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2 octubre 2013

Enfado saudí con las “malas prácticas” de las constructoras españolas en el AVE a La Meca

La visita de los jeques la semana pasada reveló tensiones en el seno del consorcio, provocadas por la negativa de Riad ante OHL, Cobra o Copasa de asumir sobrecostes en las obras. Los retrasos son culpa de la sociedad chino-saudí encargada de la Fase 1.

Economía | 04:00

Pablo García

Foto:EFE

Pastor y el presidente de Talgo, Carlos Palacio Oriol, con el ministro de Transportes saudí y el presidente de SRO, dentro de la maqueta a escala real de un tren.

La semana pasada, el ministro de Transportes de Arabia Saudí, Jubarah bin Eid Al-Suraiseri; el presidente de SRO (la Renfe saudí), Mohamed Khaled Al-Suwaiket, y otros mandatarios procedentes de Riad aterrizaron en España para visitar algunas instalaciones ferroviarias, conocer los trenes que rodarán en la Península Arábiga y verse con miembros del consorcio hispano-saudí Al-Shoula, contratista del AVE La Meca-Medina por 6.700 millones de euros. Pero más que inspeccionar talleres, los jeques, preocupados por los retrasos que llevan las obras y por algunas tensiones internas dentro del consorcio, vinieron a Madrid a limar asperezas con sus socios.

Así, y de acuerdo con la versión de distintas personas contactadas por este medio, las autoridades saudíes se han hecho eco de las tiranteces internas, muy relacionadas con la crisis española porque las protagonizan constructoras presentes en el consorcio. Apenas son tres de las 14 que componen Al Shoula, dirigido por el presidente de Ineco, Pablo Vázquez: OHL, Copasa e Imathia, aunque también se habla de Cobra (ACS). Al parecer, las tres ya han hecho saltar las alarmas, debido a su intención de exigir el “modificado de obra”, esa fea práctica, tan común en España, basada en inflar el coste de las instalaciones una vez terminadas y pasar el platillo a las Administraciones.  

“Ni un duro más”

Al-Suraiseri y su séquito se reunieron en Madrid con las empresas del consorcio, según informó el Ministerio de Fomento. Lo que se arregló sobre estos posibles sobrecostes no ha trascendido, pero los cabecillas españoles de Al-Shoula no están dispuestos a arruinar un proyecto así por tal motivo. “A las constructoras se les ha dicho que lo que hay son 6.700 millones. Ni un duro más. Y que ni se les ocurra apretar. Riad quiere los trenes a tiempo [2016] y sin contratiempos, y así se hará”.

La problemática también ayuda a comprender la amenaza que profirió OHL, la multinacional de Juan Miguel Villar Mir, sobre el consorcio a principios de este año, publicada por este diario. OHL, pero también Copasa, protesta porque los costes de la infraestructura y el mantenimiento están saliendo más caros de lo imaginado, agravados por unas condiciones climatológicas radicales. Asimismo, ambas se han quejado de que a pesar de que su participación en el consorcio ronda el 7%, los trabajos que realizan las constructoras superan holgadamente el 11%, y eso encarece los trabajos. OHL manejó incluso la idea de presentar una querella, denuncia de la que no hay noticias hoy.

España, no culpable de los retrasos

A los saudíes hubo que explicarles que los retrasos de las obras no son culpa del consorcio español, sino del conglomerado franco-chino-saudí (liderado por China Railway Construction Corporation y Alstom) que se encarga de la infraestructura de la primera fase del proyecto, conocido como Haramain High Speed Rail Project. Al-Shoula fue contratado para la segunda parte, que se ocupa de la superestructura (catenaria, tendido eléctrico, señalización, trenes…).

La infraestructura tiene que ver con la vía por la que circularán las naves de alta velocidad fabricadas por Talgo. Y su demora es importante: apenas 100 kilómetros de los 450 previstos estarían finiquitados. Y ni siquiera ese centenar de kilómetros estaría a salvo de los rigores del clima, afectado por la arena del desierto y por las lluvias (por raro que suene, éstas son torrenciales en Arabia Saudí y cuando caen golpean con excesiva intensidad).  

Según personas presentes en el encuentro con los socios árabes, los emisarios de la monarquía teocrática quedaron plenamente satisfechos con las explicaciones españolas sobre la incómoda cuestión de los retrasos, que pueden alcanzar hasta dos años. Queda solo calmar a los gallos más correosos, las constructoras, para que Al-Shoula pueda sacar pecho de la Marca España.

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