El éxito de Amancio Ortega (Busdongo de Arbás, León, 1936) no se detiene. La primera tienda de Zara se abrió un 15 de mayo de 1975 en la calle Juan Flórez de La Coruña. Lo que más se vendía eran unos jerséis que llevaban entonces los estudiantes, unas prendas muy baratas que dejaban un margen mucho menor pero que apenas duraban un año en buen estado.

En abril de 2014, Inditex inauguró lo que en la jerga del sector llaman su tienda bandera en la calle Serrano de Madrid, a pocos metros de las de Loewe, Carolina Herrera o Prada. La más lujosa de las 6.570 que reparte por el mundo y que arropa con su pujante cibertienda.

En el tiempo que vive una generación, Ortega ha logrado que más de medio planeta asuma como una regla del juego más: que la ropa se deteriore con facilidad y dure poco en el armario. Este año, un ejercicio que cierra prácticamente plano desde el punto de vista bursátil, se ha embolsado casi 900 millones con cargo a los resultados de 2013. Con este ingreso, el empresario acumula alrededor de 5.000 millones en ganancias en una década.

En ese lapso, Ortega ha construido en torno a sí una presencia espectral, entre ausente y mítica. Ha blindado su intimidad y su imagen pública apenas se representa a través de un puñado de fotografías que la prensa se ha cansado ya de publicar.

Para Ortega, 2014 ha sido el año en el que ha liquidado todas sus apuestas bursátiles ajenas a Inditex. Cerradas sus sicav, vendidas sus participaciones en el Popular y NH Hoteles, los gestores de Pontegadea de Inversiones, su matriz, se centran en alimentar el mayor patrimonio inmobiliario del país y uno de los mayores de Europa, que tiene en la Torre Picasso de Madrid quizás su edificio más representativo.

Este año, su expansión se ha centrado en Londres, donde ha comprado el Devonshire House, un inmueble de oficinas por el que en enero pagó 500 millones. Además, está en negociaciones para adquirir la sede central de Río Tinto por 317 millones. Sólo en alquileres, Pontegadea ingresa al año 100 millones.

Hace tres años, Ortega dispuso que Marta (30 años), la hija del empresario con su segunda mujer, Flora Pérez (60), heredara su fortuna. Pero al igual que en El Corte Inglés o el Banco Pastor, Marta no controlará directamente los negocios, sino mediante la Fundación Amancio Ortega, creada en 2001.

En noviembre, dicha fundación donó a Cáritas y al Banco de Alimentos 24 millones de euros. La cantidad, que representa el 2,6% de los dividendos anuales que le reporta Zara, es la mayor que jamás ha recibido la institución y se suma a los 20 millones donados en 2013. Y, sin embargo, las dádivas del 'hijo del ferroviario' -como le han bautizado este año en Inglaterra- no son más que calderilla si se comparan con lo que otros magnates de su tamaño destinan anualmente a donaciones. La web 'The Giving Pledge' recoge el compromiso escrito de 128 multimillonarios, Bill y Melinda Gates, Warren Buffett, David Rockefeller, Larry Ellison o Marck Zuckerberg, entre ellos, para donar todo o la mayor parte de su patrimonio a fines sociales, científicos y educativos.

No hay ni habrá en España otro Amancio Ortega, cuya fortuna casi equivale a la suma de la de sus 99 compañeros de lista. Sólo él puede marcar la senda que otros adinerados deberán seguir si quieren imitar sus logros.

43.270,6 MILLONES

Tras el dividendo histórico abonado por Inditex este año (894 millones), ya son cerca de 5.000 millones los que se ha embolsado desde que la firma textil debutó en la bolsa. La nueva 'tienda bandera' en Madrid y el anuncio de un súper centro en Barcelona marcan el año de Zara. Ha liquidado sus participaciones en la bolsa (NH y Popular) y ampliado su imperio inmobiliario. Nadie ha invertido tanto en Londres (800 millones) como él este año. Puesto en el ránking en 2013: 1º, 43.372 millones (-0,2%).