Visto para sentencia el juicio de un trabajador que reclama a Renfe350.000 euros por las secuelas que le han quedado tras pasar añosinhalando amianto en el taller de Los Prados en la capital malagueña.

A Francisco Padilla, electricista de 53 años, le fue diagnosticado en 2014 afecciones graves por inhalación de amianto. Durante años estuvo trabajando en el taller de Renfe reparando vagones que, en los años 80utilizaban este material como aislante, aseguran que sin protección alguna. Las afecciones derivadas de su enfermedad obligaron a extirparle parte de un pulmón y la pleura.

Ahora reclama a Renfe 350.000 euros por los daños morales, estéticos y físicos de su enfermedad que se encuentra en estado terminal.

Desde la compañía aseguran que se tomaron precauciones pese a que no se conocían los daños que, años después, se demostró que provocaba la inhalación de amianto. Que lo reclamado por el trabajador excede lo razonable porque ya fue indemnizado cuando le fue concedida la incapacidad absoluta por enfermedad laboral y que, además, tiene que concretar la sociedad contra la que dirige la demanda porque Renfe se dividió en tres empresas distintas.

El trabajador ha estado arropado en el juicio por otros compañeros deltaller de Los Prados que han reiterado que durante más de una década estuvieron en contacto con amianto y que cerca de un 8 por ciento de la plantilla, unos 40 trabajadores, podrían estar afectados.