LaVozdeGalicia.es

13 agosto 2013

Técnicos del ADIF veían «delicado» e «intrincado» el acceso a Santiago

El Ayuntamiento compostelano pidió reajustar el trazado, pero para no afectar a núcleos

pablo gonzález

11 de agosto de 2013
 

Había 310 alegaciones al estudio informativo del eje de alta velocidad Ourense-Santiago y nadie puso pegas a la solución para integrar esta línea en la red ferroviaria interna de la capital, según Fomento. No obstante, varios técnicos de alto nivel del ADIF narraron en el 2011 para una publicación oficial de esta empresa pública las dificultades que tuvieron para engarzar la línea de alta velocidad en la trama urbana de Santiago. En aquel momento definieron el trazado en el que se incluye la curva de A Grandeira como «delicado» e «intrincado». Pero ninguna alternativa del estudio informativo preveía una solución diferente para la entrada en Santiago, a pesar de que algunos expertos hablan ahora del soterramiento o, incluso, de la opción de desplazar la localización de la estación, medidas todas ellas que dispararían el coste de la obra.

El propio informe del administrador ferroviario definía estos tres kilómetros y medio previos a la estación como «una de las partes más delicadas del proyecto» de la línea de alta velocidad. El gerente de Proyectos del ADIF definía así este trazado. «Se trata de un tramo completamente urbano intrincado y con una inserción complicada en la red de infraestructuras ya existentes». Se refería a las carreteras que debía cruzar, pero también a la red ferroviaria, pues hubo que construir una variante de algo más de un kilómetro para la línea convencional entre Santiago y Ourense mientras se realizaban los trabajos.

«Mayor complicación»

A esto hubo que unir que se trataba de una zona «densamente poblada», «lo que trajo una mayor complicación en la definición del trazado». «Fue tal la dificultad para generar espacios para la nueva infraestructura» -se precisaba en la publicación del ADIF- «que un corredor que debía ser de dos vías de alta velocidad a las que se añade una tercera de ancho convencional quedó en uno de dos líneas hasta llegar a la estación de Santiago», matizaba el responsable de Proyectos del administrador ferroviario.

Javier Lozano, técnico de Proyectos de la sociedad pública, explicaba que la complejidad del proyecto de integración residió en que era necesario mantener los servicios en la línea convencional. La inserción de la línea bajo la nacional 525 fue una de las operaciones de ingeniería más compleja.

Alegaciones

En el repaso de las alegaciones que hubo a este proyecto, en cargado en 1999, cabe destacar dos que sí cuestionaban el trazado, aunque no la curva de A Grandeira en concreto. Una de las objeciones fue interpuesta por el Ayuntamiento de Santiago y se refería a la zona de O Castiñeiriño y Angrois, recordando que es una zona «con numerosas casas». También resaltaron las afecciones a los núcleos de Gamás y Eixo de Abaixo, también próximos a la zona del accidente, «solicitando que se adopten medidas correctoras oportunas o estudiar reajustes del trazado».

Precisamente fueron los vecinos de Marrozos -la Asociación Francisco García Beiro- los que proponían alargar el último túnel de la línea antes de llegar a la trama urbana de Santiago, para evitar así el impacto en este núcleo.

Los responsables de Infraestructuras de la Xunta tampoco cuestionaron el trazado urbano. Sobre este asunto solo propusieron retirar de la estación de Santiago todo lo relacionado con las mercancías, construir túneles dobles para mejorar la seguridad y reducir la anchura de la plataforma ferroviaria para aminorar el impacto medioambiental del proyecto.

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