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10 julio 2014

La «violencia extrema» de la lluvia derribó 60 metros de la valla protectora del AVE

BERNAT SIRVENT | ALICANTEEmpleados de Adif, en una imagen tomada el pasado jueves en el punto kilométrico 269, en el término municipal de Alpera, reparando la plataforma del AVE. Empleados de Adif, en una imagen tomada el pasado jueves en el punto kilométrico 269, en el término municipal de Alpera, reparando la plataforma del AVE. / M. Podio/ EFE

  • Adif asegura que el arrastre de material taponó el drenaje de la plataforma y desplazó el balasto 800 metros, y que el maquinista del tren anterior fue decisivo

     

    Luz y taquígrafos. La empresa Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que depende del Ministerio de Fomento y que se encarga del estado de las plataformas y mecanismos de seguridad de todo el sistema ferroviario español, informa a este diario con todo lujo de detalles del «incidente» (que no descarrilamiento) del tren AVE que circuló a media tarde del pasado miércoles entre Chinchilla y Bonete, en la conocida como variante de Alpera, tras registrarse una tormenta de 70 litros por metro cuadrado en apenas una hora. Un incidente que no acabó en auténtica tragedia, como ayer adelantó este diario, por la pericia y profesionalidad del maquinista del tren inmediatamente anterior.

    Adif asegura que la «violencia extrema» de la precipitación acabó derribando una valla de protección de la infraestructura ferroviaria de unos 60 metros de longitud, lo que «ocasionó el arrastre de tal cantidad de materiales de distinto tipo que bloquearon uno de los drenajes de la vía». Esta ingente cantidad de lluvia en tan poco tiempo fue determinante para que se produjera un efecto tapón en la infraestructura de la plataforma, que no se llegó a desplazar. Pero sí, y mucho, el balasto y subbalasto de la línea en un tramo aproximado de unos 800 metros en ese punto entre Chinchilla y Bonete. «La fuerza del agua» en el embolsamiento de lluvia por el taponamiento del drenaje de la infraestructura de la base de la plataforma puso el resto para que el desplazamiento de balasto y subbalasto (piezas de hormigón sobre los que se fijan los raíles y que a su vez descansan sobre el guarnecimiento de pequeñas piedras oscuras) acabara por desplazar también algo los raíles. Por ello quedó varado, pese a la escasa velocidad, el convoy del AVE, con más de 220 pasajeros a bordo en dirección a Alicante.

    «Incidencia extraordinaria»

    «La causa de la incidencia fue una avenida de agua de carácter absolutamente extraordinario, que provocó que tres torrenteras confluyesen en el referido punto kilométrico», añade Adif, a preguntas de este diario. Los expertos ferroviarios creen que, aunque las causas naturales del incidente, o sea, el enorme volumen de agua en un punto concreto en un tiempo muy reducido, se podrían repetir estadísticamente con una frecuencia «insignificante», Adif ya trabaja para reforzar la seguridad en la zona. En concreto, con la construcción de dos balsas regulatorias ante torrenteras y de un muro de protección más reforzado que el existente y que derribó literalmente la súbita avenida.

    Sobre el papel del maquinista del tren de alta velocidad inmediatamente anterior, Adif destaca, como ayer adelantó ayer este diario, que el aviso al centro de regulación de control (CRC) fue decisivo para evitar males mayores, que podrían haber constituido una auténtica tragedia en vísperas de la celebración del primer aniversario del siniestro de Santiago de Compostela. «Como en otras muchas circunstancias, el papel de los maquinistas es también muy relevante, ya que mantienen informados, en tiempo real, a los órganos de regulación del tráfico de cualquier obstáculo o eventualidad que pueda impedir la circulación en un punto determinado». En este caso concreto, el conductor del tren inmediatamente anterior al incidente notificó al CRC, a su paso por el punto ya afectado, la existencia de un gran embalsamiento de agua.

    'Marcha a la vista'

     

    Dicho tren, como ayer relató este diario, pudo continuar su marcha, pues apenas había llovido una media hora y todavía no se notaba el taponamiento del drenaje de la plataforma. Adif añade que el CRC decretó la circulación en régimen de 'marcha a la vista', lo que significa que lo trenes deben desarrollar una velocidad que les permitiera frenar si fuese necesario ante la existencia de cualquier obstáculo imprevisto en la vía. Adif no habla de si en la zona ya ha habido otros incidentes.

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