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30 noviembre 2015

Italia, en riesgo de malvender el ferrocarril público para cumplir déficit

  • -El primer ministro Matteo Renzi pretende acelerar su plan de privatizaciones
29/11/2015 - 19:40

 

 

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Hay dos tipos de locos: los que se creen Napoleón y los que pretenden sanear los Ferrocarriles del Estado". Giulio Andreotti, siete veces primer ministro italiano explicaba así, hace décadas, la lamentable situación de Ferrovie dello Stato (FS), la Renfe italiana, uno de los símbolos de las ineficiencias del sector público transalpino. Ahora, Matteo Renzi pretende sacar a bolsa el grupo en 2016, con el objetivo de recaudar unos 4.000 millones de euros.

 

Es verdad que durante los últimos años la imagen de FS ha cambiado. El grupo consiguió, tras décadas de perdidas, su primer beneficio en 2008 gracias a los trenes de alta velocidad que cubren la ruta lucrativa entre Milán y Roma. Sin embargo, antes de sacar a bolsa FS, el Gobierno tiene que resolver unos cuantos problemas. El primero es el futuro de la red ferroviaria RFI, la homóloga de Adif en España. El ministro de Transportes y brazo derecho de Renzi, Graziano del Rio, ha asegurado que la red seguirá en manos públicas. Sin embargo, a los pocos días del anuncio, el consejo de administración de FS ha dimitido, obligando a la dimisión también del consejero delegado del grupo, Michele Elia. Y es que Elia no está de acuerdo con la estrategia del Gobierno y piensa que la solución mejor sería sacar a bolsa el grupo FS en su totalidad, es decir, con toda su red.

El riesgo de privatizar la operadora es elevado. Desde 1992, cuando los ferrocarriles públicos fueron convertidos en una sociedad anómima controlada por el Ministerio de Transportes, el Estado italiano siempre ha contribuido a su financiación, con un total de 200.000 millones de euros. Por esta razón, la Comisión Europea abrió en 2014 una investigación con el objetivo de verificar si la relación entre el Estado italiano y FS perjudica a la libre competencia en el sector del transporte.

Poco retorno

Además, a pesar de todas las ayudas de Estado, el grupo es menos rentable que otros antiguos monopolios a control público que ya han salido a bolsa. Con un capital invertido de 43.700 millones de euros FS cuenta con un retorno sobre la inversión muy bajo, de apenas el 1,5 por ciento. Enel, una de las principales empresas italianas controladas por el Tesoro de Roma, tiene un retorno del 11 por ciento, mientras que Poste Italiane (Correos), llega al 13 por ciento.

El problema del Gobierno de Matteo Renzi será entonces el de convencer a los inversores para que compren valores de un grupo que no promete una rentabilidad muy alta. Aún más que otras privatizaciones recien concluidas (como la salida a bolsa del 40 por ciento de Correos o del 30 por ciento del astillero Fincantieri), que no han brillado en el parqué de Milán. Poste Italiane salió a bolsa el 27 de octubre, con un precio de 6,75 euros y se desplomó durante los primeros días de negociación para luego situarse muy poco por encima del precio de salida, mientras los que han invertido en Fincantieri, a pesar de que la empresa sea líder europeo en su sector, han perdido casi el 50 por ciento de su capital.

En fin, el riesgo de sacar adelante la privatización de FS ahora es malvender la empresa. Renzi, sin embargo, no parece dispuesto a esperar. El primer ministro ya tuvo que revisar a la baja, el pasado mayo, su objetivo de recaudación a través de las privatizaciones a 6.000 millones de euros en 2015. Aplazar la venta de FS hasta tiempos mejores significaría ralentizar aún más el proceso de reducción de la deuda pública que Roma ha pactado con Bruselas y que sin embargo sigue derogando.

De hecho, mientras Renzi, en los presupuestos del Estado para 2016 ha financiado el recorte de impuestos con un nuevo aumento del déficit, no va a poder prescindir del programa de privatizaciones. Es la única ocasión que tiene Italia para demostrar que, a pesar de todo, el país sigue esforzándose en reducir su abultada deuda.

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