La última incidencia relevante que afectó a los trenes Alvia que circulan entre las principales ciudades gallegas y Madrid la protagonizó un convoy en doble composición que circulaba entre Ferrol y la capital de España. Sucedió el pasado domingo, 7 de enero, en pleno retorno de miles de gallegos a Madrid tras pasar las Navidades en sus casas, de ahí que Renfe decidiera acoplar dos trenes para atender la alta demanda de esas fechas, una praxis muy habitual en este tipo de conexiones. Mientras muchos gallegos empezaban a estar atrapados en la AP-9, los 473 viajeros del Ferrol-Madrid sufrieron, sin consecuencias para ellos, una avería muy poco común que la propia Renfe califica de «excepcional»: un «fallo de acoplamiento», como lo denomina la operadora.

El convoy en doble composición circulaba a media tarde entre Garcillán y Segovia a unos 50 kilómetros por hora debido a la presencia de nieve en la zona. De repente, los dos trenes se desacoplaron, situación de la que el maquinista tuvo conocimiento en su panel de mandos, donde recibió un aviso de la incidencia. Tras recorrer unos metros separados, los mecanismos de seguridad se activaron y los dos trenes se detuvieron automáticamente. Es decir, es muy difícil que el tren remolcado pudiera quedarse a la deriva, pues existe un control activo en el sistema para evitar esta situación.

Por separado

Los dos convoyes quedaron detenidos a la entrada de la estación de Segovia, sin llegar a estacionarse. Tras comprobar que los sistemas de los dos trenes funcionaban perfectamente, los dos vehículos reanudaron la marcha y continuaron separados hasta Madrid, gracias a que había otro maquinista sin servicio. Llegaron a Madrid con 96 minutos de retraso, que no solo se debieron a esta incidencia, sino también a los efectos del temporal de nieve.

«Renfe está analizando junto con la empresa Talgo, responsable del mantenimiento del tren, las causas de esta avería», explicaron ayer fuentes de la operadora ferroviaria, que insisten en que no hubo riesgo para los viajeros.