TRENEANDO

¿’El Platanito’ tiene futuro?

20 noviembre 2012












Una reciente visita a Castejón ha vuelto a dejarme impresiones contrapuestas. Volver a ver ‘el Platanito’ siempre resulta interesante; más si consigues que te desbloqueen la única puerta que da acceso a su interior (las demás están sujetas con alambres para impedir su apertura) y pasearte por el interior del electrotrén 443. Da pena; mucha pena. Una joya como ésta sigue pudriéndose en la vía sin que nadie ponga remedio a su progresivo deterioro e irremediable pérdida.

Era una empresa de titanes. Los esfuerzos de un joven aficionado al ferrocarril (Aitor Luna Corcuera, de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Castejón), que anunciaba hace un par de años sus planes de restauración, han sido más entusiastas que realistas. Y el tren sigue su progresivo deterioro, al que parece condenado si alguna empresa (su recuperación solo es posible con mucha inversión) no le pone remedio. Más de veinte años en el dique seco (Fuencarral y Castejón) han dejado este prototipo en un estado lamentable.

CAF no parece dispuesta a hacerse cargo del tren que salió de su factoría de Beasain en 1976 (y a la que volvió diez años más tarde para su reparación y repintado), a pesar de los esfuerzos que se han hecho en estos años. El Ayuntamiento de Castejón negoció la posible colaboración de la firma guipuzcoana, al menos para la restauración “cosmética” del prototipo italiano, a raíz de la instalación en este municipio de la factoría de Trenasa, filial de la empresa de Beasain. Pero la factoría radicada en Castejón pasa ahora por serias dificultades, lo que hace prácticamente imposible su concurso en la posible rehabilitación del electrotén 443.

Tampoco Fiat ha mostrado nunca intención de recuperar el tren, mientras que se desconocen el interés que pueda despertar ‘el Platanito’ en la Fundación de Ferrocarriles Españoles. Son momentos muy críticos para tomar decisiones sobre el automotor que sigue en Castejón, más apartado que nunca, en una vía ya no solo muerta, sino cortada, sin catenaria y sin posibilidades de movimiento autónomo. Llegó en 1994 remolcado y de salir, lo hará de la misma forma, cuando no lo haga bajo la acción del soplete.

De Renfe ni se tienen noticias; ni se esperan. Pero la empresa que lo condenó a finales del siglo pasado y apostó por la tecnología de Talgo, difícilmente se haría cargo del mismo. Ni tan siquiera para compensar la decisión que lo apartó de la circulación comercial. Mucho menos ahora con la crisis económica y con el futuro que pende de la operadora: demasiadas incertidumbres se abren sobre el porvenir de la empresa.

‘El Platanito’ es un tren intrascendente para Renfe, aunque quizá no sea de grato recuerdo para algunos de sus directivos que vivieron un desagradable viaje entre Segovia y Madrid, cuando aún se probaba en las vías españolas el sistema de pendulación italiano. Juanjo Olaizola me contó esta curiosa historia que, posteriormente, he visto documentada en alguna publicación oficial.

El electrotrén 443 se presentaba a los máximos dignatarios de Renfe en un trayecto muy sinuoso, entre Madrid y Segovia. La cosa no debió empezar bien, ya que en el viaje de ida se produjo algún retraso por culpa su novedoso convertidor estático. Solucionado el problema, el tren siguió sin más incidentes hasta la capital castellana, donde todos los invitados asistieron a una copiosísima comida (cochinillo y demás manjares de la zona, incluidos en el menú). Para recuperar el retraso, alguien ordenó al maquinista que pusiera al límite las capacidades de la pendulación. ‘El Platanito’ corrió como una bala pero las continuas basculaciones, en un trazado tan sinuoso como es la bajada de Segovia a Madrid, tuvo nefastas consecuencias sobre los estómagos de los viajeros, sobre todo en el primer coche (donde viajaba la plana mayor) debido a la demora con la que llegaban las órdenes de los giroscopios y acelerómetros… “Ya sabes lo que pasa en estas circunstancias, en cuanto el primero echó todo lo que había comido un rato antes, parece que los demás pronto siguieron su ejemplo”. El relato es esclarecedor.

El futuro del ‘Platanito’ es incierto. Sin nadie que lo defienda (la Asociación de Castejón pasa por diicultades), sin instituciones ni empresas que se hagan cargo de este curioso prototipo parece difícil que sobreviva al soplete. Solo un milagro lo puede salvar.
PD
La historia de ‘el Platanito’ la puedes leer aquí, en una información publicada el lunes 19 de noviembre en El Correo.

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