TRENEANDO

Irún conmemora siglo y medio de tren con una exposición y charlas que reflejan su impacto

7 marzo 2013

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Siglo y medio después de que llegara aquel primer tren, el 18 de octubre de 1863, hay poca discusión sobre el impacto ferroviario en Irún: “Fue un elemento de cambio social, económico y de población, afectó incluso al urbanismo», decía ayer el alcalde irundarra, José Antonio Santano. Hoy, 150 años después, tras un periodo de «esplendor y otro de decadencia, vuelve a estar sobre la mesa como elemento para el desarrollo y el transporte sostenibles».

Irún acoge hasta el próximo 28 de abril la exposición “150 años del ferrocarril en el País Vasco”, una muestra que repasa la evolución del tren en esta comunidad y que analiza su influencia en el desarrollo socioeconómico del territorio. Por las vías férreas llegó el progreso y una capacidad asombrosa para dinamizar la economía vasca, en general, y la de Irún, en particular. Carlos Larrínaga, historiador donostiarra que ha comisariado la exposición, señaló que «con unas leyes que prohibían construir industria a menos de 10 kilómetros de la frontera, el ferrocarril activó en Irún una economía de los servicios, el comercio y el transporte». Son los sectores que aún hoy representan la principal fuente de negocio en la ciudad.

La muestra, una de las primeras actividades programadas con motivo de los 150 años de la llegada del ferrocarril a la ciudad guipuzcoana , está organizada por el Museo Vasco del Ferrocarril, cuya directora Maitane Ostolaza ha participado en el recorrido por la sala junto con el comisario de la exposición Carlos Larrínaga. Los contenidos específicos sobre Irún se mostrarán en octubre con la exposición en la que está trabajando ya la Asociación de Amigos del Ferrocarril BAF7301, si bien se han colocado un par de paneles con información que recuerdan la estación del Norte de la época y varias piezas referidas a la ciudad fronteriza.

La exposición que ahora se puede ver fue preparada en 2012 por la Fundación del Museo Vasco del Ferrocarril coincidiendo con los 150 años de la apertura del tramo Miranda de Ebro-Olazagutía de la línea Madrid-Irún, el primero que entró en explotación en el País Vasco, y fue visitada en octubre por más de 10.000 personas en Vitoria-Gasteiz.

«La historia», recordaba la directora de la Fundación del Museo del Ferrocarril, Maitane Ostolaza, «es buena para extraer lecciones. El ferrocarril ha significado mucho para el País Vasco contemporáneo y va a seguir siendo fundamental para su desarrollo en muchos aspectos». Cuando dijo que «a través de su pasado podemos acercarnos al presente y al futuro», estaba resumiendo en una sola frase lo que engloba la exposición que se inauguró ayer por la tarde en Irún, con presencia también de la consejera vasca de Medio Ambiente y Política Territorial, Ana Oregi.

Coincidiendo con Santano y Ostolaza en la importancia del tren en el futuro y en la necesidad de que «todas las instituciones se pongan de acuerdo para su impulso», Oregi añadió que «también todos los territorios deben hacerlo, porque el tren es algo que une, algo que vertebra» y, en alusión al TAV, recordó también el papel que juega Francia.

En 150 años el mundo ha cambiado radicalmente. Y radicalmente es poco decir. La historiadora irundarra Mertxe Tranche abrió el martes por la tarde, con una conferencia, el programa con el que Irún celebra su siglo y medio de relación con las vías férreas. «Se calcula que, antes del ferrocarril, el 95% de la humanidad moría donde había nacido sin haberse aventurado nunca más allá de unas pocas leguas de ese mismo sitio», contó.

Esa evolución tiene su reflejo en esta exposición, que describe un completo arco desde los modos preferroviarios de viajar, como las pequeñas diligencias tiradas por caballos, hasta los modernos tranvías urbanos y el hoy omnipresente Tren de Alta Velocidad. Hay espacio para contar cómo se construyó tanta infraestructura, para el enorme desarrollo del que disfrutaron los ‘trenes económicos’, los de vía estrecha, en el País Vasco y para la importancia que esto tuvo en el crecimiento económico del territorio. Se habla de las máquinas de vapor, de las eléctricas y las diésel, y de muchas otras cosas, bien reforzadas todas con pertinentes fotografías.

Los textos son interesantes, pero lo que realmente hace obligatoria la visita a la muestra es la colección de objetos que la acompaña. La caja de cambios de una locomotora, el despacho de un jefe de estación del Tren del Urola, faroles, billetes, canceladoras, atuendos de los trabajadores de distintas épocas, son sólo una parte. Una maqueta de un tren eléctrico, un espectacular dibujo a mano del diseño de una locomotora, planos técnicos, entre ellos el del proyecto Amara-Puente Internacional para el Topo, son la otra.

Ese plano se incluye como una de las novedades que contiene esta muestra con respecto a la de Vitoria. Es una sección de carácter local, donde un panel explica el efecto demográfico y económico del tren sobre Irún, acompañado con históricas fotografías cedidas de su archivo personal por el irunés Jose Mari Castillo. La última pieza es un cofre recogido en la ciudad, un armario para provisiones de una máquina de vapor que lleva el nombre del maquinista, H. Cuesta, en una chapa.

El entorno expositivo, muy cuidado y alegórico, cuenta con vías que sostienen vitrinas y dispone las esquinas cubiertas de balasto, esas piedras sobre las que se asentaban las traviesas, recordando permanentemente al visitante cuál es el contexto de todo lo que ve.

No están los tiempos para grandes dispendios, así que el Ayuntamiento de Irún optó por la fórmula de la colaboración para diseñar un programa de actividades conmemorativas. Encontró el apoyo de entidades y empresas públicas y privadas como Adif, Renfe, Transfesa y la propia Fundación del Museo Vasco del Ferrocarril, y también el de numerosas asociaciones de la ciudad como Bidasotarra 7.301 de Amigos del Ferrocarril, la fotográfica AFI, la de Vecinos de San Miguel (el llamado barrio de la Estación) o la Filatélica y Numismática del Bidasoa. Con ellos se ha completado un programa que se abrió el martes con la conferencia de la historiadora Mertxe Tranche y que hoy tiene otra cita, en Ficoba, con la Jornada de Comunicación sobre el TAV. Incluirá también, durante los próximos meses, visitas guiadas de carácter histórico por la estación y el barrio que la rodea, exposiciones fotográficas y muchos otros actos, entre los que destaca una recreación histórica popular de 1863 en octubre, cuando se hará efectivo el 150 aniversario.

(Fuente e imagen Diario Vasco)

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