OLLA FERROVIARIA

El invierno de los trabajadores

Por Patricia Delgado

El invierno está ya a la vuelta de la esquina y con él traerá el frío y la lluvia a los que nos tiene tan acostumbrados. Pero además, el invierno trae consigo algo más: los guisos y cocidos calentitos que en Cantabria sabemos cocinar tan bien. Así que hoy, vamos a dedicar el producto típico de España a una fórmula culinaria que salió de la mente de unos grandes profesionales a los que sus largas jornadas laborales les obligaron a agudizar el ingenio inventando uno de los platos más famosos de la región: la olla ferroviaria.

La olla no es un plato en sí mismo, sino que es el artilugio que utilizaban los ferroviarios cántabros para elaborar platos tradicionales, como por ejemplo el cocido montañés. Sin embargo, el sistema tuvo tanto éxito, que acabó convirtiéndose en algo típico de la región, independientemente del guiso que se elaborase en ella.

Historia

La olla ferroviaria es un invento de los antiguos maquinistas, fogoneros y guardafrenos del Ferrocarril Hullero que hacía el trayecto entre La Robla y Balmaseda, más conocido como el Ferrocarril de La Robla. En el punto intermedio de este recorrido se halla la estación cántabra de Mataporquera, donde reposaban las máquinas de carbón y agua y donde se encontraban los únicos trenes de viajeros y mercancías, que trasportaban carbón y apeas. Era, por lo tanto, una población muy conocida en el entorno ferroviario.

Las jornadas de trabajo y los viajes eran muy largos, entre 10 y 16 horas, por lo que los trabajadores se encontraban con un problema a la hora de encajar las horas de la comida en sus quehaceres diarios. La solución fue realizar la comida sobre la marcha, aprovechando los recursos de las máquinas y su imaginación.

De esta manera fue como nació la olla ferroviaria. En un primer momento utilizaron un tubo que conectaba el serpentín de la locomotora a una vasija, de donde conseguían unos excelentes guisos al vapor.

Posteriormente, sustituyeron el vapor por el carbón de leña o vegetal y empezaron a cocinar en el furgón de cola del tren. Se instaló así una forma de trabajar que eliminó el problema que suponía la hora de comer y, casi de rebote, creó todo un arte culinario que ha dado mucha fama a los ferroviarios.

A la hora de estudiar este fenómeno hay que pararse a pensar en la envergadura de su idea, ya que con el guiso de la olla se daba de comer a toda la brigada del tren y acabó convirtiéndose en un momento esperado por los trabajadores por la exquisitez de la comida y por ser un instante de hermanamiento y reunión que todos agradecían, dada la cantidad de horas que trabajaban.

Por otra parte, este invento tenía una doble función, ya que durante los duros meses de invierno el calor de la olla servía también como calefacción.

Como decíamos al principio, en la olla ferroviaria se puede cocinar cualquier guiso o cocido tradicional, pero el más típico de estos trabajadores era el guiso de patatas con carne de ternera. Asimismo, las legumbres ocupaban un lugar destacado: alubias o garbanzos eran productos indispensables en sus viajes diarios, ya que aportaban mucha energía.

Partes del soporte

La olla ferroviaria empezó siendo un rudimentario artilugio de metal que con el paso de los años evolucionó notablemente.

En la actualidad está compuesta de dos partes, un recipiente metálico y un puchero. El primero normalmente está realizado con chapa y dispone de tres patas. Es el soporte donde se realiza en fuego con el carbón vegetal. Por su parte, el puchero puede ser de porcelana esmaltada o de barro y en él es donde se cocina el guiso.

Mataporquera, capital de la olla

Visitar Mataporquera lleva consigo la obligación de probar un guiso de olla ferroviaria, no en vano su cultura y tradiciones actuales guardan aún mucha relación con este invento de los ferroviarios.

Buen ejemplo de ello es la fiesta de la olla ferroviaria, que se celebra cada 16 de julio y donde los vecinos ponen a prueba sus guisos en concursos en los que participa todo el pueblo.

Que nadie se asuste porque se le haya pasado ya la fecha, porque no hay un día en el que en algún rincón de Mataporquera no se pueda acceder a esta tradición gastronómica.

La localidad cántabra alberga también un Centro de Interpretación del Ferrocarril de la Robla donde la olla ferroviaria ocupa un lugar destacado. Su puesta en marcha ha sido promovida por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Matapoquera. Entidad local que lleva alzando el valor de esta parte de la historia cántabra desde 1999.

El centro ofrece un recorrido por la historia de este ancestral ferrocarril y, sobre todo, por la de las gentes que con sus aportaciones han hecho de él un tren centenario. La visita está compuesta por cinco espacios: una introducción a su historia a través de diversas imágenes; un recorrido por el contexto económico y territorial que permitió su construcción; una muestra de cómo las gentes de la zona desarrollaron su vida en torno a su figura; una aproximación a todos los elementos que surgieron a su alrededor y a las experiencias humanas que generó; y una invitación a conocerlo.

El centro se puede visitar en horario de 12:00 a 13:00 horas, por la mañana, y de 16:30 a 18:30 horas, por las tardes. Los interesados pueden ponerse en contacto con la organización a través del número de teléfono 942 770 164.

Receta Patatas con carne en la olla ferroviaria

Ingredientes:

- Agua
- Aceite
- Perejil
- Laurel
- Una cebolla
- 4 dientes de ajo
- Un tomate
- Un pimiento verde
- 1’25 kg. de carne
- 2’5 kg. de patatas
- Sal

Preparación:

En primer lugar, ponemos a calentar el aceite y añadimos la cebolla y el ajo bien picados. Esperamos a que se doren y agregamos la carne, que previamente habremos cortado en dados, y la sal.

Cuando la carne esté medio hecha, echamos las patatas, el perejil, el laurel, el tomate y los pimientos, todo bien picado.

Finalmente, vertemos agua hasta tapar los ingredientes y dejamos cocer durante dos horas.

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