Los recortes de servicios ferroviarios que Renfe prepara para el próximo domingo tienen su contrapunto en la nueva tanda de estaciones que van a ser cerradas o tendrán una sola parada facultativa al día. Estas pequeñas terminales en entornos rurales son un buen espejo del declive demográfico que desde hace años sufre Galicia, convertida en la comunidad autónoma española con más estaciones con menos de cinco viajeros al día, un total de 48. Los territorios que le siguen en la lista también tienen varias provincias con serios problemas de despoblación: Castilla y León (46) y Aragón (45). La Comunidad Valenciana, con 40, sería la excepción que confirma la regla.

Como recuerda Severino Rodríguez, de CC.OO., los recortes en estas estaciones afectarán sobre todo a la Galicia interior, «a la que arrebatan lo poco tenía»: las conexiones ferroviarias. Galicia se convierte así en un territorio hemipléjico en lo ferroviario, con un eje atlántico que conserva todos sus servicios e incluso los aumentará cuando el año que viene se termine la línea de velocidad alta, y una Galicia interior con un ferrocarril convencional en horas bajas. Todo esto se compensa con una mejora en las conexiones de larga distancia que beneficiarán a ciudades como Lugo y Ferrol, hasta ahora sin enlaces diurnos con Madrid.

La despoblación no es la única razón del escaso uso de estas estaciones. El ingeniero Xosé Carlos Fernández detalla en un informe otras causas. Por ejemplo, el propio diseño de la línea Santiago-Ourense-Puebla de Sanabria, «que obedece a un trazado que no pretendió dar servicio a los municipios que atravesaba, sino a acercar Galicia a la Meseta, de ahí que la traza va buscando la mejor ruta en la topografía del terreno», asegura.

La existencia de estas estaciones, alejadas a menudo de los núcleos poblados, «se debe a razones técnicas de ubicar instalaciones de suministro de agua a las locomotoras, posibilitar el cruce de trenes, y posicionar las brigadas de mantenimiento de la vía». Estas circunstancias pueden explicar el escaso uso de la conexión entre Ourense y Puebla de Sanabria, que desaparecerá a partir del domingo.

El alejamiento de la terminal de la localidad a la que debería dar servicio se da en otras líneas como en Ourense-Monforte. Es el caso de una de las estaciones -Barra de Miño, en Coles- que se va a cerrar en este recorrido.

Existe toda una fenomenología de causas para el escaso uso de estos apeaderos: la inadecuación de los horarios a las necesidades de los usuarios, la infraestructura deficiente -en algunos casos ni siquiera tienen iluminación o aparcamientos- o los problemas de accesibilidad.

Recortes de servicios

Por otra parte, los recortes de servicios que se ejecutarán a partir del domingo han comenzado a llegar a los centros de organización de tráficos. Llama la atención que entre Ferrol y A Coruña no habrá ningún tren directo matinal, aunque sí en sentido contrario. Estas dos ciudades con una masa crítica importante pasarán de cinco frecuencias en cada sentido a tan solo tres. Entre Santiago y Ourense los tres trenes que unen ambas ciudades por la vía convencional se quedan en uno solo. La conexión Ourense-Vigo también sufriría la supresión de dos servicios. Entre Ourense y Monforte desaparecerían todos los trenes de media distancia, según las primeras informaciones que la empresa habría transmitido a sus centros de trabajo en Galicia. Entre Lugo y A Coruña dejaría de circular el tren Arco. En cambio, las conexiones interregionales con Ponferrada se mantienen.