LAS PROVINCIAS

11 febrero 2015

El tren 'Chicharra' empieza a rodar

 

  • Teodoro Llorente, invitado especial, hizo el 24 de enero de 1893 la crónica para el periódico de una ruta que marcaba hitos

  • Canalejas presidió la inauguración del ferrocarril entre Gandia y Alcoi

     

    F. P. PUCHE

     

    No sabemos quién fue nuestro reportero, porque no firmó la información. Pero todo indica que pudo ser el propio fundador y director del periódico, Teodoro Llorente, el que dictara la crónica. El caso es que «a la una de la tarde se puso en marcha el tren oficial dispuesto por la empresa, subiendo en él los invitados». Era el 24 de enero de 1893. Era la atrevida, complicada, necesaria línea férrea entre Alcoi y Gandia. Y LAS PROVINCIAS, al pie de la noticia, como era su obligación, estaba allí.

    Por su mecánico zumbido, por los espasmódicos jadeos de las locomotoras de vapor al subir las duras cuestas, el pueblo bautizó el tren con el mote del 'Chicharra'. Y así se le conoció durante tres cuartos de siglo de servicio, hasta 1969, en que fue suspendida su actividad. El tren responde al sueño de la industria alcoyana de salir al mar. Por eso se planteó muy pronto, en cuanto el ferrocarril del marqués de Campo enlazó Xàtiva con Valencia, camino de Albacete y Madrid.

    «En este tren, formado por un coche-salón, dos breacks, tres coches de primera, dos tocadores, un coche de segunda y un furgón, tomaron asiento.» La larga enumeración de autoridades y personalidades invitadas que envió nuestro corresponsal la encabezaban el arzobispo de Valencia y el diputado José Canalejas, el político favorito de Alicante, destinado a ser asesinado, en 1910, cuando era presidente del Gobierno. Entre los invitados, los directores de los periódicos, entre los que destacaba nuestro director, Teodoro Llorente Olivares.

    El tren oficial salió de Valencia para mostrar la mágica combinación de posibilidades que el viajero tenía a su alcance. Por la vía ancha de Xàtiva llegó hasta Carcaixent, donde se tomó un tren de vía estrecha hasta Gandia. Ni qué decir que había fiesta en todos los pueblos y que en la capital de la Safor fue preceptiva la visita a la Colegiata y el Te Deum. En Gandia «no hay casa sin huésped, ni fonda con cuarto vacío», gracias al gentío que se había congregado para la fiesta. Tras almorzar y visitar la estación, los invitados emprendieron rumbo a la capital del Alcoià: un tren para las autoridades, otro para los invitados de los pueblos del camino, y un tercero «con unas cincuenta señoras, entre ellas las esposas de Canalejas, Ayres y Gutiérrez Más».

    A partir de las cuatro de la tarde, la recepción de los invitados en Alcoi fue inenarrable, a base de «vuelos de campanas, música y disparo de morteretes». «La estación presentaba un aspecto imponente. Miles de personas habían acudido a ella, llenando sus andenes y sus calles inmediatas. Caprichosos arcos y mástiles la adornaban». El tren había sido aclamado en todas las estaciones de los 54 kilómetros de la línea: Gandia, Potríes, Villalonga, Lorcha, Beniarrés, Muro, Cocentaina y Alcoi. La línea, de la empresa 'Alcoy and Gandia Railway and Harbour Company', causaba admiración: por sus locomotoras, de 35 toneladas, dotadas de frenos automáticos y capaces de impulsar el convoy a 50 kilómetros por hora. Los vagones, de 60 asientos, iban dotados de cinco lámparas eléctricas. Y tenía seis puentes, uno de 180 metros sobre tres pilares de mampostería, «siete túneles, dos pasos superiores, seis tomas de agua, diez pontones, 101 tajeas, 38 alcantarillas, cinco viaductos y gran número de terraplenes». Como decía uno de los arcos florales de Gandia, el día era el de 'La Fiesta del Progreso'.

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