TRENEANDO

Un revisor obliga a un pasajero que viajaba sin billete a bajar del tren entre dos estaciones

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Lo cuenta La Vanguardia y lo califica de sorprendente. Pero parece más bien aberrante. Un interventor de Renfe obligó a un pasajero que viajaba sin billete a dejar el tren. Todo sería normal, salvo por dos cuestiones. El infractor era un joven subsahariano; el tren paró en mitad de la vías, entre dos estaciones. Algo inaudito.

Un redactor del diario de Barcelona presenció los hechos. No sólo lo ha relatado en su periódico sino que además ha interpuesto una denuncia contra la actuación del ferroviario, que personal de Renfe asegura haber conocido con estupefacción. El suceso es impresentable y vulnera no solo el reglamento de la operadora, sino el sentido común. La empresa prefiere esperar a contar con la versión del maquinista y del interventor antes de dar explicaciones. Además ha abierto una investigación.

Los pasajeros no daban crédito a lo que estaban presenciando. El revisor obligaba a un viajero a abandonar el tren porque carecía del billete preceptivo. Pero lo hizo sin esperar a que el convoy llegara a la estación, tal y como establece el reglamnento de la operadora. Los hechos sucedieron el domingo sobre las 14.30 horas en un tren de la línea RG1 que cubre el trayecto entre l’Hospitalet de Llobregat y Portbou. El interventor hizo parar el tren entre las estaciones de Sant Pol de Mar y Calella, abrió una de las puertas y obligó a bajar a la vía a un viajero. Tal y como cuenta La Vanguardia, la parada fue tan rápida que quizá no quedó registrada en el control remoto del centro de gestión de Rodalies del Clot, pero sí en el equipo local del convoy.

El pasajero pillado sin billete debía hacer frente a una infracción castigada con 100 euros de multa (la mitad, si se paga en el acto). Pero carecía de dinero y documentación. Debía abandonar el tren en la primera estación del trayecto, tras dar el oportuno aviso a los Mossos para que lo identificasen. Pero el revisor decidió tirar por la tremenda. “Utilizó su llavín para abrir el compartimento del maquinista, a quien explicó lo sucedido. En cuestión de segundos -y haciendo caso omiso a los cuatro letreros que piden en todas las puertas que no se use la alarma ni el desbloqueo manual de los accesos “sin causa justificada”- el tren frenó su marcha y el interventor obligó al infractor a apearse entre las dos estaciones y a seguir su camino junto a los raíles”, asegura el periódico catalán.

Los hechos parecen escandalosos. La reacción del interventor, exagerada e inexplicable. Cierto que hay viajeros que burlan la vigilancia de los empleados de Renfe e intentan viajar sin pagar, pero la actuación del interventor en este caso es, cuando menos, incomprensible. Un cruce de cables.

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