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29 septiembre 2014

El tren elevado: pros y contras de un futurista (¿y futurible?) medio de transporte



-Las apuestas por el monorraíl han fracasado en ciudades como Sydney y es fuertemente criticada en Las Vegas.

-Algunas ciudades, como Tel Aviv, apuestan por soluciones futuristas de transporte, como las capsulas de levitación de Skytran.

-La evacuación por un percance o el acceso para personas con movilidad reducida pueden ser grandes enemigos para la puesta en marcha de estos trenes futuristas.

-Sus defensores creen que pondrán remedio a la saturación de vehículos en ciudades, frenarán obras de muchas inversión y colaborarán con el medioambiente.

 

      

 

El paisaje urbano del futuro que tradicionalmente nos ha mostrado el cine, la literatura o los comics reúne una serie de tópicos que el propio paso del tiempo ha dejado fuera de lugar. Con una porción de siglo XXI ya recorrida, las ciudades (salvo excepciones en el mundo de los petrodólares) se expanden a lo ancho más que a lo alto en aquellos interminables rascacielos acristalados que nos vaticinaron.

Imaginábamos tener nuestro propio helicóptero en la azotea, una mochila jet... En la escena siempre se colaba un tren elevado, un medio limpio, silencioso y eficiente. Era un sinónimo más de modernidad. Sin embargo, en la recta final de un 2014 mucho más "normal" de lo que se esperaba a estas alturas, se da la circunstancia de que mientras unas ciudades cuestionan las apuestas por el monorraíl como medio de transporte urbano (Sydney reconoce su fracaso y en Las Vegas arrecian las críticas), otras megaurbes como Sao Paulo (Brasil) o Yakarta (Indonesia) se preparan para impulsar las obras de sus nuevos monorraíles. A la fiesta se suman otras soluciones futuristas de transporte, como las capsulas de levitación que pronto pueden ver la luz en la ciudad israelí de Tel Aviv.

Pros y contras

Algunos extintos monorraíles como el de Sydney sufrieron la falta de viajeros. Aunque conecten varios puntos de una ciudad, no permiten los trasbordos ágiles como el metro o el autobús, así que puede que no nos lleven a donde queremos sin dar rodeos. Otro argumento en su contra son los problemas en caso de evacuación si se para o hay un percance; o los problemas para subir a la plataforma por parte de las personas con movilidad reducida.

En España, muchos recordarán el monorraíl de la Expo de Sevilla en el 92 como algo pintoresco

Desde la Sociedad del Monorraíl, una asociación sin ánimo de lucro para la promoción de este medio de transporte, recalcan sus ventajas. Juegan a su favor la menor inversión frente a la excavación de túneles, el bajo ruido de las ruedas de caucho desplazándose por el raíl, las nulas emisiones directas y su seguridad, pues es casi imposible que se produzca un descarrilamiento. El director ejecutivo de Skytran, el sistema de cápsulas que prevé estrenar la capital de Israel, Jerry Sanders declara que "puedo resumir la idea de si los sistemas basados en el monorraíl serán o no el transporte del futuro en una sola palabra: tráfico. A nadie le gusta el tráfico. Es la actividad más generadora de estrés, frustración y agotamiento de la vida del trabajador. El tráfico en las ciudades siempre va a ir a peor, no mejorará, y la única solución factible es circular por encima del tráfico".

Desde la Asociación Americana de Transporte Público (APTA por sus siglas en inglés), su portavoz, Virginia Miller, asegura a esta agencia de noticias que "no se puede decir que el monorraíl sea un transporte de futuro frente al resto de medios colectivos. Creemos que una comunidad debe contar con un abanico de opciones de transporte y que los gobernantes deben elegir las mejores opciones para cada caso. Ha tenido muy poca penetración en Estados Unidos donde sólo Seattle (para la Feria Mundial de 1966) y Las Vegas, además de Disneylandia y Disneyworld, cuentan con este medio de transporte".

Además, desde un punto de vista más técnico, Miller puntualiza que "los monorraíles necesitan cuatro ruedas por cada eje, en lugar de dos, lo que genera ineficiencias". Con todo, la atracción que genera este medio de transporte sigue siendo un fenómeno digno de estudio. Uno de los mejores capítulos de la popular serie Los Simpson está dedicado a la inconsciente apuesta que la ciudad de Springfield, donde vive la familia más popular de América, por el monorraíl. Muchos políticos han querido vender el tren elevado como un avance clave en el diseño de una ciudad. Saben que tiene un cierto magnetismo. En España, muchos recordarán el monorraíl de la Expo de Sevilla en el 92 como algo pintoresco.

 

 

 

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