El ADIF acaba de sacar a contratación los seguros para cubrir daños materiales de la infraestructura ferroviaria española. El valor asegurable de todo el AVE gallego se sitúa en 4.828,2 millones y el de la línea Santiago-Ourense, donde se produjo el accidente del Alvia, en 841 millones, tres veces menos que el coste oficial que en su día hizo público el Ministerio de Fomento.

Siempre ha habido cierta indefinición sobre el coste real del trazado de alta velocidad que pasa por Angrois. El administrador ferroviario y el propio Gobierno cifraron la inversión final en 2.547 millones de euros, un desembolso que algunos expertos siempre consideraron exagerado al tratarse de un trazado de solo 87,5 kilómetros, pero que puede tener cierta explicación en los amplios sobrecostes que se produjeron en la obra pública antes de que llegara la crisis y, con ella, los controles más férreos al inflado de precios generalizado. Desde que ocurrió el accidente de Angrois, tanto técnicos como colectivos de víctimas incidieron en la paradoja que suponía que, después de una inversión tan abultada, se dejara sin protección el punto más peligroso de todo el recorrido: la curva de Angrois. El coste por kilómetro convierte a Santiago-Ourense en el segundo eje ferroviario más caro del país.

Parte de este desfase entre el coste de la obra y la valoración para asegurar la infraestructura se debe a que el ADIF sigue la política de no asegurar la obra civil de los puentes y los viaductos. Y en el caso de la línea que une Santiago con Ourense hay 38 viaductos a lo largo de 20,4 kilómetros y 31 túneles que cubren 29,3 kilómetros. Por tanto quedarían 37,8 kilómetros de plataforma ferroviaria estricta que serían los asegurables y que se valoran en 510 millones. El resto del dinero corresponde a la vía, la electrificación, las instalaciones de señalización, las telecomunicaciones y los edificios técnicos. También hay que tener en cuenta que la valoración de un bien asegurado no tiene por qué coincidir siempre con el precio de su construcción. A pesar de estos factores, la sensación de desfase entre el coste de la obra y el valor asegurado es más evidente que en otros trazados de alta velocidad.

Así, el eje atlántico -cuyo seguro se reparte en dos contratos, al estar su gestión compartida entre el ADIF y ADIF Alta Velocidad- está valorado en 1.172,5 millones de euros, mientras que el tramo entre Olmedo y Ourense, que en su mayoría está todavía en obras, se asegura en tan solo 331,3 millones. El recorrido Madrid-Olmedo asciende aproximadamente a 2.483, una cifra que surge del cálculo del valor oficial otorgado a la línea Madrid-Valladolid. El pliego de condiciones para contratar el seguro aclara que el valor de las líneas ferroviarias en obras puede ser actualizado. Esto explica el bajo valor del tramo Olmedo-Ourense. 

Valoración de otras líneas

El hecho de que el AVE a Galicia esté aún en fase de ejecución da cuenta de las grandes diferencias en valoración con infraestructuras ya terminadas de longitud aproximada, como es la línea de alta velocidad Madrid-Zaragoza-Barcelona-frontera francesa, cuyo montante asegurable se calcula en 10.664 millones de euros. También tiene un valor superior -5.343 millones- el trazado de alta velocidad que une Madrid con Valencia, Alicante y Murcia (en este último caso todavía en fase de ejecución).

Los dos contratos -uno para la red convencional y vía estrecha y otro para las líneas de alta velocidad- tendrán una vigencia de dos años. La red AVE se valora en total en 28.421 millones, mientras que el resto de la malla ferroviaria del país se calcula en 15.280 millones.