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18 febrero 2013

Senderismo por la vía del tren

La ruta es la antigua vía del tren que atraviesa el monte de Orro en Culleredo

18 de febrero de 2013
 

Ataviados con mochilas, botas y ropas de agua, cuatro intrépidos senderistas inician una nueva aventura. Se han tomado un día de fiesta. Es lunes de carnaval y se han marcado el reto de castigarse con treinta kilómetros de placer para sus piernas. El objetivo es descubrir la antigua vía del tren que atraviesa el monte de Orro (Culleredo). De ella han tenido conocimiento por páginas especializadas en estas expediciones.

Senderismo por las antiguas y abandonadas vías del tren. Es la última moda. Caminar por las piedras de su trazado, completamente desierto y enclaustrado en la soledad del viajero. Sin raíles ni ruido de ningún tipo. Con el aliciente de saber que un tiempo atrás por allí circulaban grandes y pesadas máquinas de hierro. Con la posibilidad de recorrer sus primitivos túneles.

«Tampoco se trata de ir directamente a pasear por las vías», comenta Javier, uno de los miembros del grupo de valientes. «Hoy partiremos de la iglesia de Paleo, en Carral, ascenderemos el monte Xalo desde Castelo, recorreremos el valle que une Ledoño y Boedo y alcanzaremos las vías del tren en la antigua estación de Bregua», añade su compañera de fatigas, Elena.

Y dicho y hecho. Veinte kilómetros y casi seis horas después de iniciado el camino, los cuatro encuentran la paz en la ansiada estación. Un recinto abandonado como tal y ahora acondicionado como asociación de vecinos. Ya no hay hierro sobre el trazado. Pero sí se deja intuir un carril por el que antaño pasaba el tren. Las señales de tráfico siguen intactas. Blancas y con sus números en negro. Como el primer día. Eso sí, la maleza amenaza con recobrar su sitio.

Las piedras incomodan bajo los pies. Sobre todo si estos empiezan a sentirse maltratados. «Es una pena que no lo acondicionen un poco. Se está poniendo de moda y podría atraer mucho turismo», recalca Javier. Pero la molestia la asumen como contrapartida a poder disfrutar de un camino único, completamente aislado de la civilización.

La senda se abre entre la montaña. El trazado es llano. A lo lejos, a sus pies, se puede llegar a divisar Boedo. Además, dos túneles endulzan la ruta. Son construcciones antiguas que a su paso generan la impresión de minas abandonadas. Es recomendable llevar linterna para disfrutar de cada erosión en la piedra. «No son como los túneles modernos. En estos se ve que los han picado a mano», añade Elena.

Al finalizar el camino por las vías, a los cuatro aún les queda senda por recorrer hasta su meta, Canzobre (Arteixo). Últimos kilómetros en los que planifican su próximo reto. Han oído hablar de más vías abandonadas. «Queixas (Cerceda) u Oroso», mascullan entre dolores musculares.

EN Bregua (Culleredo) UN Lunes DE 11 a 20.30 horas

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