-La policía detiene a un grupo especializado en pintar los vagones de tren.

-Los daños causados superan el millón de euros y están acusados de 185 delitos por daños y 71 por desórdenes públicos

F. Javier Barroso Madrid 26 MAY 2014 - 21:03 CET

Firmaban sus piezas con las siglas LFC, las del nombre con el que bautizaron a su banda de grafiteros: Los Follacabras. Jóvenes de entre 16 y 20 años venidos de Villaverde, Vallecas o del centro de Madrid que se conocieron en los foros de Internet en los que dejaban una constancia orgullosa —con fotos y vídeos— de las piezas realizadas sobre vagones de los trenes de cercanías de Renfe. Allá por el 2008 comenzaban a organizarse de manera sistemática: “Dos o tres personas para controlar si había vigilancia dentro o fuera de los vagones y tirar de la palanca de emergencia para detener el tren; otros dos o tres para grabar los vídeos y otras seis o siete para realizar la pieza en un tiempo récord: los cinco o diez minutos que tarda el maquinista en volver a poner en marcha el convoy”, explica el inspector de la Brigada Movil de Seguridad Ciudadana, que ha dirigido la operación que ayer se saldó ayer con siete detenidos, tres de ellos menores. Se calcula que los daños provocados ascienden a más de un millón de euros, y a los detenidos se les acusa de 185 delitos por pintadas y otros 71 por desórdenes públicos.

Así, con el llamado método del palancazo, se convirtieron en uno de los grupos más activos de la región madrileña. En 2012 Renfe calculaba daños —de retirada de vagones y de pintura— por valor de 12 millones de euros, lo que llevó a la policía a poner en marcha una investigación en octubre de 2011. “Es muy complicado pillarles in fraganti, así que hemos tenido que ir identificándoles uno a uno mediante sus fotos y sus vídeos e infiltrarnos en sus propios foros, con el hándicap de que habitualmente llevan la cara tapada con capuchas”, comenta el inspector. El propio espíritu exhibicionista que acompañaba a las acciones, firmadas con sus tags —HAOK, LEYE, RAIL, MAY, SNAP y TAPE— y con las siglas del grupo, terminó por convertirse en su propia trampa y les delató.

Esos mismos vídeos colgados por ellos en la red dejan ver que, en más de una ocasión, utilizaron bates de béisbol o tiraron piedras contra los vagones. “Incluso se encaraban con pasajeros o con el maquinista cuando trataban de disuadirles”, añade el inspector.

Tras estas detenciones —y una previa realizada en 2010 de RIMA, el supuesto líder de la banda— la policía da por desmantelado el grupo de Los Follacabras, en eterna competición —por riesgo— con otro grupo que continúa sigue firmando como OV a golpe de espray y con la tinta del infierno, “la que peor se borra”.