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10 abril 2013

Ochenta mil gritos contra el Tren de Alta Velocidad en Italia

por Luca Giacomelli

Martes, 09 de Abril de 2013
Cuando se esperaba un descenso en la intensidad del movimiento No Tav, los integrantes de este peculiar movimiento dan una demostración de voluntad y advierten a gobiernos y empresarios que la lucha será dura.

Traducción: Alejandro González Ledesma

 

Valle de Susa, Italia. El movimiento No-Tav se organiza para impedir la entrada de la maquinaria pesada destinada a construir la línea para el Tren de Alta Velocidad (Tav), mientras decenas de miles de personas salieron a los caminos para prevenir a quienes piensan que con el inicio de las obras pueden cantar victoria.

El 23 de marzo de 2013 se llevó a cabo una enorme manifestación contra el Tav en el Valle de Susa, al norte de Italia. Ochenta mil personas, según los cálculos de los organizadores, recorrieron más de ocho kilómetros bajo una lluvia intensa, para manifestar -una vez más- su rechazo a esta obra inútil y ecocida. Las protestas se concentraron en la exigencia de cancelar los trabajos de perforación de un túnel de más de 50 kilómetros, que conectaría la ciudad italiana de Turín con Lion, en Francia.

Algo de historia

El proyecto Tav comenzó a configurarse a principios de los años noventa como un proyecto conjunto entre las Ferrovías del Estado italiano (Ferrovie dello Stato, FS) y la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (Société nationale des chemins de fer français, SNCF). En 1994, ambas empresas fundaron el grupo Alpetunne-GEIE, encargado de estudiar la factibilidad de la obra ferroviaria. Inicialmente, la idea era crear una nueva línea de alta velocidad que conectara la red francesa con la italiana. Sin embargo, los estudios revelaron que el tráfico potencial de pasajeros era escaso, por lo que el proyecto no se justificaba. Posteriormente nace la idea de crear una línea mixta, en la que circularían trenes ligeros para el transporte de pasajeros y otros más pesados para el transporte de mercancías (bautizados en  Italia como trenes de “alta capacidad”).

La historia de la ferrovía de alta velocidad se entreteje con aquella de la autopista Turín-Bardonecchia, en el Valle de Susa, que se completó durante la primera mitad de los años noventa. La oposición a dichas infraestructuras de fuerte impacto ambiental comenzó a involucrar a activistas provenientes de diversos movimientos sociales italianos (ecologistas, grupos vinculados a las prácticas no-violentas, anarquistas y militantes de partidos de la izquierda radical). Es en este clima que nace la primera oposición al Tav; sin embargo, la participación de la gente “común” no se dio sino hasta que llegó la fecha oficial para el inicio de los trabajos, en 2005.

Cuando llegaron los primeros ingenieros enviados por el gobierno a tomar muestras del terreno en el municipio de Venaus, en el Piemonte, a los activistas se sumaron cientos de hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos, quienes decidieron ocupar la zona de la obra. En un primer momento, la policía logró desalojar a los manifestantes, pero el 8 de diciembre [1] miles de personas rodearon la zona y los policías que custodiaban las obras tuvieron que negociar su retirada; lo hicieron desarmados y en silencio, rodeados en todo momento por una población que no estaba dispuesta a ser reprimida y despojada de su territorio. Ésta fue la primera victoria parcial del movimiento No-Tav. Desde entonces y hasta el 2011, no se había hecho prácticamente nada del proyecto ferroviario en el lado italiano.

Durante los últimos años cambiaron muchas cosas, sostienen los activistas, principalmente el hecho de que la oposición a la obra ya no se basa solamente en sus efectos ambientales y su inutilidad. Con el paso del tiempo, la población también ha desarrollado una conciencia crítica con respecto a las instituciones del Estado y los intereses millonarios de varias multinacionales involucradas en el proyecto en cuestión.

Por un lado, la inutilidad de la obra se ha vuelto más que evidente ante la caída del tráfico real de mercancías que atraviesan la frontera entre Italia y Francia a través de las autopistas. Además, las amenazas al ambiente y a la salud de los habitantes aumentaron ante el descubrimiento de importantes cantidades de uranio y asbesto en las rocas de los Alpes, en la zona del Valle de Susa. Por otro lado, las experiencias de diálogo han sido frustrantes, tal como lo demuestra el caso del Observatorio Tav, un grupo interinstitucional creado por el gobierno en el 2011, en el que los alcaldes de los pueblos del Valle y otros representantes del movimiento se encontraron con representantes del gobierno para tratar la cuestión. En estas conversaciones no se sugirió ni por error la posibilidad de cancelar definitivamente el proyecto, de modo que el diálogo concluyó sin acuerdos. Desde entonces el gobierno decidió acelerar el inicio de las obras en algunas de las tierras que ya habían sido expropiadas en el municipio de Chiomonte. Por su parte, el movimiento No-Tav ha intensificado sus acciones de protesta.

Desde 2005, el movimiento No-Tav logró captar la atención pública por la decidida participación de la casi totalidad de los habitantes de los pueblos del Valle de Susa, así como por su característica horizontalidad en la toma de decisiones. Se trata de un movimiento heterogéneo y multigeneracional en el que participan grupos y organizaciones que van desde sindicatos y comités católicos, hasta partidos de la izquierda radical, ecologistas y anarquistas.

El movimiento se organiza en comités populares, en donde la toma de decisiones se da por consenso; su solidaridad con otros movimientos sociales en Italia y Europa es más que conocida. Basta mencionar el apoyo del movimiento No-Tav a los habitantes de la isla de Sicilia, que se oponen a la instalación de radares del ejército estadunidense para controlar aviones de guerra no pilotados (drones); o el boicot [2] organizado contra el patrocinio de la Coca-Cola a las Olimpiadas de Invierno Túrin2006, en el que los activistas denunciaron la política antisindical y asesina de la trasnacional refresquera en Colombia. Se trata tan sólo dos ejemplos que demuestran la capacidad de este movimiento de ir más allá de su oposición al Tren de Alta Velocidad.

La manifestación de 23 de marzo de 2013

Durante la mañana, algunos parlamentarios del partido Izquierda, Ecología y Libertad (Sinistra Ecologia é Libertá) y del Movimiento 5 Estrellas (Movimento 5 Stelle), organizaron una visita a la zona de las obras en el municipio de Chiomonte, junto con algunos activistas del movimiento No-Tav, para verificar el avance efectivo de los trabajos y comprobar si eran justificados o no los elevados costos declarados por la empresa concesionaria (la Lyon Turin Ferroviarie). Desde hace tiempo se habla de la enorme corrupción en torno a este proyecto ferroviario, pero la lista de gastos [3] que entregó la empresa a las autoridades locales no deja de causar perplejidad. Así, por ejemplo, entre mayo de 2011 y abril del 2012, la renta de 20 barracas multiusos y cinco baños tuvo un costo de 765 mil 250 euros (aproximadamente 2 mil 237 euros por día). Los activistas han denunciado en numerosas ocasiones la ambigüedad en las declaraciones de los documentos entregados por la empresa, tal como se puede ver en su página web. Por su parte, el Movimento 5 Stelle ha declarado que promoverá, junto con otros parlamentarios, una comisión para investigar los gastos declarados por la  Lyon Turin Ferroviarie.

La manifestación comenzó en torno a las 15 horas, con un clima de fiesta, después de haber esperado durante varias horas la llegada de otros manifestantes a la estación ferroviaria de Susa. Se escuchaba música y se ofrecía la comida que habían preparado los comités locales de activistas. Después de algunos kilómetros, tratamos de caminar por el lateral de la manifestación para alcanzar la vanguardia; después de seis kilómetros y bajo una lluvia intensa desistimos y nos detuvimos un momento para observar los contingentes que desfilaban frente a nosotros. Pasaron los grandes tractores de los comités populares, algunos sindicalistas con una manta tricolor; contingentes de las comunidades católicas del Valle de Susa y grupos de anarquistas, centros sociales y, al final, grupos de los partidos  Sinistra Ecologia e Libertà y Rifundazione Comunista.

La manifestación era impresionante. Algunos hablan de 80 mil personas, pero es difícil dar con una cifra exacta en estos casos. Lo que sí es cierto es que después de siete años de la  interrupción continua de las obras, las expropiaciones del 2011 y la apertura de los trabajos en el municipio de Chiomonte, todos se esperaban un número de participantes considerablemente inferior. Y sin embargo, esta jornada de resistencia demostró lo contrario.

Llegamos finalmente a Bussoleno. Algunos corren hacia la estación para volver a Turín, otros  prefieren quedarse a la reunión de evaluación en el centro deportivo del municipio, un espacio apenas suficiente para albergar a las más de 800 personas que decidieron quedarse. Desde Francia llega el saludo solidario de dos alcaldes de la región Savoia, atravesada por la línea del tren de alta velocidad. Se solidarizaron también los comités populares de L’Aquila (desalojados de sus hogares desde el terremoto del 2009), y del No-Mous de Sicilia, que trabajan junto con el movimiento No-Tav a través del “Pacto nacional de socorro mutuo entre las luchas contra las grandes obras inútiles y dañinas”.

Se escucharon también las intervenciones de los líderes del No-Tav, como Alberto Perino, quien reiteró la necesidad de continuar la movilización con la conciencia de que las batallas se ganan solamente con la participación de todos, y llamó a reforzar la presencia en torno a la zona donde se pretenden llevar a cabo los trabajos de la obra. Además, Perino subrayó que ahora el movimiento No-Tav tiene más instrumentos de lucha gracias a la llegada de varios parlamentarios provenientes del No-Tav después de las últimas elecciones. Sin embargo, también subrayó la importancia de no poner todas las esperanzas en una sola forma de lucha.

¿El futuro?

No es apropiado hacer valoraciones sobre los resultados de esta lucha, lo que sí es cierto es que permanece la voluntad de unir voluntades y prácticas diversas para la experimentación de nuevas formas de lucha y mantener la resistencia contra esta obra mientras siga en pie. De momento, el movimiento No-Tav se organiza en lo concreto para impedir la entrada de la maquinaria pesada en su territorio. Las 80 mil personas que marcharon de Susa a Bussoleno coreaban constantemente “Sera Düra!” (Será dura), lo mismo para reafirmar su voluntad de lucha que para prevenir a quienes piensan que con el inicio de las obras pueden cantar victoria.

Publicado el 08 de abril de 2013

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