MIGUEL VILAPLANA El tren Alcoi-Xàtiva puede estar agotando sus últimos días de vida, tras la decisión del Gobierno Central de suprimir las líneas más deficitarias. Esta posibilidad ha despertado el rechazo de todos los municipios afectados y de los usuarios, que defienden la rentabilidad social y critican que se le haya dejado caer la línea con una ausencia casi total de inversiones por parte del Ministerio de Fomento y de la Generalitat. Este diario ha acompañado a los pasajeros en uno de los viajes, para conocer sus inquietudes y compartir las carencias de un tren que se ha quedado obsoleto esperando una modernización que nunca llega.

Son las 8,55 horas de la mañana. Once pasajeros se aprestan a subir al tren en Alcoi, tras comprar los billetes en la taquilla. Se trata en su mayor parte de estudiantes o de personas que se trasladan a Xàtiva o Valencia por motivos laborales. El convoy, un automotor diesel, está formado como casi siempre por tres vagones, y arranca con puntualidad británica tres minutos después.

El ferrocarril avanza con un acusado traqueteo que dificulta mantenerse en pie y que incluso se intensificará en determinados puntos del trayecto. Mientras, el revisor comprueba que los viajeros tienen sus billetes. En el ambiente flota la posibilidad más que real del cierre de la línea, y eso es algo que desagradaría profundamente a Laura Roldán, una estudiante alcoyana que utiliza este tren como inicio de un periplo ferroviario que la llevará hasta Castelló, donde es alumna de la Universidad Jaume I. "Si suprimen el tren me hacen una desgraciada, porque me tendrían que llevar en coche y no podría volver los lunes, con lo que estaría menos tiempo en casa con mi familia. Es cierto que la línea se ha quedado obsoleta y que las combinaciones son malas, pero peor sería no tener nada", explica.

Verónica Tomba, por su parte, señala que tanto ella como su hijo utilizan el tren para desplazarse a Ontinyent por motivos laborales y familiares. "Ir en coche resulta más caro y no tiene sentido suprimir un transporte público que a todo el mundo le viene muy bien".

Joan Manel Vicens es vecino de Banyeres y viaja a Xàtiva todos los días por trabajo. Según sus palabras, "quieren justificar el cierre con el bajo nivel de uso, pero los viernes y los domingos el tren lleva más vagones y está a tope por los estudiantes que van o regresan de Valencia, que son los que menos poder adquisitivo tienen. Resulta evidente que no se ha invertido en la línea. Dicen que no es rentable, pero me gustaría que nos dijesen qué rentabilidad ha tenido la Fórmula 1 en Valencia", inquiere.

El ferrocarril se detiene poco después de las 9 en Cocentaina, donde suben cuatro excursionistas con destino a Agres. A Roberto Faus, Bernardo Reig, Álvaro Sellés y Miguel Ángel Fernández no les cabe en la cabeza que Fomento esté planteando el cierre. "Sería una lástima, porque estamos hablando de un servicio de trascendencia social, y más ahora en crisis. Ha quedado obsoleto por falta de inversiones, porque se han dejado pasar muchas oportunidades cuando sí había dinero", apuntan.

El convoy avanza por las estribaciones del parque natural de Mariola, antes de llegar a las 9,13 horas al apeadero de Agres, donde bajan los excursionistas y suben dos vecinos de la pintoresca población. Al otro lado se pueden ver las ruinas de la primitiva estación de la línea que cubría el trayecto entre Muro, Villena y Yecla.
El tren reanuda su marcha a menor velocidad. A pesar de los cambios de traviesas, los daños en la vía por los incendios forestales todavía hacen mella en la circulación, hasta el punto que en la zona de Alfafara da la sensación de que va a detenerse de un momento a otro.

Ernesto Pascual es uno de los pasajeros que han subido en Agres. "Si quitan el tren sería un duro golpe porque aquí hay muchísima gente que lo utiliza los fines de semana para el excursionismo o ver a la Mare de Déu", apunta, mientras que su acompañante, David Abad, señala que "esto es un servicio público y se debe mantener aunque sea deficitario".

Tras atravesar con más pena que gloria el Pou Clar, entre túneles y empinados barrancos, el tren llega a Ontinyent, el municipio de mayor tamaño del recorrido junto a Alcoi y Xàtiva. Aquí son numerosos los pasajeros que se incorporan. Uno de ellos es José Antonio Gandía, que viaja a Valencia para asistir a cursillos, y para quien el cierre de la línea "sería un problema grande, ya que el autobús resulta muy caro". En parecidos términos se expresa Cristina Pastor, estudiante, quien señala que "a pesar de que tardas casi dos horas en llegar a Valencia compensa porque es más económico. Además, los domingos y los viernes está a tope".
Ángela Rebena también se desplaza a menudo a Valencia por motivos laborales y lamentaría mucho la desaparición del tren. "Es uno de los pocos enlaces con Valencia, porque el autobús es más caro y da más vuelta, y todo ello a pesar de que las vías están muy mal".

Campaña
Paco Santonja, empresario jubilado, aporta una visión más crítica. "El cierre de la línea sería muy malo para Alcoi y Ontinyent y muy bueno para Xàtiva, dado que la gente que ahora va de compras a Valencia, acudiría a la capital de la Costera". También está disconforme con el tipo de campaña reivindicativa que se está llevando a cabo. "El enfoque es desastroso, porque se queda en anécdotas como el transporte de bicicletas. Esto debe ser una reivindicación burguesa, de la importancia económica y de servicio que tiene el tren y de su rentabilidad social".
El ferrocarril, mientras tanto, supera las estaciones de Agullent, Albaida y Bufali, antes de llegar a Montaverner a las 9,41 horas, donde se incorporan un grupo de mujeres que van a Xàtiva y Valencia. Carolina Vidal y Rosa Quilis no entienden que se plantee un cierre. "Es lo único que tenemos para ir a Valencia para el médico, el dentista o a comprar. Si nos lo quitan tendríamos que depender de nuestras hijas para llevarnos en coche", señalaba la primera, mientras que Rosamostraba su esperanza de que "no lo cierren, porque además los fines de semana va lleno".

El tren, con su traqueteo constante, empieza a atravesar campos de cultivos a su paso por la Pobla del Duc, antes de llegar a Benigànim, donde sube un numeroso grupo de estudiantes del IES Les Foies. La profesora que los acompaña, Soledad Vilar, explica que «en el centro utilizamos mucho el tren para hacer excursiones didácticas a Xàtiva. Además, yo soy una aficionada a la bicicleta, y los sábados nos ponen un vagón especial para que podamos transportarlas y hacer trayectos por Agres o la vía verde del Serpis. Lo han dejado caer por falta de inversiones».
Tras una parada en El Genovés, donde se apean dos pasajeros, el tren llega a las 11,05 de la mañana a su destino en Xàtiva con 55 pasajeros y tras invertir cerca de una hora y diez minutos para cubrir los 66 kilómetros de trayecto. En esta ocasión toca transbordo para ir a Valencia, con lo que la mayor parte de los pasajeros se apea a toda prisa del automotor para subirse a otro, más moderno y electrificado.
Todos defienden la continuidad de la línea y aspiran a que algún día, más pronto que tarde, un ferrocarril parecido al que toman ahora para dirigirse a la ciudad del Turia cubra el trayecto entre Alcoy y Xàtiva y desaparezca para siempre la amenaza de cierre.

Protesta en la estación del Norte
Un grupo de manifestantes cortaron ayer la calle Xàtiva de Valencia durante 15 minutos para reclamar la continuidad de la línea de tren Valencia-Alcoi. El medio centenar de manifestantes había salido de Alcoi a las 8.57 horas o se fue incorporando en distintas paradas de l´Alcoià, el Comtat, la Vall d´Albaida y la Costera. Tras concentrarse en la estación del Norte, el grupo cortó la calle Xàtiva y defendió que la línea «es un eje vertebrador y un servicio de utilidad pública». Por ello, se valoró que el cierre implicará un  grave problema de movilidad para muchas personas.