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26 noviembre 2018

MADRID

Los trabajadores del Metro, hartos: "Nos sentimos indefensos ante los ataques de los grafiteros"

 
Fernando, vigilante de seguridad de Metro Madrid, mira hacia el interior de una estación. ANTONIO HEREDIA
 
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«Más que miedo nos sentimos indefensos», dice Fernando (nombre ficticio), un vigilante de Metro Madrid que lleva 15 años en el suburbano. Fernando ha presenciado, evitado o denunciado numerosos incidentes con escritores de grafiti.

Lo que pasa es que los últimos, a principios de noviembre, le han sorprendido hasta a él mismo. «He visto grupos de 18, 20 grafiteros, pero de más de 40...». Deja la frase en suspenso por el ataque del pasado día 2 de este mes en la estación de Las Rosas, que ha finalizado con nueve detenidos, la inclusión del delito de pertenencia a grupo criminal para los asaltantes y una orden de alejamiento del metro para tres de ellos. Parecía un paso más en el modus operandi de lo que en el argot son treneros.

«Fue pura casualidad que fuera tanta gente», se explica Ricardo (nombre ficticio) uno de los escritores de grafiti que declinó la invitación para la acción de las Rosas, un lugar donde siempre se pinta en grupo según asegura.

Niega, por supuesto, la versión de que hubo violencia contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y dice que «sólo utilizan la intimidación cuando ven a un vigilante agresivo, para amedrentarle y calmar los ánimos». «Usas la violencia para que no haya violencia», explica.

Aduce que pudo haber algún lanzamiento esporádico de botes para facilitar la huída ya que los agentes cerraron a los jóvenes las salidas que tenían previstas, pero nada de agredir policías. «Normalmente contra la Policía nunca te pones agresivo porque vas a la cárcel», argumenta.

 
Estado de los trenes tras el ataque en la estación de las Rosas. EL MUNDO

Y los nueve detenidos podrían ir. La inclusión del delito de organización criminal tiene «acojonado» al colectivo, según Ricardo. Fuentes de la Brigada Móvil de la Policía Nacional aseguran que Madrid lleva sin pintadas desde el pasado 19 de noviembre cuando lo normal es que hubiera «de tres a cuatro diarias».

La Policía considera esa acción «como un punto de inflexión» en el mundo 'trenero'. Se encontraron hasta 237 botes de pintura dentro de la estación. «No ha habido ningún incremento de acciones este año, lo del día 2 ha sido puntual», especifican las mismas fuentes.

«Las operaciones masivas y coordinadas no sólo han sido normales en Madrid desde hace 20 años, sino que además fueron inventadas en esa ciudad», habla Alberto Feas, de Montana Colors y conocedor del mundo del grafiti, aunque las personas relacionadas con el mundo de las pintadas callejeras lo escriban graffiti.

La Policía en cambio sí confirma que tal vez la violencia se haya incrementado un poco debido, quizás, a la juventud de los escritores y su desconocimiento de las consecuencias de sus acciones. «Los grafiteros veteranos no hacen esas cosas, prefieren el sigilo», explican a ELMUNDO.

En el mismo sentido se manifiestan tanto Feas como otro gran conocedor del mundo del grafiti como Jaume Gómez. «No se ha incrementado la violencia en el grafiti, se ha incrementado la violencia en la juventud», manifiesta Feas mientras que Gómez, que habla de que sólo se produce en una minoría de los casos, la califica como «el fracaso del juego, donde pintar sin ser visto, para poder volver a hacerlo días después supone el verdadero éxito».

Pero el juego no lo es tal, especialmente para el colectivo que más lo sufre como es el de los maquinistas de Metro. «Nos sentimos desprotegidos porque estos chavales tienen una impunidad absoluta», mantiene Juan Antonio Ortiz, portavoz del sindicato de maquinistas.

Ortiz cree que lo ocurrido el día de Halloween, cuando un grupo de grafiteros obligó al conductor a mover el suburbano para poder pintarlo, «se sale de madre». «Es secuestrar un tren», califica Ortiz. Un incidente en el que asegura que el conductor sufrió un ataque de ansiedad pero escritores presentes en la acción mantienen que «en ningún momento el maquinista perdió los nervios».

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