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16 julio 2013

La publicidad en el metro y la caspa

Lunes, 15 de julio de 2013

Por Antonio L. Rodríguez.

La polémica que se viene suscitando en Madrid porque las estaciones de metro adopten el nombre de una empresa comercial no es más que un hecho del casposo pensamiento retrógrado de algunos. Curiosamente, de la llamada progresía. Esa que pinta y destroza el mobiliario urbano, entre otras cosas.

Olvidan que en el Metro de Madrid siempre hubo publicidad. Desde sus orígenes. Y que la crisis económica y disminución de la financiación pública solo han motivado que la publicidad vuelva a las estaciones de metro usando la imaginación: volviendo a instalar grandes carteles, en aquellas estaciones que lo permitían; utilizando la propia arquitectura de las estaciones para realizar la publicidad, llenando con vinilos todo el espacio que fuera posible e, incluso, llegando a empapelar los propios trenes, tanto por fuera como por dentro.

Ahora, con la venta de los derechos del nombre de las estaciones desde hace un año, se ha dado un paso más. Solo eso. Los 'naming rights' es una fórmula que ya se había realizado en otras redes de metro punteras, como Nueva York, Chicago o Lisboa. Incluso en la red de Cercanías madrileña hay estaciones como El Barrial-Centro Comercial Pozuelo, que podrían considerarse un antecedente de lo que se ha hecho en Sol, según la propia Asociación Amigos del metro de Madrid Anden 1.

¿A qué viene entonces esta polémica tan agresiva por parte de algunos?

No lo sé. Pero algunos no entienden que hay que buscar nuevas fuentes de financiación para mantener el precio político del Metro de Madrid y que la publicidad es una de las más sencillas y menos agresivas.

En cualquier caso, esta práctica publicitaria ya se ha llevado a cabo en otros ámbitos, como por ejemplo, en el fútbol o en los teatros. Cada vez es más normal que los nombres de los estadios y los teatros estén acompañados por la denominación del patrocinador. Se trata de una forma de aprovechar la fama de un nombre para conseguir ingresos publicitarios.

En España fue Samsung quien sorprendió a los usuarios de la estación de Sol con el nombre de Sol Galaxy Note y donde empezó la polémica. Ahora se llama Vodafone Sol y la mala educación y la intransigencia están haciendo su agosto con la cartelería, hasta el punto de que Pablo Cavero, consejero de Transporte, Infraestructura y Vivienda, ha querido desdramatizar el hecho de que, desde hace unas semanas, la emblemática estación de la capital se llame Vodafone Sol. Y lo ha querido hacer con cifras demoledoras:

El déficit estructural de Metro Madrid es de 800 millones de euros. Algo incuestionable y por lo que cualquier acción es buena con tal de reducirlo. Lo contrario sería una locura.

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