El funicular de La Reineta, un transporte con corazón minero

JOSEBA ECCOBAL EXPLICA A LOS VISITANTES LA HISTORIA DEL FUNICULAR DE LA REINETA EN LA CELEBRACIÓN DE SU 90 ANIVERSARIO

UN REPORTAJE DE I. FRADUA - Lunes, 19 de Septiembre de 2016 - Actualizado a las 06:03h

Joseba Escobal, en un momento de la amena explicación que ofreció a los viajeros del ‘funi’.

Joseba Escobal, en un momento de la amena explicación que ofreció a los viajeros del ‘funi’. (Juan Lazkano)

LA fiesta organizada por el Centro de Interpretación Peñas Negras para anticipar el 90 cumpleaños de la puesta en servicio del funicular de La Reineta, 24 de septiembre, tuvo en Joseba Escobal, cicerone de la jornada, un inesperado protagonista gracias a su calidez humana y a sus singulares aportaciones a la historia de este ingenio que desde 1926 une los barrios trapagarandarras de La Escontrilla y La Reineta. “En 90 años de historia, el funicular no ha tenido ningún accidente reseñable, lo que da idea de la seguridad de este medio de transporte y abastecimiento de los poblados mineros y que hoy es el icono de Trapagaran”, aseguraba este trabajador de Euskotren que nació a escasos 50 metros de la estación de La Reineta. “Yo he mamado el funicular. Mis padres no querían que me emplease aquí pero a mí elfuni siempre me ha gustado y entré a trabajar en 1988”.

Fruto de esta larga trayectoria y de su cariño a este transporte, que cubre en 10 minutos “lo que antiguamente era hora y media por carretera”, los 70 viajeros que ayer se acercaron a celebrar la efeméride pudieron conocer detalles no escritos de la longeva vida de este funicular que construyó la Diputación Foral de Bizkaia con un presupuesto 1,5 millones de pesetas.“El único incidente digno de mención tuvo lugar hace muchos años y se debió al viento cuya fuerza hizo volcar una de las cabinas. Suelo decir que hay alguien por ahí que vela por nosotros porque ese día la cabina fue a posarse contra uno de los postes, lo que evitó que volcara”, comentaba Joseba a una audiencia variopinta llegada desde diferentes pueblos de Ezkerraldea y Meatzaldea.

SEGURIDAD Fue precisamente la seguridad, ahora mejorada con la incorporación de modernas tecnologías, donde puso un especial acento este trabajador para quien este funicular es único por muchas cuestiones. “Nació como un medio de transporte para las minas y los mineros, no para el turismo o el ocio como en Artxanda o Igueldo. Tiene un ancho de vía de 1,20 metros en vez del metro de los demás, es el único con plataforma plana, lo que permitía llevar vehículos y hasta el año 2000 era el más largo del Estado”, relataba a una concurrencia cuya visita a las instalaciones se completó con varios paneles explicativos distribuidos entre las dos estaciones.

“Ahora las cosas han cambiado mucho, pero la seguridad siempre ha sido muy importante porque no hay una visión directa entre ambas estaciones como en otros funiculares, ya que hay una curva muy prolongada en el recorrido. Ahora hay móviles y antes había emisoras para comunicarse por si había una incidencia en la vía; pero al principio las cosas eran más sencillas aunque igual de eficaces”, apuntaba Joseba mientras enseñaba al público una sencilla “vara” metálica -antes era de plomo- con la que el jefe de trenes se comunicaba con las estaciones a través de los cables. “Tenía su propio morse para indicarlo. Así si tocaba dos veces seguidas sobre el tendido era una orden para que se pararan los coches y con toques alternos indicaba a uno u otro tren la situación”.

Para este licenciado en Empresariales, el funicular de La Reineta es, como para los vecinos de la zona, “algo más que un transporte, es algo que llevamos en el corazón”. Tal vez por ello, los vecinos de La Reineta, colaboradores de la jornada junto con la asociación Burdin Herria y el Ayuntamiento de Trapagaran, anhelan recuperar la antigua cabina de madera que se encuentra en el Museo del Ferrocarril de Azpeitia “pero no para que acabe pudriéndose como ocurrió con la que quedó aquí sino para realzar la historia del funicular de La Reineta”.