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18 mayo 2014

Arabia Saudí pide a España que acelere la construcción del Ave a La Meca

Los chinos, encargados de la primera fase de la obra, están entregando tarde y con defectos

Los empresarios: “Estamos comprometidos a terminar lo antes posible, pero no estamos solos”

Yeda 18 MAY 2014 - 17:19 CET

 

“Estamos comprometidos a terminar lo antes posible, pero no estamos solos”, ha dicho hoy en el palacio La Alhambra, de Yeda, el presidente del consorcio español que construye el AVE a La Meca , Pablo Vázquez, al presentar ante el rey Juan Carlos y autoridades y empresarios saudíes cómo están las obras. Los chinos, encargados de la primera fase de construcción, están entregando tarde y mal la estructura a los españoles. De los seis tramos de vía, de 450 kilómetros, los asiáticos han terminado solo dos: el 4 y el 5 (185 kilómetros en total), y con defectos. Para agilizar la construcción, en el tramo 5, los españoles están corrigiendo sobre la marcha lo que los chinos han dejado “mal acabado”, según fuentes del consorcio. El contrato, por 6.737 millones de euros, obliga a las empresas españolas a terminar la obra en diciembre de 2016. Hay un pequeño margen, pero una vez se agote, las empresas españolas deberían pagar una penalización si se retrasan.

Fuentes del consorcio confían en que el primer tren de prueba esté circulando a principios de 2015. La ministra de Fomento, Ana Pastor, vestida, como todas las mujeres de la delegación española, con la obligada abaya (túnica negra hasta los pies), ha asegurado que el contrato para construir el AVE entre Medina y La Meca es “el proyecto más importante” que las empresas españolas están haciendo en el extranjero. “Hay 1.000 ingenieros españoles trabajando en esta obra, de ellos, 300 que ahora viven en Arabia Saudí. Esta obra es una fuente de generación de empleos y de riqueza”.

“Y quiero dar las gracias al Rey porque su apoyo ha sido fundamental en este proyecto. Es nuestro mejor embajador”, ha añadido Pastor. Don Juan Carlos viajó a Arabia Saudí en la última fase del concurso, en 2011. Previamente, Nicolas Sarkozy había hecho un viaje similar para apoyar a las empresas de su país, finalistas, con España, para hacerse con el multimillonario contrato.

El responsable de infraestructuras saudí ha confiado hoy en que el Rey sea “el primer pasajero” en tomar ese tren que unirá Medina y La Meca y en el que se esperan hasta 244.000 pasajeros al día. Solo los musulmanes pueden ir a las ciudades santas, así que los saudíes tendrían que dar al Monarca español un permiso especial o don Juan Carlos realizar ese primer trayecto entre alguna de las otras tres estaciones de la línea.

Como solo los musulmanes pueden ir a las ciudades santas, se han creado en Arabia Saudí dos escuelas para formar a maquinistas de esta religión. Ahora hay en Madrid 11 musulmanes de distintos países aprendiendo a manejar el simulador del AVE. Cuando terminen el curso, regresarán a Arabia Saudí para formar a otros maquinistas. El curso, en total, es de 1.100 horas.

La ministra de Fomento ha recordado que el año pasado las empresas españolas ganaron contratos en el extranjero por 44.000 millones de euros y confía en que el contrato del AVE a La Meca sirva como reclamo para obtener otras adjudicaciones. Arabia Saudí dispone de una cartera de 100.000 millones de euros para invertir solo en infraestructuras. Las empresas españolas están especialmente interesadas en los proyectos para construir una vía ferroviaria de 2.400 kilómetros que una el Norte y el Sur del país y otra de 1.400 kilómetros de Este a Oeste.

También política, pero nada de derechos humanos

El Rey se ha reunido hoy con el príncipe Muqrin bin Abdluzaziz Al Saud, el viceheredero, al que ha conocido esta misma mañana, y con el secretario general de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), Lyad Bim Amin Madani. El apoyo de este último puede ser fundamental para que España acceda al Consejo de Seguridad de la ONU, ya que puede convencer al resto de países musulmanes de que apoyen la candidatura española en lugar de la de Turquía, por ejemplo, que también aspira al puesto.

Don Juan Carlos también se ve hoy, segunda jornada de su viaje a Arabia Saudí, con el príncipe heredero, Salman bin Abdulaziz Al Saud, heredero al trono. Pero tampoco en ese encuentro está previsto que traten asuntos relacionados con los derechos humanos. España no quiere meter el dedo en el ojo a sus anfitriones, primeros productores de petróleo del mundo. Tampoco el presidente estadounidense, Barack Obama, mencionó el tema cuando se reunió con el rey Abdalá en su reciente visita al país, el pasado marzo, pese a que la segunda esposa del monarca saudí, Alanoud Alfayez, le había pedido que intercediera por sus cuatro hijas, quienes han denunciado llevar 13 años secuestradas por su padre en unas destartaladas dependencias de palacio.

La potencia económica del primer productor mundial de petróleo despeja automáticamente la agenda de derechos humanos de las visitas de los jefes de Estado de países occidentales, quienes prefieren que sea la Unión Europea o Naciones Unidas los que afeen a países como Arabia Saudí el trato a la mujer o los medievales castigos a críticos o delincuentes (desde la decapitación por sable a la amputación o los latigazos).

Arabia Saudí acaba de suspender todas sus relaciones comerciales con Holanda como señal de protesta por las declaraciones del presidente del Partido para la Libertad, Geert Wilders, contra el islam. Wilders, líder de una formación xenófoba cuya popularidad sube como la espuma, aseguró después que no tiene nada en contra de los musulmanes, “sino contra la influencia de una religión que restringe la libertad”.

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