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15 diciembre 2015

Centenarias pero activas

Hoy día en el País Vasco al menos cinco empresas creadas en el siglo XIX siguen vivas y en activo, toda una excepción empresarial en el Estado español donde la media de las compañías es de 11,6 años.

 

UN REPORTAJE DE NEKANE LAUZIRIKA - Domingo, 13 de Diciembre de 2015 -

Fachada exterior de la empresa Agua de Insalus en 2004;Agua de Insalus en 2004. Imagen del interior de la compañía que fue fundada en 1880.Talleres de Amurrio S. A. en la actualidad

La sociedad vasca Talleres Amurrio, fundada en 1880 por Mariano del Corral, es una de las más longevas. La sede de la compañía está en Amurrio desde 1920. Su actividad se centra en el diseño, producción y fabricación de desvíos y cruzamientos para trenes, tranvías y metros. Estas piezas de alto contenido tecnológico permiten a estos vehículos cambiar de vía en sus trazados.

Originariamente la empresa se dedicó a la reparación de buques para después dar el salto al sector ferroviario como fabricante de vagones y aparatos de vía. Tras la Guerra Civil, la actividad se amplió a la fabricación de bienes de equipo, que se abandonó en 1975 para centrarse exclusivamente en los aparatos de vía.

Talleres Amurrio tiene una plantilla de 165 personas en la planta alavesa. Tiene además una planta en Brasil con 56 trabajadores y otra en India con 520 empleados. En cuanto al mercado, desde Amurrio exporta sus productos a 65 países. Es uno de los referentes en Europa y el líder en España en su segmento.

DE CARÁCTER FAMILIAR Amurrio Ferrocarril y Equipos es una compañía de carácter familiar que transita ya por su tercera generación. Su actual presidente es Josu de Lapatza y su director, Jon de Lapatza. “Somos sin duda una de las empresas que más sabe sobre instalaciones ferroviarias, y estamos orgullosos de ello. Todo ese conocimiento está a disposición de nuestros clientes”, sostiene Jon de Lapatza.

Entre los proyectos de referencia llevados a cabo en los últimos meses destaca su participación en el proyecto del AVE La Meca-Medina, donde Talleres Amurrio ha suministrado 36 aparatos de vía para garantizar en esa estabilidad de la alta velocidad a la que transitarán los convoyes, cercana a los 300 kilómetros por hora. El proyecto se firmó en 2014 y estará concluido a principios de 2016.

“El proyecto de La Meca nos ha ayudado a reforzar nuestra imagen internacional, pero también nos ha permitido dar un salto de calidad en los procesos innovadores de un proyecto de este calibre. La convivencia de los aparatos ferroviarios con la arena del desierto y todos sus efectos abrasivos nos ha obligado a desarrollar una metodología propia para testar antes en Amurrio ese comportamiento”, insiste el director de Amufer.

ALGUNOS HITOS El origen de Amurrio Ferrocarril y Equipos está en Bilbao en 1880. Ese año se funda, bajo el nombre de Mariano del Corral S. A., empresa de material ferroviario que pronto conoció una gran expansión.

En 1918 la empresa patenta y presenta ante las autoridades del momento un novedoso sistema de fabricación para vagones (tipo tolva) que aún hoy continúa vigente en el sector. En 1929, Talleres de Amurrio se traslada a unas nuevas instalaciones más grandes y mejor equipadas en el Valle de Ayala. Esta expansión le permite participar en los principales proyectos de construcción ferroviaria de España a lo largo del siglo XX.

Fue en 1975 cuando la compañía toma la decisión de abandonar la fabricación de vagones para centrarse en la actividad ferroviaria y de bienes de equipo. Y a partir de 2014 Amufer forma parte del consorcio empresarial elegido para desarrollar los proyectos del AVE a La Meca. Así pues, centenaria y muy atractiva.

FERRERÍA SANTA ANA DE BOLUETA Fundada en 1841, es una de las empresas más emblemáticas de la industrialización vizcaina. Su creación el año del traslado de las aduanas a la costa (fecha también significativa en el proceso de transformación y abolición de la foralidad tradicional), supuso el paso de la ferrería a la siderurgia moderna. Y su larga pervivencia hasta la actualidad, manteniendo además unos mismos rasgos, una cultura empresarial específica, hace de ella igualmente un caso singular.

El origen de la empresa, cuando alboreaba una nueva época con la emergencia y el ascenso de nuevas realidades político-sociales y de nuevos valores asociados al liberalismo y al romanticismo, estuvo en el proyecto de una decena de significados hombres de negocios de Bilbao para montar una fábrica para “tirar hierros”.

Tras la Guerra Civil, además de mantener los rasgos de su trayectoria histórica, Santa Ana acentuó su proyección más allá del País Vasco con la participación, entre otras iniciativas, en la empresa catalana Construcciones Desmontables que abandonaría en los años 1960, y en la homónima Santa Ana de Cuenca.

En la primera década del siglo XXI ha continuado su expansión internacional más volcada en el sector minero. En 2008 se asoció a la empresa neerlandesa Edilon & Serra para poner en marcha una nueva sociedad, Edilon & Serra Ibérica S. L. de la que posee el 38% del capital, con el objeto de ampliar su negocio de comercialización de vías elásticas a nuevos mercados como el sudamericano.

Los nuevos aprovechamientos de los viejos suelos industriales han provocado el abandono de sus viejas instalaciones junto al río Ibaizabal, su histórico emplazamiento, para pasar a una nueva planta en Abanto y Zierbena inaugurada en junio de 2011.

TRANVÍA ELÉCTRICO Los primeros intentos para establecer un tranvía entre San Sebastián y Tolosa, ciudad que durante algunos años incluso llegó a ostentar la capitalidad del territorio de Gipuzkoa, datan de finales del siglo XIX. En 1899, Leonardo Alberto Monigatti solicitó la concesión de un tranvía eléctrico entre San Sebastián y Tolosa. El 15 de febrero, se le otorgaba la concesión al peticionario por un periodo de sesenta años, desde El Antiguo hasta Tolosa. La línea contaba con 25 kilómetros de recorrido. Como plazo para comenzar las obras se dio el 28 de mayo de 1902, sin embargo, no se cumplieron los plazos previstos. Hasta el 27 de agosto de 1904 no se fundó en Donostia la compañía del Tranvía Eléctrico de Donostia-Tolosa.

Como el capital no acudió hubo dos demoras más, el 17 de junio de 1905 y el 9 de octubre de 1907. En 1910, la sociedad, incapaz de comenzar las obras, pasó a manos de un propietario belga que acometió por fin la construcción de la línea.

En 1932 la TSST inició un servicio de autobuses desde Donostia a Tolosa, paralelo al tranvía. Durante la Guerra Civil se suprimió provisionalmente el servicio de autobuses. El tranvía funcionó durante los meses de la contienda aunque fueron dañadas sus instalaciones y algún que otro tranvía fue destruido.

En 1941, la compañía hizo una solicitud para desmantelar los tranvías y realizar el servicio con trolebuses puesto que al sustituir el motor de combustión por la energía eléctrica salvaba el mayor escollo de la escasez de carburante. Más tarde los accionistas belgas vendieron la empresa al grupo Escoriaza que sustituyó los tranvías por trolebuses, operación que la hizo en tres fases. Durante estos años fue absorbida la concesión que realizaba la línea Donostia-Lasarte pasando a hacer el servicio TSST y adquiriendo también sus autobuses.

En junio de 1995, la TSST absorbe la empresa autobuses Agote creando un servicio a Asteazu, concesión que tenía la empresa absorbida y crea una línea directa entre Tolosa-Donostia sin paradas en Lasarte, Andoain ni Billabona.

AGUA DE INSALUS La primera documentación del agua de Insalus es una análisis de marzo de 1859. En 1860 se construyó una casa de baños impulsada por el médico de Lizartza. Tras la Guerra Carlista, en 1887 se constituyó la Sociedad Explotadora del Agua de Insalus que posteriormente, en 1894, se convirtió en la actual Sociedad, Agua de Insalus S. A. En 1888 se declaró como de Utilidad Pública y se inauguró el balneario en junio de 1888.

Desde un primer momento funcionó como balneario y como planta envasadora, como otras aguas europeas, aunque la vida del balneario fue efímera, hasta la primera decena del siglo XX.

En su origen se vendía agua en toda España y en las colonias: Cuba y Filipinas. Fundamentalmente se adquiría a través de farmacias, dado su carácter mineromedicinal. “Se ha comercializado siempre a través de distribuidores y en el comercio tradicional. Hoy en día el principal canal de comercialización es la hostelería y la moderna distribución”, explican desde la compañía Agua de Insalus.

En la historia de Insalus ha habido tantos hitos como en la propia sociedad: momentos de crecimiento, las diversas guerras, el desarrollismo de los años 60, las crisis económicas. El boom de consumo del agua mineral está ligado principalmente a la bonanza económica. La empresa se ha ido adaptando a los tiempos, con nuevos edificios, maquinaria e instalaciones.

Un incendio fortuito y accidental destruyó las instalaciones en julio de 2003. La reconstrucción duró más de un año en el que el consumidor, la clientela y la distribución colaboró en el mantenimiento de la marca en el mercado hasta que pudo nuevamente envasar su agua mineral natural. En estos momentos la empresa dispone de unas modernas instalaciones y garantiza una capacidad de envasado para atender una demanda que, tras los años de crisis, es nuevamente creciente.

VICRILA

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