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22 enero 2019

Asturias

Los ventiladores se vuelven la principal amenaza para acabar los túneles el año que viene

La administración redacta un nuevo proyecto para los tubos que espera licitar en el segundo semestre

R. MUÑIZ GIJÓN. Domingo, 20 enero 2019, 03:10
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Salvo imprevisto, el montaje de vía no será obstáculo para terminar la variante en el año 2020. La incertidumbre ahora la centra el sistema de ventilación de los macrotúneles, un aspecto crítico en la seguridad de la instalación pues de él depende la respuesta contra incendios. Los técnicos de Adif Alta Velocidad han terminado apostando por resolver la cuestión multiplicando el número de ventiladores de chorro inicialmente previstos, y a ello dedican un nuevo proyecto constructivo. Como su coste pasa de los cuatro millones, el trabajo exige la convocatoria de un nuevo concurso, algo que se tramitará en el segundo semestre del año. Entre la selección del adjudicatario, la formalización del contrato y la firma del acta de replanteo acostumbran a pasar un mínimo de seis meses, de lo que se deduce que los trabajos no arrancarían hasta el mismo año 2020.

La elección del sistema viene arrastrando un largo debate técnico. En realidad Adif Alta Velocidad ya adjudicó unas obras de ventilación, en 2014, dentro de un contrato mayor firmado en 36 millones. Al instalar los primeros ventiladores se demostró que el resultado no era el previsto en el proyecto. Los macrotúneles de 24,6 kilómetros entre Los Pontones (Lena) y Pola de Gordón (León) tienen sus bocas a diferente cota, lo que genera alteraciones de corriente, temperatura y presión que no fueron correctamente calculadas. Hace ya cinco años que se constató el problema y se paró el tajo. En ese tiempo la sociedad encargó una simulación que aconsejó descartar los ventiladores y ejecutar una obra más amplia para disponer de pozos de ventilación, como en los túneles ferroviarios de Guadarrama. Los técnicos de la casa que seguían apostando por los ventiladores terminaron ganando sin embargo ese pulso e imponiendo su criterio. Se volvió a llamar al consultor que hizo el primer y fallido proyecto y se le contrató por 520.000 euros para que madurara el proyecto que ahora avanza.

 

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