SUR.ES

28 julio 2014

Viaje en silencio

francisco apaolaza   

De momento los vagones no van llenos..De momento los vagones no van llenos.. / ÓSCAR CHAMORRO

  • Dos ataques de tos, una conversación en voz baja de 3 minutos y dos tonos de llamada. Es todo lo que escuchamos en el vagón libre de ruidos del AVE Madrid-Málaga. Muy pocos conocen el nuevo servicio de Renfe

    El AVE 2112 cruza Córdoba a 267 kilómetros por hora con la suavidad de un búho y, a ratos, el mundo resulta un escenario extraño y cambiante. A esa velocidad, los mares de hierba seca y amarilla a punto de echar a arder se mueven en remansos líquidos como si los manejaran extrañas corrientes, y los cerros colorados salpicados de olivos verde metálico se suceden unos detrás de otros en curiosísimas perspectivas. Lo más raro de la escena es que, al margen del ruido de la máquina de Talgo que reverbera en los túneles, en el coche 12 no se oye nada. Ni hay niños, ni conversaciones con la querida, ni suenan teléfonos con la canción del verano, ni nadie se mete con su compañero de trabajo. A 22 de julio de 2014, este viaje al silencio es un logro que se puede vivir solamente en los vagones –ellos les llaman coches– sin ruidos que acaba de inaugurar Renfe el pasado 7 de julio.

    La app Sonometro instalada en la tableta mide 62 decibelios de media. Viaja poca gente en el coche: un chino que arrancó el viaje gritando a alguien por el móvil (mal empezamos), un matrimonio que acudía al entierro de la madre de él, un ejecutivo, una limpiadora retirada de 72 años que temía no saber apagar su teléfono si se ponía a sonar y dos reporteros. Este es el balance del viaje de 2 horas 45 minutos: dos ataques de tos, dos «ahora no puedo hablarte», una conversación en voz baja de 3 minutos 20 segundos para organizar el entierro que todos comprendieron y dos tonos de llamada, uno clásico y otro con la voz de un cantante italiano.

    El vagón de al lado es de los normalitos: 72 decibelios de media. 31 personas, seis niños, un recién nacido y un ramillete humano variopinto. Es la fiesta del sonido. En una visita de cinco minutos hay dos broncas por teléfono –«¡Es que no me escuchas cuando hablo!»–, cinco o seis conversaciones por el móvil, otras tantas en directo y un coro de críos que cantan canciones de ‘Dora la Exploradora’ en un idioma nórdico indeterminado y piden agua en castellano. Solo la madre y el bebé están callados.

    No está prohibido

    Las dos escenas las separan dos puertas automáticas que cuando coinciden abiertas dejan pasar hasta el coche silencioso los retales confusos del aullido de una bestia. Esa frontera entre universos distintos no existía hasta principios de mes, cuando Renfe atendió a una de las principales quejas históricas de los viajeros de sus trenes: hay ruido.Ahora, las líneas de alta velocidad de Sevilla, Málaga, Barcelona y Alicante disponen de un ‘coche silencioso’ (Valencia se unirá en septiembre) en el que se tienen que respetar algunas recomendaciones para que el viaje tenga los menos decibelios posibles.

    En el interior de los vagones silenciosos no se pueden usar teléfonos para hablar y deben estar en silencio. (arriba) En las otras imágenes pasajeros del AVE.En el interior de los vagones silenciosos no se pueden usar teléfonos para hablar y deben estar en silencio. (arriba) En las otras imágenes pasajeros del AVE.En el interior de los vagones silenciosos no se pueden usar teléfonos para hablar y deben estar en silencio. (arriba) En las otras imágenes pasajeros del AVE.

     

    AISLADOS

    En el interior de los vagones silenciosos no se pueden usar teléfonos para hablar y deben estar en silencio. (arriba) En las otras imágenes pasajeros del AVE. / ÓSCAR CHAMORRO

     

    En la compañía aclaran que no son normas. No está prohibido hablar, ni viajar con un bebé, pero sí está fuertemente recomendado.Por el momento, 15.000 personas han usado este servicio y nadie se ha pasado de la raya. La primera y la última hora son las preferidas para elegir el servicio.Es una oportunidad enorme para alargar las horas de sueño.

    Los códigos de comportamiento, esa ‘etiqueta’ de la tranquilidad que se guarda a velocidades endiabladas mientras se cruza La Mancha, incluyen obviamente escuchar música con los cascos puestos, no viajar con niños (no se aplican los descuentos a menores de 14), silenciar los teléfonos, no hablar por el móvil y no mantener conversaciones duraderas con otros pasajeros. De esto último se encargan con cierto brío los revisores que tampoco suelen pasar por el vagón. Para el supervisor del tren,Carlos García Ramírez, esto es un juego de niños, acostumbrado a 30 años sobre las vías con todo tipo de incidencias. El profesional confiesa que si hay algún viajero especialmente molesto –y los hay a patadas–, lo único que pueden hacer es recomendar que salgan a hablar fuera. «Poco más. Lo peor es cuando llegan las despedidas de soltero. Muchas veces se quejan otros viajeros porque montan el lío, se van a la cafetería, terminan con todo el alcohol y los que van a su lado se sienten muy molestos».En algunos casos, las broncas han llegado a parar trenes para que se monte la Policía y se lleven a los usuarios más ‘tumultuosos’.

    Renfe pone de su parte algunas cosas: el vagón es el último (o el primero) del convoy para que no haya tránsito de gentes por los pasillos. Además, la luz es más tenue para crear un ambiente más relajado, los avisos por megafonía son más cortos y a un volumen menor y nadie pasa a repartir nada, ni siquiera cascos. Aquello es como una especie de isla olvidada y Rafaela, una de sus habitantes. Las manos sobre el bolso y el bolso sobre las rodillas, no tiene pinta de montar bulla. A sus 72, después de trabajar como limpiadora en el Ayuntamiento, teme que si su teléfono suena no sepa silenciarlo. «No sabía que esto era un sitio tan tranquilo», confiesa, pero se alegra de la noticia. «Está bien porque el otro día vine sentada con una que me puso la cabeza loquita. Habló por el móvil desde Madrid hasta Málaga... De toda su familia, tú sabes... Los puso de bonitos a todos. Qué horror. Yo iba mala, porque me ponen muy nerviosa estas cosas. Por el ruido y porque la gente tiene muy poca vergüenza de las cosas que dice, muy poco pudor. Lo mismo se meten con la cuñada que con el socio que cuentan cosas sobre su querida».

    Viajar en estos coches silenciosos cuesta lo mismo que en el del ruido, con lo que Jorge, que es ingeniero de Caminos y que trabaja para el Ministerio de Economía, no se lo ha pensado dos veces.«Es otro mundo», dice al llegar al destino. En realidad, él lleva persiguiendo esa paz mucho tiempo. Tiene 33 años, pero desde hace 6 no para de moverse por España.«Gasto unos 3.000 euros anuales en billetes de tren». Eso es mucho. Antes, lo hacía en avión, pero cambió la estrategia. «Me di cuenta de que prefería el tren porque podía trabajar y estudiar mientras viajaba», explica. No contaba con el jaleo.

    En su vagón del martes podía escuchar pasar las hojas de un contrato que releía un tipo a dos filas de distancia, pero no es así siempre. Jorge ya ha hecho su diagnosis del mapa del ruido en la red ferroviaria española. «A Málaga van niños y a Alicante, personas mayores». Sus tres demonios enemigos de la tranquilidad son los pequeños, los grupos de jubilados en viaje organizado «sobre todo de ida» y los compañeros de trabajo «que han estado en una feria o que regresan de alguna reunión importante y van comentando la jugada».

    Coche guardería

    En la primera vez que se monta en este apartado, pero lo elegirá en adelante, siempre que pueda. Las tarifas para viajar en silencio son las mismas que en el resto de la clase turista. Por ahora. Para conseguirlas, basta con especificarlo en la compra web, app o por agencia. De momento, el espacio está más vacío que el resto, pero es de esperar que dentro de unos meses vayan de bote en bote y se amplíe. Al mismo tiempo, y como no se debe viajar con niños, muchos usuarios están solicitando a Renfe un coche guardería para ellos, una opción que ya existía hace décadas y que fue eliminada.

    En otros países ya se implantó hace meses.En el Cercanías de Toronto hay un nivel entero que se llama el ‘Piso de la tranquilidad’ en el que no se puede hablar. En Francia también disponen del servicio algunos trenes y en Inglaterra existe, pero se paga con un plus, como si fuera una primera clase. En el resto de los países no se conoce, tal vez porque todo el tren es ya coche silencioso.

    Diez decibelios menos

    62

     

    Decibeliosdecibelios de media es el nivel del ruido en el interior de un vagón silencioso frente a los 72 del vagón común contiguo, medido con la app Sonometro en una tableta. Una conversación normal equivale a 50 o 60 decibelios, mientras que en el metro de Nueva York se han llegado a medir 106

    15.000.Personas han usado ya el servicio de coche silencioso desde que se comenzara a implantar el pasado 7 de julio.

    Cuestión de etiquetaLos códigos de buen comportamiento mandan que en los coches silenciosos no se hable por teléfono móvil ni se tengan conversaciones largas en persona y que no viajen niños. Los billetes se pueden adquirir por el mismo precio en las líneas a Sevilla, Málaga, Alicante y Barcelona. En septiembre se estrenará a Valencia

     

     

Pin It