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Cuba recupera cuarenta locomotoras de vapor que se exhibirán en el Museo del Ferrocarril de la isla

Museo del Ferrocarril

El Museo del Ferrocarril de Cuba se prepara para aumentar su colección de máquinas históricas. Dentro de poco tiempo, el parque de vehículos se verá enriquecido con algunas de las 40 viejas locomotoras de vapor construidas entre 1878 y 1925 que ha recuperado un equipo de especialistas de la Oficina del Historiador de La Habana, financiado por el ingeniero ferroviario Raúl Abreu. El grupo trabaja desde 2007 en el rescate de estas auténticas joyas, traídas desde diversos puntos de la isla, con el objetivo de exhibirlas públicamente como atractivo turístico.

Abreu ha dedicado siete años de su vida a la búsqueda, traslado y reparación de estas máquinas, entre las más de 200 que hay en la isla, las cuales desde 2004 forman parte del patrimonio histórico nacional. El Museo del Ferrocarril se prepara para su exposición en la antigua Estación de Cristina, una de las más viejas de la capital cubana. Ubicada en la antigua sede del Ferrocarril del Oeste, frente al mercado de Cuatro Caminos, en La Habana, la estación data de 1861. Toma su nombre de la propia calle donde se encuentra ubicada, nominada así en honor a la gobernadora Doña María Cristina de Borbón, Regente del Reino de España. La edificación actual se terminó en el año 1902 y conserva buena parte de los elementos originales. “Ahí se podrá apreciar todo lo que significa el ferrocarril para Cuba y para La Habana”, dijo Abreu que antes de la restauración calculó en siete millones de dólares el valor de esta importante y única colección.

Abreu, ingeniero ferroviario con larga experiencia, explicó que tanto en la búsqueda como en la reparación de las locomotoras no se usó tecnología nueva, ni se compraron piezas. Prácticamente a mano, sin grúas y ayudándose con poleas, ganchos e improvisadas rampas, el equipo encabezado por el especialista rescató las locomotoras en lejanas fábricas de azúcar o en perdidos campos y las trajo hasta La Habana.

Ya han sido reparadas 30 locomotoras, algunas de las cuales ya pueden verse en un parque junto a la Estación de Trenes de La Habana, así como en otros espacios de la Avenida del Puerto, junto a la bahía de la capital. Del grupo de máquinas que irá al Museo del Ferrocarril siete son del siglo XIX, dos locomotoras tienen origen alemán y las demás fueron construidas por fabricantes de Estados Unidos, como Baldwin Locomotives y Rogers Locomotives Works. Todas las máquinas funcionaron en Cuba durante muchos años en el transporte público o en la industria azucarera, como en el caso de la más antigua que sirvió hasta 2005 para acumular la friolera de 127 años de labor.

Cuba cuenta con una de las colecciones más antiguas de máquinas de vapor. La Oficina del Historiador posee una Cagney Brothers de 1902, construida por una compañía estadounidense que se especializó en locomotoras en miniatura. La máquina, de apenas dos metros de largo, se pondrá en funcionamiento en breve en un recorrido turístico por La Habana, lo que la puede convertir en la locomotora de su tipo más antigua y en uso del mundo.

Cuba inauguró su ferrocarril en 1837, cuando aún era territorio español. Antes de que circulara el Barcelona-Mataró, la isla caribeña ya disponía desde hacía once años del ferrocarril, concebido como solución para el transporte de los azúcares hasta los puertos de embarque en lugar de los tradicionales carros. La línea La Habana-Bejucal de 27,3 kilómetros se había inaugurado el 19 de noviembre de aquel año (llegó a Güines justo un año más tarde, que alcanzaría los 30,5 kilómetros).

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