el Periódico

23 abril 2015

RENFE

Matones en el tren

Miércoles, 22 de abril del 2015 Anna-Priscila Magriñà (Barcelona)

Gracias a los astros, no tengo que coger la Renfe a diario. Me alegro porque cada viaje que hago de Reus a Barcelona y viceversa (9,55 euros multiplicado por dos) es una desventura: desde viajar de pie hasta tener que aguantar a los que viajan sin pagar. Lo peor de todo no es que el viaje les salga gratis, lo más lamentable es su actitud desafiante. El otro día, un chico, harto de ver que siempre son los mismos los que se cuelan, llamó la atención al revisor para advertirle de que había un grupo que estaba allí por la cara. El revisor, que ya los conoce, no hizo nada. No lo culpo: sabe que no está en sus manos. Los señalados se dedicaron a amenazar el chico, hablando de navajas voladoras y repitiendo un ridículo «tú no sabes quién soy yo». Para ayudar al muchacho, me puse a su lado y aguantamos juntos el chaparrón hasta Reus. Una vez allí, los matones de tres al cuarto decidieron que nos esperaban fuera. Pero entonces nos vieron hablando con los Mossos que, por suerte, rondaban por la zona, y les entró prisa y desaparecieron. El otro día me los volví a encontrar en el tren. Viajo con miedo. ¿Por qué diablos tengo que viajar con los ovarios por corbata en el tren de la única empresa que puedo coger para ir de Reus a Barcelona? Por si fuera poco, en este trayecto tenemos la compañía de la música de algún impresentable que no debe saber de la existencia de los cascos. Por favor: a quien corresponda: pongan medidas de seguridad efectivas. Qué triste, tener que escribir esto. 

 

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