«Me desperté y la gente a mi alrededor lloraba. He tenido suerte», cuenta un peregrino alemán de Múnich que sufrió daños en un ojo y fue asistido en el servicio de urgencias del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo. Fue uno de los once heridos dados de alta ayer tras ser atendidos en el centro sanitario vigués y a los que la operadora Adif proporcionó un transporte para dirigirse aOporto o a un hotel cercano en el que alojarse. Un taxi recogió en urgencias a cinco pasajeros heridos con sus maletas y luego, por la tarde, una ambulancia trasladó a un californiano y a su mujer y un microbús se llevó a un joven extranjero en silla de ruedas, dos colegas suyos mochileros que no hablaron, como si aún siguiesen en shock, y dos amigas argentinas, una de ellas con la nariz fracturada. Además, en urgencias de la clínica Fátima, una joven portuguesa con dolores en la espalda fue la primera en ser dada de alta, y su madre acudió a buscarla. Guardaron silencio.

El pontevedrés José, su hija y su esposa pasaron la mañana en urgencias del Álvaro Cunqueiro. Prácticamente salieron ilesos del accidente. Tras recibir el alta, siguieron su camino a Oporto, a donde se dirigían para disfrutar del fin de semana. Viajaban en los últimos asientos del primer vagón, separado en dos compartimentos: «Se notó un bote, un cambio brusco en la vía, el tren se fue hacia fuera, hacia la torreta, el vagón se inclinó, nos caímos y el compartimento se inclinó 45 grados», cuenta. Comprobó que en su vagón «nadie estaba grave». «La gente fue a auxiliarnos y nos rompió la ventanilla desde fuera para ayudarnos a salir». Tanto él como su familia solo recibieron contusiones. «No sentí nada porque fue todo muy rápido y vi que estábamos todos bien. Mi hija pasó miedo y angustia y no percibimos la gravedad del accidente porque la gente estaba razonablemente bien. En el tramo delantero fue peor, se soltaron asientos». Tras salir del hospital, Adif los trasladó en taxi a Oporto, «porque llamamos para solicitarlo y nos lo mandaron. El lunes vamos a hacer una reclamación», dice.

«Empezó a moverse todo y me caí al suelo»