LAVERDAD.ES

14 mayo 2015

Cárcel por robar el cobre de una estación de tren y poner en peligro a los viajeros

  • El acusado dejó la vía férrea a Madrid a su paso por San Vicente del Raspeig sin el cable que configura el sistema de aviso de aproximación de los convoyes

     

     

    El mes de junio del año 2011 fue especialmente fructífero para un vecino de San Vicente del Raspeig. En apenas dos semanas se hizo con dos kilómetros de cobre procedente de la estación de tren de la línea férrea entre Alicante y Madrid a su paso por el municipio de L'Alacantí. El problema es que su ilícito beneficio no solo causó un perjuicio económico, sino que pudo derivar en tragedia de no ser porque la Guardia Civil puso fin a su actividad delictiva. Los agentes del Instituto Armado detuvieron a J.M.T.G. cuando rondaba la estación de San Vicente. Entre el cable robado se encontraba parte del entramado que configura el sistema de aviso de aproximación de los trenes, tal y como reconoció el procesado durante la celebración del juicio y recoge ahora la sentencia fechada el pasado 28 de abril. El mecanismo se activa al paso del convoy haciendo que suene un megáfono y que se enciendan las luces que han de ver los operarios para cerciorarse de su cercanía.

    Ahora, el Juzgado de lo Penal número 8 de Alicante ha impuesto al individuo la pena de un año y medio de cárcel por un delito continuado de hurto con la circunstancia atenuante de reparación del daño y dilaciones indebidas. Además, deberá indemnizar a la empresa responsable de la fabricación de este tipo de mecanismos con 586,20 euros por el valor del cable sustraído.

    El sujeto fue cazado en torno a las 2.30 horas del 12 de junio por los agentes de la Benemérita. Para evitar ser sorprendido, J.M.T.G. circulaba cerca de la estación de tren de San Vicente con las luces del vehículo apagadas. Lo que los guardias civiles hallaron en el coche del sospechoso fue todo un amasijo de pruebas incriminatorias: herramientas como alicates, una factura de venta de cobre, una bobina y una cantidad sin determinar de cobre enrollado.

    El ladrón confeso se llevó alrededor de 2.000 metros de cable y tenía facturas de su venta a chatarrerías

    Tras ser descubierto, el ladrón confesó a los uniformados que guardaba en casa todavía más cable, en concreto los 2.000 metros que le faltaban a la instalación ferroviaria y que la dejó temporalmente sin el sistema de aviso de aproximación de trenes. El sospechoso se dedicaba a desvalijar el cobre de noche y después trataba de venderlo. De hecho, la investigación acabó salpicando al dueño de una chatarrería, que mintió para ocultar un delito de receptación del material robado.

    Inicialmente, el Ministerio Público solicitaba una condena de dos años entre rejas, pues desde la Fiscalía Provincial ha endurecido su línea de actuación con los delitos relacionados con este tipo de robos. La reforma del Código Penal, cuya implantación está prevista a partir del próximo verano, recoge ya mayores sanciones para estos delincuentes, ya que a los delitos de daños se les puede aplicar una agravante por perjuicios especiales.

    Aun así, en este caso el reconocimiento de los hechos por parte del procesado, sumado a las circunstancias atenuantes, permitió a la acusación pública rebajar en el juicio la condena a 18 meses de cárcel.

 

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