TRENEANDO

El TAV no entrará en servicio antes de 2018 como muy pronto a consecuencia de la crisis

4 febrero 2013

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Era un clamor. Aunque nadie aún se había atrevido a decirlo en voz alta. La ‘Y vasca’ no concluirá en ningún caso antes de 2018; más bien será bastante después. Está totalmente aclarado. Todas las señales apuntaban a que sería imposible que el tren de alta velocidad (TAV) entrara en las tres capitales vascas en 2016: varios tramos vitales ni se han licitado; otros que están en obras tienen como fecha de conclusión junio de ese año lejano y, luego, quedarían por ejecutar los trabajos complementarios y el periodo de pruebas. Pese a todo, ni el Gobierno central –que paga todo el proyecto y gestiona el corredor Vitoria-Bilbao– ni el vasco –que ejecuta el ramal guipuzcoano– se habían atrevido a enterrar oficialmente el último calendario. Hasta ahora.

La consejera de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno vasco, Ana Oregi, lo puede decir más alto, pero no más claro. En ningún caso se puede cumplir con la fecha totémica de 2016. Ni tan siquiera con la otra más probable, 2018. Más bien se piensa que el horinzonte de la culminación de los trabajos aún está muy en el aire. No parece que la Administración vaya a embarcarse en nuevas infraestructuras; ni en Euskadi ni en Madrid.

Oregi reconoce que es difícil de calcular una fecha. En el ramal guipuzcoano las obras van realmente bien, pero la parte que ejecuta el ministerio deja bastante que desear. De seguir a este ritmo, el planteamiento es acabar la obra civil en 2016. Pero todavía quedaría el equipamiento de toda la superestructura, electrificación, vías, pruebas… Otro par de años.

En el Gobierno vasco preocupa la aparente ralentización de las obras que dependen de la Administración central, donde existen tramos que aún ni tan siquiera se han licitado. “La infraestructura que estamos haciendo nosotros es para insertarse en una más amplia y en Madrid estamos viendo que la inversión en alta velocidad va a caer”. La consejera espera mantener en breve una reunión con la ministra Ana Pastor, pero las cosas no pintan bien para la culminación del proyecto. Ni tan siquiera se ha planteado por dónde van a entrar los trenes a las tres capitales vascas. Los tiempos no están para derrochar el dinero, más bien escaso. Por lo que habrá que hacer todo lo posible por adaptarse a las infraestructuras existentes.

A la espera de una respuesta de la Administración central, lo que comienza a ser una verdad a voces es que el TAV no será una realidad hasta el final de la década. Y eso si en algún momento se puede superar la crisis que ya dibuja una amenaza seria sobre otros sectores más básicos. Habrá que seguir esperando.

(Fuente El Correo)

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