Es posible que entre todas las teorías para solucionar el asunto catalán hayas visto pasar tuits con fotos de las movilizaciones reclamando el soterramiento de las vías en Murcia: hay protestas cada día, incluida una manifestación masiva el 30 de septiembre. Sin embargo, no se trata de una reclamación nueva: los vecinos llevan pidiendo este soterramiento desde la década de los 80. Si no sabes muy bien qué está pasando, te ofrecemos algunas de las claves.

¿Qué piden los vecinos? Como apuntábamos, los vecinos del sur de la ciudad llevan tres décadas pidiendo que se soterren las vías del tren que parten la ciudad en dos. La respuesta a esta reclamación se fue posponiendo y, finalmente, se ligó a la llegada del AVE: en 2006 se firmó un convenio que aseguraba que los trenes pasarían bajo tierra. Sin embargo y con la crisis, el proyecto de alta velocidad se fue posponiendo y, con él, el soterramiento.

¿En qué consiste este proyecto? Si todo va según lo previsto, el AVE llegará a Murcia en 2018. Las obras de soterramiento, que ya han comenzado, suponen crear una vía provisional, ya que el túnel pasará justo por debajo del trazado actual. Está previsto que la primera fase del soterramiento termine en 2020; a su fin y si se cumplen estos planes, se desmontará la vía provisional. En 2023 debería acabar la segunda fase, que supone soterrar las estaciones de El Carmen y de Barriomar y urbanizar el entorno.

Es decir, como explica a Verne Antonio Hernández, miembro de la Plataforma Pro-Soterramiento, el proyecto se hará al revés de lo previsto, ya que el AVE llegará en superficie y después se construirá el túnel.

La manifestación del 30 de septiembre reunió a miles de personas

¿Por qué no gusta este proyecto a los vecinos? La plataforma teme que las obras queden paradas una vez llegue el AVE, que es lo que realmente preocupa, en su opinión, a las administraciones locales y autonómicas, ambas del Partido Popular.

Roque Ortiz, Delegado de Fomento del Ayuntamiento de Murcia, descarta estos temores y remite a los planes aprobados por las administraciones: “Todo está programado para que no haya retrasos y que la ejecución se haga en el mínimo tiempo posible”, explica a Verne en conversación telefónica. Si hubiera retrasos, “no estamos hablando de pasar de dos años a cinco”, sino puntuales, defiende.

Ortiz comprende esta desconfianza por parte de los vecinos: los continuos retrasos han provocado “una pérdida de credibilidad difícil de compensar", pero “el proyecto está en ejecución, parte del presupuesto [de 580 millones de euros] está aprobado y otra parte está comprometida”. Desde la plataforma, Hernández apunta que la desconfianza de los vecinos procede en gran medida del hecho de que la parte comprometida aún no está aprobada en los presupuestos del Estado.

El consejero de Presidencia y Fomento de la comunidad autónoma, Pedro Rivera, responde a esto que "aunque no se aprobaran los Presupuestos Generales del Estado de 2018 y se prorrogaran los presupuestos de 2017, las obras se mantendrían".

A la manifestación del 30 de septiembre se sumó gente de toda la región. Marcial Guillén / EFE

¿Qué es el muro del que se habla tanto? Las obras de soterramiento contemplan la construcción a los lados de las vías de lo que los vecinos llaman muro y las administraciones, pantalla de metacrilato. Ortiz recuerda que la legislación vigente impide que se mantengan vallas como las que hay actualmente y por eso hay que instalar esta “pantalla acústica, que es transparente y temporal”.

Para la plataforma supone una separación aún más traumática que la actual. Este muro tendrá 9 kilómetros de largo y cinco metros de alto. Según Hernández, muchos se unieron a las protestas cuando vieron los pivotes de esa pantalla.

En cuanto a la pérdida de permeabilidad, Ortiz apunta que en la actualidad hay cinco pasos abiertos y solo se cerraría uno de ellos. En cambio, la plataforma cree que los efectos serán peores tanto para los vecinos como para los comerciantes. Por un lado, los pasos previstos en el proyecto son para peatones, mientras que ahora los coches también pueden circular por los pasos a nivel. El cambio puede suponer “dar un rodeo de dos o tres kilómetros”, explica Hernández. También conllevará, añade, que se modifiquen los trayectos de algunos autobuses.

¿Cómo han sido las movilizaciones de este mes? Puede que ahora se esté hablando de los altercados del 3 de octubre, que han provocado que se paralice la circulación ferroviaria. Pero lo cierto es que los vecinos llevan 30 años de manifestaciones pacíficas cada martes.

El 5 de septiembre hubo una acampada cercana al paso a nivel de Santiago el Mayor que duró una semana. Según explica Hernández, a raíz de esta acampada con la que colaboraron los comerciantes de la zona, "se vio una unión en el barrio que nunca se había visto”. Esta acción acabó con una manifestación el martes 12. Muchos de los que acudieron decidieron que no esperarían a la semana siguiente para volver concentrarse y salieron a la calle una vez más el miércoles 13, iniciando manifestaciones diarias que siguen a día de hoy.

El 22 de septiembre los vecinos se movilizaron de forma original. Como recogíamos en Verne, adaptaron Another brick in the wall, de Pink Floyd, para protestar contra el muro. Participaron más de 200 músicos junto a miles de personas: “¡Eh Murcia, soterramiento ya! / Pasa de pasarelas / y juntos a luchar".

Las manifestaciones siguen, pero la del 30 de septiembre fue la más multitudinaria: 50.000 vecinos, según la organización, se manifestaron por las calles de Murcia contra este muro.

El martes tuvieron lugar los actos vandálicos que destrozaron las vías y que fueron condenados por los organizadores de las protestas. Hernández explica que los altercados se deben a que “se han infiltrado antisistema y se han aprovechado de nuestra reivindicación”. Es más, cuenta que la policía local les felicitó tras la manifestación del día 30 por lo bien que resultó. A esta acción acudió gente de toda la comunidad autónoma. Hernández explica que la prensa de Murcia ya dijo entonces “que el soterramiento no era solo un problema del sur de la ciudad. Han visto que es insolidario que una ciudad esté casi partida”.

Hernández es optimista con la posibilidad de llegar a un acuerdo: “Tendrían que ceder, por el tiempo que llevamos y por nuestra lucha”. También apunta que ya no es la plataforma quien más presiona, sino los vecinos: “En la última asamblea nos dijeron que no hay que ceder. El pueblo manda”.

¿Hay otras opciones al muro? La plataforma ha ofrecido una alternativa: que mientras no haya túnel, se utilice como parada de alta velocidad la estación de Beniel, un municipio a media hora en coche de Murcia. De esta forma, dice Hernández, “nos aseguramos de que harán el soterramiento lo antes posible”.

Desde la Consejería, Rivera sostiene que "la estación de Beniel no está preparada para acoger trenes de alta velocidad". Las modificaciones necesarias supondrían nuevos proyectos, licitaciones y retrasos. Y añade: "Aunque el AVE se quedara en Beniel, la vía provisional es absolutamente necesaria para el soterramiento de las vías y para mantener el tráfco ferroviario actual". Es decir, no se evitarían ni las pantallas ni la supresión de los pasos a nivel.

Ortiz explica que el Ayuntamiento ha presentado otras propuestas a las que los vecinos no han contestado. Hernández es escéptico con estas iniciativas: “No saben ni ellos mismos si se van a poder hacer”. Se habla de pasos subterráneos, por ejemplo, "pero Adif tendría que aprobarlos e incorporarlos al proyecto". En opinión de Hernández, ni el Ayuntamiento, ni el Ministerio de Fomento ni la Comunidad Autónoma se esperaban estas movilizaciones.