lne.es

8 agosto 2017

Emoción y espectáculo en el trayecto del tren sellero

 

"Sólo lloro dos veces en mi vida: con la Virgen de Covadonga y cuando suena el himno de Asturias", dice Paco Fernández

p. g. m./ a. s./ a. i. 06.08.2017 | 06:17

Arriba, Teresa Bengoechea y Florentino Vera, de Gijón. Sobre estas líneas las cubanas María Ángeles Motalvo y Ángela Suárez.
Arriba, Teresa Bengoechea y Florentino Vera, de Gijón. Sobre estas líneas las cubanas María Ángeles Motalvo y Ángela Suárez. P. G. M.
 

En vez de agua, raíles; en vez de palas, ruedas. El tren fluvial que, como cada año desde 1945, acompañó a los piragüistas a la meta en Ribadesella, salió a las 12.15 desde Arriondas; quince minutos después de la salida oficial del descenso para que a los afortunados, ya que las entradas se agotaron casi antes que las dorsales de la competición, llegaran a tiempo. Aunque para algunos disfrutar del tren es algo casi exclusivo, para José Ramón Fernández, el conductor, es un tren "normal". Podría decirse que el "Tren del Sella" no necesitaría asientos pues la mayoría de los viajeros no se sentaron. Vestidos con la indumentaria típica de un buen sellero, los romeros casi se mimetizaban con la ventana del lado en el que fluye el Sella para no perderse un segundo de lo que ocurría en el río. Este año, la experiencia fue tan complementaria que incluso el tren se paró en el mismo instante en el que dos de los piragüistas se caían de sus piraguas.

Para algunos como María Ángeles Montalbo, cubana de nacimiento pero residente en Madrid, ser pasajera es algo que "hay que hacer, al menos, una vez en la vida". "Yo solo lloro y he llorado dos veces en mi vida: cuando veo a la Virgen de Covadonga y en la salida de las piraguas cuando suena el himno de Asturias. Es increíble poder verlo desde aquí", aseguraba Paco Fernández Ampudia, natural de Parres.

Para otros, el tren es la opción perfecta para seguir la carrera, sin mojarse: "Hay que saber remar y desde aquí vemos el paisaje", aseguraba Félix de Veda, acompañado de su familia. Como cada año, el Sella se hermana con un río asturiano. Este año, por primera vez, el río se unió con otro descenso internacional: el del río Cinca, en Aragón. El presidente del club de remo de Aragón, Javier Melendo, también disfrutó del tren: "Nosotros allí no tenemos algo así. ¡Vaya manera de disfrutar de la carrera!", aseguraba Melendo. Ancianos, adultos, jóvenes y niños, un tren para todas las edades. "Esto nos encanta", dice Marta Rodrígez sentada en las piernas de su abuela Ana Vigil."Yo le inculqué la tradición a mis hijos. Hoy aquí estamos cuatro generaciones", aseguraba orgullosa Ana. Cuando ya se acerca el final de la carrera, aún más personas se acercan a los cristales.

"¿Quién ganó?", "¿Ganó Walter otra vez?", se escuchaba. Y cuando para el tren, aplausos. "Ha merecido la pena", dice una mujer.

 

Pin It