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14 diciembre 2015

Los retrasos 'roban' casi dos horas semanales a los usuarios del tren

Distintas plataformas de usuarios hacen un frente común para denunciar el abandono del ferrocarril

 

 Publicado: 20:34 - 12/12/2015
 

 

El tren entre Tarragona y Barcelona tarda ahora más que en la década de los noventa, una demora que ‘roba’ al menos unas dos horas semanales de su tiempo a un usuario que se desplace entre ambas ciudades de lunes a viernes.

El cálculo lo hace Ricard Riol, presidente de la Associació per la Promoció del Transport Públic (PTP), quien comenta que, por horario, los trenes deberían llegar a BarcelonaSants en 55 minutos, pero «ahora es raro el que lo cumple; normalmente nos vamos a la hora y cinco minutos. Si contamos diez minutos cada trayecto, tenemos 20 minutos cada día; cada semana son casi dos horas perdidas por una mala planificación de infraestructuras», dice. Todo en el caso, que no siempre se da, de que el tren llegue sin retraso.

 

 

En medio de la campaña

Este es apenas uno de los muchos cálculos que hacen las plataformas de usuarios para demostrar el abandono que, a su juicio, ha sufrido el ferrocarril en las comarcas de Tarragona en las últimas décadas. Es por ello que la PTP, la Plataforma per la Defensa d’un Ferrocarril Públic i de Qualitat (pdf.camp) i Plataforma Trens Dignes de les Terres de l’ Ebre (PTD), decidieron realizar un viaje reivindicativo que tuvo lugar ayer desde distintos puntos de la demarcación y que terminó con una concentración frente a la estación de Tarragona. La llegada de los participantes evidenció, una vez más, la insuficiencia del servicio: para llegar a Tarragona a las 11 de la mañana, los participantes de Móra la Nova sólo disponían de un tren a las 8,26 h., y los de la Conca de Barberà, de un tren con salida a las 7,10. Carlos Montejano, de pdf. Camp, explicaba que la iniciativa se ha realizado a propósito de las Elecciones Generales del 20 de diciembre. Y, de hecho, el ambiente de campaña era más que evidente por la presencia de representantes de distintos partidos en la concentración a la que asistieron unas cincuenta personas.

Volviendo a las deficiencias del trayecto entre Tarragona y Barcelona, Riol explicaba que «cuando se metió el AVE en la estación de Sants se suprimieron dos vías de acceso que perjudicaron directamente esta línea (la de Tarragona)». Recordaba, además, que en los ochenta se previó que el número de vías entre Castelldefels y Barcelona pasara de dos a cuatro para permitir adelantamientos, pero hasta hoy no se han construido. Asegura que«se está produciendo una paradoja y es que la mejora de los servicios de cercanías del ámbito de Barcelona no deja pasar a los trenes semidirectos que se necesitan para el transporte regional».

 

Estaciones cerradas

Fuera de la ciudad las cosas no han ido mejor; Montejano recordaba, por ejemplo, que en las comarcas de Tarragona numerosas estaciones se han quedado sin personal de manera permanente y en muchas el servicio se ha deteriorado a la par que se perdían empleados.

Una de las asignaturas pendientes es conseguir una mayor movilización popular, un elemento clave, según las plataformas, para dar un vuelco a la situación. En este sentido, Riol apuntaba el caso de Girona, donde los usuarios «se unieron con la gente del territorio para exigir cambios y allí todos los trenes regionales son nuevos... Todo el material antiguo ha venido a Tortosa, Reus y Tarragona».

Además, apuntaba Montejano, «si nos comparamos con Girona vemos que con la introducción de los regionales de alta velocidad se puede hacer el trayecto a Barcelona de 94 kilómetros en 35 minutos, mientras que en Tarragona para hacer 88 kilómetros necesitamos de 60 a 80 minutos sin contar los retrasos».

En lo que se refiere a las indemnizaciones que se pagan por los retrasos y que algunos usuarios aprovechan como picaresca para viajar gratis, Riol reconocía que «Renfe no es directamente responsable del estado de la infraestructura y sí ha hecho una de las políticas de indemnizaciones más avanzadas de Europa, pero no es una excusa para tener una línea abandonada; preferiríamos que no tuvieran lugar (las indemnizaciones)».

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