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1 enero 2019

31 DE DICIEMBRE DE 1968, LOS TRANVÍAS DE VIGO DEJAN DE PRESTAR SERVICIO

 

 

 


En 1914 comenzaron a circular los primeros tranvías eléctricos de Vigo. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
El 31 de diciembre de 1968 circularon por última vez los tranvías urbanos de Vigo, así como los trenes eléctricos del ferrocarril a La Ramallosa y sus ramales tranviarios a Baiona y Gondomar, todos ellos operados por la empresa Tranvías Eléctricos de Vigo, Compañía Anónima (TEVCA). El cierre del servicio se vio precipitado por una arbitraria decisión del consistorio de la capital olívica que meses antes había decidido implantar una nueva red alternativa de autobuses gestionada por la firma Vitrasa.
 
Intensa circulación de tranvías en el centro de Vigo. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Vigo contó en el pasado con una de las redes de tranvías más interesantes de  España. Además, su implantación, a diferencia de lo que sucedió en la mayor parte de las ciudades de nuestro país, no fue fruto de la iniciativa de intereses foráneos, sobre todo belgas, sino del impulso de un grupo de vigueses, muchos de ellos antiguos emigrantes, que decidieron invertir los capitales que habían amasado en Sudamérica, en la implantación de un servicio considerado clave para la definitiva modernización y desarrollo de su ciudad natal.
En 1926 TEVCA inauguró el ferrocarril de Vigo a La Ramallosa. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril. Fondo Iñaki García Uribe
 
Capitaneados por Manuel Losada, Concepto López Lorenzo y Martín Echegaray, en 1911 constituyeron la empresa Tranvías Eléctricos de Vigo, Compañía Anónima (TEVCA), sociedad que en tres años fue capaz de poner en marcha la primera red de transporte urbano de la ciudad olívica. Así, el 1 de agosto de 1914 entraron en servicio las primeras líneas.
Vista del ferrocarril eléctrico de Vigo a La Ramallosa.Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril. Fondo Iñaki García Uribe
 
Una red muy eficiente
 
De la mano de TEVCA, Vigo pudo contar con una de las redes de tranvías más completas y eficientes de España. En sus primeros años, bajo la dirección de Ricardo Mella, la empresa completó una red de siete líneas que enlazaba los principales barrios de la ciudad con el centro urbano, la estación de ferrocarril y su importante puerto. Más tarde, se embarcaría en un proyecto aun más ambicioso y precursor de los modernos tren/tram que, en la actualidad, se implantan en Europa: el ferrocarril de Vigo a La Ramallosa y sus extensiones tranviarias a Baiona y Gondomar, abierto al público en 1926. Sus trenes eran capaces, no solo de circular como vehículos ferroviarios por esta línea de vía métrica electrificada, sino también por sus prolongaciones tranviarias y por las calles de Vigo, acercando a sus viajeros a sus puntos de destino.
Interior de uno de los tranvías de TEVCA. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril. Fondo Iñaki García Uribe
 
Junto a las iniciativas impulsadas por TEVCA, Vigo también contó con un frustrado tranvía interurbano que pretendió enlazar la ciudad olívica con el afamado balneario de Mondariz. Lamentablemente esta empresa no logró alcanzar su destino final y únicamente pudo poner en explotación la primera sección desde Vigo hasta Porriño, abierta al público en 1920.
Tranvía de la línea interurbana a Porriño. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Pese a las limitaciones de la posguerra, marcada por la falta de todo tipo de materiales y repuestos, unido a las consecuencias de las restricciones eléctricas, TEVCA fue capaz de mantener un servicio indispensable para la ciudad e incluso de modernizarlo y ampliarlo, con el establecimiento de varios tramos de doble vía o la construcción del ramal a la playa de Samil, especialmente concurrido en el periodo estival. Asimismo amplió su parque móvil con la compra de unidades excedentes de otras redes desmanteladas en aquella época, como la vecina Pontevedra o la de Sevilla. Pese a su antigüedad, las manos expertas de los operarios de sus talleres supieron ponerlos al día y ofrecer a los vigueses un aspecto impecable.
TEVCA modernizó en sus talleres las unidades más antiguas. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
La supresión
 
TEVCA también propuso al Ayuntamiento la implantación de servicios complementarios de autobuses y también de trolebuses. De hecho, llegó a adquirir un lote de trolebuses de dos pisos de ocasión en Londres, vehículos que finalmente jamás llegaron a circular al no autorizar el consistorio el montaje de las necesarias líneas eléctricas para su alimentación.
Tranvía Nº 301, dotado de una elegante y moderna carrocería. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril 
En los años cuarenta, TEVCA mejoró los servicios a las playas más concurridas de Vigo.Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
Lamentablemente la red de tranvías de Vigo fue clausurada el 31 de diciembre de 1968 tras una oscura y caciquil maniobra del alcalde franquista Rafael Portanet en la que el ayuntamiento favoreció sin el menor rubor a la que desde entonces es la concesionaria de los transportes urbanos de la ciudad, Vitrasa, cuyo gerente era en aquella época Gonzalo Álvarez Arrojo quien, a su vez, era presidente del sindicato vertical de Transportes y Comunicaciones. Las vinculaciones de la nueva empresa con el Régimen franquista eran evidentes.
Composición del ferrocarril de La Ramallosa fotografiada en las cocheras de TEVCA de As Travesas. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril. Fondo Iñaki García Uribe
 
Aun en pleno franquismo, en 1972, el Tribunal Supremo determinó que con su decisión, el ayuntamiento de Vigo había cometido un claro delito de cohecho en la adjudicación de los nuevos servicios pero ya era demasiado tarde para que los tranvías volvieran a la vida, perdiendo la ciudad una magnífica oportunidad para seguir contando con una red de transporte eficiente, de gran capacidad y respetuosa con el medio ambiente.

31 de diciembre de 1968 circularon los últimos tranvías eléctricos de Vigo. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
 
 

 

 

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