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18 diciembre 2012

¡Atención al tren!

El peligro de cruzar las vías en estaciones como la de Renfe en La Felguera

JOSÉ MANUEL IBÁÑEZ El titular se refiere a otros tiempos, en los que los pasos a nivel -con, o sin barreras- estaban rotulados con el citado aviso para alertar a las personas o vehículos que lo debían atravesar, advirtiéndoles del posible peligro.


Cíclicamente nos llegan noticias, generalmente luctuosas, sobre accidentes en los citados pasos a nivel, no entro en ello, aunque el ahorro en infraestructuras parece la causa lógica.


Hace ya un tiempo que tardíamente descubrí la comodidad del tren en los desplazamientos cortos, y sus indudables ventajas -economía aparte- sobre el coche, amén de la tranquilidad, no exenta de comodidad, que el medio nos oferta.


La reciente muerte de una joven en Noreña al descender de un tren y acercarse a la estación, atropellada por uno de ellos, me refresca la memoria sobre algo que hace tiempo quería plasmar en estas líneas.


Los nuevos tiempos trajeron consigo la automatización y recortes puntuales, llevando a la supresión de los antiguos jefes de estación -cuando menos yo no los veo con, o sin, la gorra y el banderín que los distinguía- siempre pendientes de dar entrada y salida a los trenes, como garantía de que todo estaba en perfecto orden. Dejo a un lado las máquinas expendedoras, en las que gente de cierta edad se desenvuelve fatal.


Superado el preámbulo, quiero llamar la atención a lo que sucede con demasiada asiduidad en la estación de Renfe en La Felguera.


A las horas marcadas coinciden los trenes procedentes de Oviedo y El Entrego y los usuarios de este último tienen acceso directo al andén, no así los que llegan desde la capital, que obligatoriamente deben de cruzar un paso ubicado entre las vías.


Varias veces comprobé en primera persona que no sucede una desgracia por verdadero milagro, dado que el tren procedente de El Entrego sigue su ruta, obviando a las personas que tratan de llegar al recinto de la estación. Ignoro si por cumplir el horario impuesto, o imprudencia temeraria. De todos modos, sea lo que sea, parece estar totalmente fuera de lugar, y resulta extraño que día sí, y otro también, este despropósito se repita.


Más de una vez se me han puesto los pelos de punta -y mira que en mi caso resulta prácticamente imposible-, ante las tropelías que a diario se cometen con los viajeros, y como sigan, no estará lejano el día que haya un atropello múltiple, entonces vendrán las lamentaciones y pasarse las culpas los unos a los otros. De nada servirá.


Creo que el problema no resulta difícil de subsanar, e incluso me extraña que los propios empleados no hayan tomado nota ya, pues salta a la vista, pero lo dicho: habrá que esperar a que ocurra algo muy gordo.

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