El agujero apenas tiene 10 centímetros de diámetro. Pero por ahí, a una presión de hasta 12 bares, se llegan a colar 60 litros por segundo de agua al interior del túnel este de la Variante de Pajares. Una fuga continua que ha hecho saltar una de las chapas del revestimiento con el que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) había anunciado que se solucionaban los problemas de filtraciones que hace 10 años empezaron a inundar el interior de las galerías, condicionar su apertura y desbordar las previsiones de inversión. Ahora, 3.500 millones de euros después, muy lejos de los 1.858 millones del presupuesto inicial, uno de los tubos de 24,6 kilómetros que comunican La Pola de Gordón con Sotiello, en Asturias, sigue con filtraciones.

La nueva avería cuestiona la efectividad de la salida que había buscado el Adif, en colaboración con el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja. Por el momento, los responsables de la obra se han limitado a dejar la zona afectada al descubierto para comprobar cómo evoluciona la fuga, que después de bajar en intensidad hasta los 20 litros por segundo ha vuelto a subir en los últimos días. No cesa, aunque tampoco llega a los 500 litros por segundo —tres piscinas olímpicas al día— que se alcanzaron en las peores épocas. Mientras, se intenta canalizar el caudal, que afecta a la galería 10, alrededor del kilómetro 4 del túnel este en el que aún restan más de 450 metros por impermeabilizar dentro de la vertiente leonesa.

Pese a que la nueva fuga se centra en el túnel este, que es el que se dejó más retrasado para priorizar el oeste, ni mucho menos se podrá abrir la circulación en la Variante de Pajares antes de final de año como había comprometido la ministra de Fomento, Ana Pastor. No será en 2015 y resulta complicado que lo haga en 2016, de acuerdo al calendario de adjudicaciones y montajes pendientes todavía para garantizar la puesta a punto de al menos uno de los dos tubos, si el agua de la montaña se lo permite.