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13 marzo 2017

Soterramiento: el tren que nunca llega

  • La obra es clave para el futuro de la ciudad, pero pasan las décadas y sigue sin ejecutarse

    Vista de la estación y las vías de FEVE, y foto trucada de Horacio Hurtado (1953) del corazón de la ciudad con las vías soterradas

    Vista de la estación y las vías de FEVE, y foto trucada de Horacio Hurtado (1953) del corazón de la ciudad con las vías soterradas / Luis Palomeque

     

    El proyecto de soterramiento de las vías de FEVE, clave para el desarrollo urbanístico de la ciudad, se ha convertido en una historia interminable para los torrelaveguenses. No hay programa electoral o estudio para el relanzamiento de la comarca que no incluya entre sus propuestas la ejecución de la ansiada obra, pero pasan las décadas y la ciudad sigue partida en dos por la barrera ferroviaria. Cada vez que se ha registrado algún avance, como el estudio geológico del terreno o la presentación del anteproyecto básico para realizar los trabajos, han surgido divergencias políticas por la financiación o planteamientos como la inclusión de la estación de autobuses en el proyecto, hacer un viaducto, suprimir solo los pasos a nivel o, la última, ampliar el soterramiento hasta la salida de la ciudad en La Inmobiliaria.

    Mientras los medios de comunicación seguimos dedicando ríos de tinta a este importante asunto –la última semana ha sido un ejemplo– y cada vez son más los ciudadanos convencidos de que los políticos solo se dedican al ‘y tu más’, los años van pasando y los vecinos de los barrios más afectados, los que están separados del centro urbano por las vías del tren (Paseo del Niño, San Gil y El Cerezo), aguardan pacientes y resignados durante varias horas al día –se calcula que siete– a que pasen los trenes y se levanten las barreras en los pasos a nivel. Todo ello en un mundo, el del siglo XXI, cada vez más acelerado y en el que el hombre parece dispuesto a llegar a Marte, pero incapaz de resolver este problema que lastra el futuro de la segunda ciudad de Cantabria.

    El debate es tan viejo que uno de los fotógrafos más populares que ha tenido Torrelavega, Horacio Hurtado, ya hizo en 1953 una infografía de la época para mostrar cómo quedaría el centro de la ciudad con las vías soterradas. En la presente etapa democrática, por la Alcaldía de Torrelavega han pasado todos los grandes partidos y ninguno ha dado con la solución. Los regidores han sufrido en carne propia los sinsabores de este ‘cuento de nunca acabar’, como le califican muchos vecinos.

     
     

    Momentos clave

    Blanca Rosa Gómez Morante fue alcaldesa socialista en dos etapas (1994-1999 y 2003-2011) y ahora encabeza su propio proyecto político en la oposición (Torrelavega Sí). Ella tiene claro que el soterramiento es «importantísimo», puesto que la ciudad dejaría de estar dividida en dos y «ganaría un gran espacio en superficie que la transformaría». A su juicio, este proyecto «del siglo pasado» no se ha podido ejecutar por «falta de voluntad política».

    La visita de De la Serna ha reactivado un debate político que parece interminable y al que muchos achacan el fracaso del proyecto

    Gómez morante considera que el momento «clave» se produjo en mayo de 2011, cuando las tres administraciones (central, autonómica y local) firmaron en Madrid el protocolo de integración ferroviaria de Torrelavega y presentaron el anteproyecto para realizar la obra, valorada en 66 millones de euros. Pero «faltó continuidad» porque en las elecciones que se celebraron poco después hubo un nuevo giro político en España (Zapatero dio paso a Rajoy) y, como suele ocurrir, «los nuevos pensaron que lo suyo era mejor que lo de los anteriores».

    La exalcaldesa piensa que «algún día» verá realizada la obra, aunque cree «muy decepcionante» lo ocurrido en la última semana, tras la visita a la ciudad del ministro de Fomento, el cántabro Íñigo de la Serna, en la que anunció que el soterramiento se iba a realizar «sí o sí». Tres días después, el alcalde, José Manuel Cruz Viadero, pedía que el tramo a soterrar se ampliase 300 metros, hasta el ‘donuts’ de La Inmobiliaria, y la respuesta de De la Serna no se hizo esperar: dio por roto el acuerdo. «Se ha perdido una oportunidad extraordinaria. El Ayuntamiento parte ahora en desventaja y lo más insólito es que Cruz Viadero sabe que lo que pide es técnicamente inviable por la cercanía del río», concluye Gómez Morante.

    Motivos más que sobrados

    El regionalista Javier López Marcano fue alcalde en la legislatura 1999-2003 y también destaca la importancia de la obra:«Torrelavega se convertiría en una ciudad moderna, más habitable. Los motivos para eliminar la barrera ferroviaria son más que sobrados». Para él, el debate sobre el soterramiento ha sido «un poco Guadiana», puesto que «a veces le había y otras desaparecía», y la clave del fracaso ha estado en la clase política: «Nadie se ha planteado la cuestión con mentalidad de estadista, siempre se ha pensado más en las próximas elecciones que en las próximas generaciones». Sin embargo, confía en que esta vez sea «la buena», puesto que «el acuerdo entre las administraciones es capital y se está hablando a mitad de legislatura y con visos de ser una realidad».

    Ya en 1953 una foto trucada mostraba cómo quedaría la ciudad con la obra realizada

    Otro exalcalde, el popular Ildefonso Calderón (2011-2014), no escatima calificativos a la hora de describir lo que significa el soterramiento: «La mayor inversión urbana desde el Mercado Nacional de Ganados. Convertirnos en la capital del transporte intermodal y sostenible de viajeros de Cantabria. Ser de nuevo una ciudad supercomercial y de servicios profesionales. Cientos de puestos de trabajo directos y de futuro. Y respeto al medio ambiente».

    Calderón recuerda que en 2013 logró un compromiso de colaboración entre administraciones. Fomento aportaría el 50% de la financiación, el Gobierno regional el 30% y el Ayuntamiento el 20%. Luego, «se lo cargó» la moción de censura que le apartó del poder en enero de 2014: «Reclamaban demencialmente el 100% a Fomento. Desde entonces hemos perdido cuatro años. Ahora el ministro cántabro nos ofrece de nuevo realizarlo, pero PSOE y PRC rompen el cuerdo, otra vez ponen pegas al proyecto y a su financiación. Está claro que no lo quieren y, por tanto, el soterramiento está muerto. Es lo que hay. Haré un último intento para sensibilizar a los grupos del Parlamento cántabro, pero soy pesimista».

    El exalcalde del PP, ahora concejal y diputado regional, cree que el soterramiento se hará cuando el Gobierno de Cantabria «quiera comprometerse con Torrelavega, o sea, nunca». «Si estuviéramos en Castilla y León, Asturias o País Vasco –explica–, seguro que ya le tendríamos desde hace muchos años. Torrelavega es la gran damnificada del hecho autonómico cántabro; nos iba mucho mejor antes, y el Ayuntamiento tiene mucha culpa por no darse a valer». Según Calderón, la cruda realidad es que el soterramiento difícilmente se hará, salvo que «Podemos y Ciudadanos me ayuden en el Parlamento de Cantabria».

     

    Lidia Ruiz Salmón (PSOE), alcaldesa en 2014 y 2015, achaca el hartazgo de la población al interminable debate político, que ha impedido recuperar «ese gran espacio para la ciudad». Respecto al tiempo que a ella le tocó vivir al frente de la Corporación, tiene claro que la culpa fue del PP: «En 2011 presentamos el anteproyecto y ellos no quisieron hacerlo. Calderón nos vino con una maniobra de distracción. Había que elegir entre viaducto, eliminar los pasos a nivel o soterrar, y el debate se volvió a desviar». Para ella la clave está en que el Estado, dueño de las instalaciones y los terrenos, haga un mayor esfuerzo y aporte más del 50% de financiación. «En el momento que ponga más interés, lo veremos hecho», concluye.

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