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19 agosto 2015

La Generalitat pierde nueve millones con sus cinco estaciones de esquí

La pérdida ocurre el año en que el Gobierno autonómico asume la titularidad de Boí Taüll

 

 Barcelona 18 AGO 2015 - 23:52 CEST

Estación de Boí-Taüll, última adquisición de la Generalitat. / JAVI MARTÍN

La meteorología no dio tregua el año pasado a las estaciones de esquí pertenecientes a Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC). La necesidad de conectar los cañones ante el escaso grueso de nieve natural y la reducción de los forfaits vendidos ha provocado que las pérdidas de las cinco instalaciones se dispararan un 9,3% y se aproximaran a los nueve millones de euros (8,93 millones). Ese impacto ha ocurrido el mismo año en que el Gobierno autonómicoha asumido la titularidad de la estación de Boí Taüll, esta vez a través de Avançsa, para evitar que se desequilibraran en exceso las cuentas del Grupo FGC.

La memoria económica de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, publicada en julio pasado, muestra cómo los ingresos de las estaciones de esquí han caído cerca de un 6%, mientras que las pérdidas han crecido a mayor ritmo. Tras esas cifras se esconde otro año en el que las condiciones meteorológicas no acompañaban. Las instalaciones se han abierto menos días durante el ejercicio a causa de que el manto de nieve originado por las precipitaciones ha sido pequeño e, incluso, se ha optado por crear menos nieve artificial que otros años porque el tiempo no acompañaba. Aunque esa precaución ha causado un mal mayor al evitar un mayor gasto, el resultado neto ha sido peor que el año anterior.

A la Generalitat solo le queda esperar el buen (o mal) tiempo para intentar evitar las pérdidas que se acumulan año tras año en unas estaciones que se han convertido en un soporte vital para las economías de las comarcas donde se ubican, en algunos casos también en verano. El Ejecutivo sostiene que generan un impacto económico de 350 millones de euros anuales, de ahí que las mantenga abiertas y que, incluso, se plantee cada año nuevas aportaciones para solventar los problemas de capital.

En 2014, además de asumir la titularidad de Boí Taüll por un valor de 8,3 millones de euros —7,3 de ellos en concepto de un crédito del Instituto Catalán de Finanzas—, ha destinado otros dos millones de euros a la estación de Vallter, que amenazaba quiebra si no se le inyectaba capital.

La estación de La Molina es la que más esquiadores recibe. El pasado año tuvo 177.859 usuarios en invierno (un 4,5% menos) a los que se tienen que añadir otros 61.373 que utilizaron el forfait Alp 2500, que permite esquiar también en la estación privada de La Masella. En verano, tuvo otros 21.942 visitantes. En total la venta de forfaits generó unos ingresos de 3,7 millones de euros, un 6,2% menos.

El presupuesto se completó con otros 932.000 euros procedentes de otras actividades, hasta completar los 4,68 millones de euros. La estación, llamada a ser una de las sedes de la abortada candidatura de los Juegos de Invierno de Barcelona, ha perdido tres millones de euros en 2014, un 7,8% más.

Ferrocarrils pierde 23,8 millones

La estación más deficitaria el pasado año fue Vall de Núria, la que está menos sujeta a la actividad comercial generada por los esquiadores. Perdió 3,65 millones de euros, un 19% más que en 2013. Por sus dominios tan solo esquiaron 31.167 personas (un 14,2% menos). En cambio, el cremallera que lleva de Ribes de Freser a Núria transportó a 266.000 personas y sus ingresos fueron de 2,6 millones, lo que supone una mejora del 6% respecto a un año antes.

En el caso de Espot y Port Ainé, que comparten contabilidad, sus pérdidas crecieron un 15% y se situaron en los 1,4 millones de euros. Entre ambas estaciones perdieron más de 19.000 esquiadores y sus ingresos se resintieron: 1,4 millones de euros, un 19% menos. En este caso, se explica en parte por el cierre de Port Ainé durante el verano.

Las pérdidas de las estaciones de esquí no son las únicas de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, que en su conjunto ha cerrado el ejercicio con un resultado neto negativo de 23,8 millones, 1,7 millones más que un año antes. Aún así, la operadora de la Administración catalana considera que en 2014 ha obtenido uno de los mejores ejercicios en lo que respecta a sus ferrocarriles, al remarcar que ha tenido el mejor índice de cobertura de su historia, que se ha situado en el 93,18%. Ese indicador se refiere a qué parte de los ingresos cubre los gastos de explotación. El aumento de los ingresos vinculado al aumento de los pasajeros, al transporte de las mercancías y a la comercialización de servicios ha contribuido a esa mejora. Más de 77 millones de personas utilizaron los ferrocarriles, un 2,3% más que en el ejercicio 2013.

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