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27 abril 2015

Publicado por 

EL TREN DEL TAMBOR

 
El Tren del Tambor del 17 de abril de 1992 dispuesto a iniciar la marcha en la estación de Zaragoza-El Portillo
 
Hoy quiero apelar a la bondad y paciencia de mis lectores para que sepan disculpar esta entrada en la que no voy a tratar un tema histórico (aunque según se mire, si que lo puede ser) y aproveche este foro para recordar un hecho absolutamente personal.
 
Fue un día como hoy, 17 de abril, aunque en aquel año de 1992 coincidía con la celebración de la Semana Santa, cuando acudí, por invitación de mi buen amigo José María Valero, a vivir una experiencia singular: los tambores del Bajo Aragón, impresionante espectáculo religioso y festivo que se celebra los jueves y viernes santos en localidades como Calanda, Alcañiz, Urrea o la Puebla de Hijar.
En la estación de La Cartuja fue preciso segregar la locomotora eléctrica, tras sufrir ésta una pequeña avería
 
En aquellos años, la Asociación de Amigos del Ferrocarril y Tranvías de Zaragoza organizaba, en colaboración con Renfe y diversas instituciones aragonesas, el denominado Tren del Tambor, compuesto por diversos coches históricos preservados por dicho colectivo y arrastrado por la impresionante locomotora de vapor "Escatrón", cedida por Endesa a los amigos del tren de la capital aragonesa. Además, para evitar problemas con los humos de la vaporosa en los túneles con los que la vía atraviesa las calles de Zaragoza, se contaba con el auxilio de una locomotora eléctrica notablemente más veterana, una 1000 de Estado, construida por CAF a finales de los años veinte.
 
El Tren del Tambor a su llegada a La Puebla de Hijar
 
Fue precisamente en este viaje, organizado por la Asociación de Amigos del Ferrocarril y Tranvías de Zaragoza el 17 de abril de 1992, donde conocí a mi mujer, Mercedes García Fernández, que en aquellas fechas cubría la noticia como periodista de un diario aragonés. Fue precisamente en los andenes de la hoy desaparecida estación del Portillo, al pie de la Escatrón, cuando nuestras vidas se cruzaron por primera vez.
Mercedes, al pie de la majestuosa Escatrón
 
Hoy se cumplen veinte años exactos de ese primer encuentro, cuyo recuerdo quiero compartir con todos vosotros. ¡Espero que seáis indulgentes! 
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