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9 diciembre 2018

LEONESAS DE AYER Y HOY | NATIVIDAD DÍEZ ÁLVAREZ

 

Guardesa del ferrocarril de Feve y de una larga prole

 

 

Una nómina de cuando cobraba 503 pesetas al mes. DL -

Natividad Díez Álvarez, en la residencia de La Virgen del Camino. -

Una nómina de cuando cobraba 503 pesetas al mes. DL -

Natividad Díez Álvarez, en la residencia de La Virgen del Camino. -

 
 
 
 

04/12/2018

ana gaitero | león

Natividad Díez Álvarez, de 91 años, es la más veterana del puñado de mujeres que trabajaron como guardabarreras en el ferrocarril de vía estrecha de Feve. Lo llevaba en la sangre, porque ella misma nació en una casilla, en Mataporquera, en Cantabria, y se crió en otra, en Sorriba del Esla.

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Cada mañana sentía a su madre levantarse para dar paso a los trenes. Atender el teléfono, bajar y subir la barrera, atender a los accidentados que, por imprudencia o malas condiciones de las carreteras, se metían en la vía, limpiar sangre y dar manzanillas... El oficio de guardesa, como figura en las nóminas más antiguas que conserva, daba muchos trabajos aunque también permitía conciliar la crianza con un trabajo que se hacía a la misma puerta de casa. «No me dolía madrugar», comenta. De lo que más contenta está es de haber criado «de la mano a todos mis hijos —cinco chicas y un chico— sin que les pasara nada».

Llevaba mucho peor cuando estaba en casa de descanso y llamaban al teléfono y nadie respondía, porque el hombre que le sustituía se había ido al bar o hacer sus cosas. «Se confiaban porque estaba y yo no podía estar escuchando el teléfono y no cogerlo», comenta. Por eso dice que «un hombre no hace lo que yo hacía en el paso». Se precia de que «andaba al tiento de los trenes y lista para que no se metieran encima de la barrera». Pero imprudencias y desgracias siempre había.

Natividad, la segunda de tres hermanos, lo desempeñó durante 30 años seguidos en los pasos a nivel de Bercedo de Montija, en Burgos, y Campohermoso, en León, donde se jubiló el 13 de diciembre de 1988, día de su cumpleaños. Se casó con un minero de Sabero, pero a raíz de un accidente el hombre tuvo que buscar trabajo en otro sitio y muy a su pesar, porque en la mina se ganaba «algo más», probó suerte con el ferrocarril.

Una nómina de cuando cobraba 503 pesetas al mes.

Al hombre le dieron la plaza en la brigada de Cadagua y al matrimonio una vivienda en la casilla del paso del Cabrío. Allí ncieron sus hijas medianas, Amaya y Arancha. «Un día fue un señor a pedir una habitación porque iba a ocuparse del paso. Y mi padre le dijo a mi madre que por qué no iban a Bilbao a hablar con la empresa y pedían la plaza de guardesa para mi madre», explica una de las hijas mayores, María. Así fue como Natividad, que llevaba el oficio en la sangre, ganó la plaza. En cuanto pudieron, pidieron el traslado para León. «A mí madre le daba mucho miedo quedarse en aquella casa, que estaba aislada del pueblo, sola con nosotras». Cuando quedó libre la plaza de Campohermoso se hizo cargo Natividad del tránsito de los trenes y la barrera.

Debió de ser por el año 1958, cuando ya tenía 31 años, aunque en la nómina más antigua que conserva, con un salario de 503 pesetas con unas cuantas horas extraordinarias, le reconocía el vínculo laboral desde 1961. En Bercedo de Montija estuvieron hasta el año 1965.

Natividad recuerda sobre todo a los que no respetaban la barrera y se la tiraban. Una vez se sorprendieron cuando al bajar de uno de aquellos coches que embistieron contra el paso vieron a un hombre con sotana. Se acuerdan las chicas de los accidentados de Nochebuena y Nochevieja, y sobre todo de cuando se mojaba la barrera, especialmente cuando caían aquellas nevadas que hacía casi imposible manejar la manivela. Este es el sistema más moderno, el que conocieron Marisol y Raquel, la más pequeña. Natividad se quedó viuda en 1977, con 49 años y decidió enviar a las tres hijas más pequeñas al internado del Colegio de Huérfanos Ferroviarios, a Alicante. «Era una ocasión y no me costaba nada». Lloró al decirlas adiós pero sabe que fue lo mejor Las otras hijas se acuerdan, como Natividad, del paso de dos puertas.Mar También rememoran el cariño que tenían a sus compañeras y compañeras. Especialmente su querida amiga Lumi, de La Vecilla, y a su marido Lino, a Agustín de Campohermoso, a Clemen y a Tere. Y la primera a su hermana, Felicidad, que también fue guardesa en Sorriba del Esla.

Con su marido y tres de sus hijas. DL.

 

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