".

    Al juez Luis Aláez le cuenta que "cuando fue el golpe andaría entre 180 y 190, no me dio tiempo a nada". ¿Por qué no redujo? "Es que no le doy explicación, no lo comprendo cómo no lo vi".

    'Cuatro kilómetros pasan muy deprisa'

    El magistrado le hace una observación, que circula cuatro kilómetros a una velocidad muy superior a la conveniente. Y Garzón Amo concreta que casi a 200 kilómetros por hora cuatro kilómetros "pasan muy deprisa" y que al entrar en los túneles no se da cuenta de que está en ese tramo y no reduce.

    Afirma que no bebió, extremo que corroboraron las pruebas practicadas -"lo único, café"-, que en el último reconocimiento médico solo tuvo una pega, "estaba demasiado delgado", y que el iPad en el trabajo lo utiliza para sus labores profesionales, no para consultar Facebook ni el correo electrónico.

    En la cabina, como siempre, lleva su iPad con el libro de órdenes "descargado de una página de Renfe" y la ruta. Además, está a bordo el documento en papel, como es reglamentario, pero prefiere verlo en la pantalla "con la lupa que permite ampliar el mapa".

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