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Buenos Aires jubila los casi centenarios coches ‘La Brugeoise’ del metro por nuevos vehículos chinos

12 enero 2013

 

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China gana la batalla a Bélgica. El metro de Buenos Aires se ha rendido ante la tecnología del gigante asiático y ha decidido renunciar a la historia centenaria de sus viejos coches de madera del metropolitano de origen belga, los históricos ‘La Brugeoise’. Son los vehículos de metro más antiguos en funcionamiento del mundo y constituyen un gran atractivo turístico. Construidos en la segunda década del siglo XX, salieron de la fábrica de las firmas La Brugeoise et Nicaise et Delcuve, de la ciudad de Brujas entre 1911 y 1919. Los asientos son también de madera y la iluminación se realiza con lámparas de tulipa. Las puertas se abren manualmente y se cierran de forma automática. A los vagones originales les efectuaron modificaciones, como el recorte de las ventanillas y así han llegado hasta la actualidad. Estos coches forman parte de la identidad cultural actual y son un atractivo turístico similar a los tranvías de San Francisco, Nueva Orleans y Milán.

La sustitución de estos desvencijados coches del metro, que cubren el servicio en la Línea A, ha provocado una gran polémica en la capital argentina que ha saltado a las redes sociales, donde varias asociaciones reclaman la conservación de los coches de madera y que sean puestos en circulación en horarios nocturnos o en viajes especiales y que sigan atrayendo el turismo para la ciudad. Sin embargo, las autoridades argentinas aún no han precisado qué piensan hacer con los centenarios vehículos y los usuarios se temen lo peor.

Los pasajeros se sienten igualmente muy molestos con los responsables del suburbano puesto que el cambio de los vehículos implica el cierre por un tiempo impreciso, aunque cercano a los dos meses, lo que ha hecho poner el grito en el cielo a los habituales del transporte. A los paros y cortes en el servicio hay que añadir ahora la subida de tarifas que se prevé que el cambio de coches lleve implícita ((el billete cuesta 2,5 pesos y se cree que puede subir hasta cinco, alrededor de un dólar).

El metro de Bueno Aires se puso en servicio el 1 de diciembre de 1913, construido por la Compañía de Tranvías Anglo Argentina, que había recibido la concesión en 1909. Fue la primera en su tipo en Iberoamérica y en todo el hemisferio sur. Ese trazado estaba constituido por uno de los actuales tramos de la línea A, que unía las estaciones de Plaza de Mayo y Plaza Miserere. El 1 de abril de 1914 se amplió hasta la estación Río de Janeiro y el 1 de julio se extendió hasta la estación Primera Junta. La red se amplió con rapidez durante las primeras décadas del siglo XX, pero el ritmo de ampliación disminuyó fuertemente tras los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Hacia fines de la década de 1990 se comenzó un nuevo proceso de expansión de la red. En la actualidad, está formado por seis líneas (A,B,C,D,E y H)con una extensión total de 60 kilómetros y 78 estaciones. Forma además parte de la red un tren ligero con dos ramales, el Premetro. Es propiedad de Subterráneos de Buenos Aires S.E., empresa del gobierno local. Desde 1994 se encuentra concesionado a la operadora privada Metrovías.

La línea A, que transporta diariamente unos 160.000 pasajeros, corre bajo la Avenida de Mayo y luego por Rivadavia -”la calle más larga del mundo”, según un mito porteño- tiene 16 estaciones que a partir de hoy sábado cerrarán para permitir el recambio de las antiguas formaciones por nuevos coches de la empresa china Northern Locomotive and Rolling Stock Industry.

Las 14 estaciones originales tienen las paredes recubiertas de azulejos blancos y están decoradas con frisos de distintos colores, instalados en su momento para facilitar su reconocimiento a los pasajeros analfabetos. Los nuevos vehículos tienen aire acondicionado e importantes innovaciones tecnológicas. El gobierno capitalino alega razones de seguridad para reemplazar los 90 históricos coches de madera por los 45 de fabricación china.

En algunos artículos de prensa se ha llegado a afirmar que hay inversionistas y coleccionistas interesados en comprar algunas de las viejas unidades. Las mismas fuentes indican también que el gobierno de Buenos Aires tiene previsto que unos veinte coches sean usados como enormes estaciones de bicicletas a la salida de algunas bocas del subterráneo. Nada está confirmado.

Sin embargo, los amantes de la historia bonaerense reclaman un final mejor para los históricos vehículos. “Comprendo que los pobres coches están en condiciones de ser jubilados, pero hay una cosa que me pone triste y es que faltan once meses para que cumplan su centenario; ¿qué apuro hay para hacerlo ahora?”, se pregunta Aquilino González Podestá, de 78 años, cuya asociación ha logrado que varios tranvías funcionen todavía en el barrio de Caballito de esta ciudad.

Según González Podestá y otros admiradores de los viejos vehículos de pasajeros capitalinos, el centenario del subterráneo de Buenos Aires “no es sólo de esta ciudad y de Argentina; es mundial. Este es el único que ha estado un siglo rodando. Los funcionarios tal vez no lo entiendan”.

(Imagen Miguel Eugenio Germino)

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