LNE.ES

20 septiembre 2013

Un tren arrolla en Llanes una furgoneta en la que viajaban una mujer y sus dos hijos

Un niño de 3 años permanece ingresado en el Hospital de Arriondas y su madre y su hermano, de 5, fueron dados de alta

19.09.2013 | 01:52

 

El padre de los niños implicados en el choque de San Antolín -de espaldas- en la zona en la que ocurrió el siniestro.
 
 

 

Llanes, Ramón DÍAZ «Fue un milagro». Incluso un agente de la Guardia Civil acostumbrado a intervenir en siniestros casi a diario mostraba ayer su asombro porque el tremendo choque ocurrido en un paso a nivel sin barreras de Llanes, al arrollar un tren de Feve a una furgoneta en la que viajaban una mujer y sus dos hijos de corta edad, hubiera acabado sin heridos de consideración. Sólo el más pequeño de los críos, de 3 años, permanece aún ingresado en la sección Urgencias del hospital del Oriente. Se quejaba tras el accidente de un dolor en el pecho y los médicos prefirieron mantenerlo en observación, al menos, hasta hoy. La madre del pequeño, J. S. A. G., y su hermano mayor, de 5 años, fueron dados de alta unas horas después de su ingreso en el mismo centro hospitalario, al no observar los servicios médicos ninguna contusión de importancia.


El choque ocurrió a las tres menos diez de la tarde, en el paso a nivel situado justo debajo del viaducto de San Antolín, en la autovía del Cantábrico, a escasos metros del monasterio de San Antolín de Bedón y de la playa del mismo nombre, entre las localidades de Bricia y Naves, en el concejo de Llanes.


El conductor del tren, que avanzaba en dirección a Oviedo, no pudo evitar el choque, ya que la conductora de la furgoneta no se percató de la presencia del convoy e invadió la vía. La suerte fue, por un lado, que el tren de Feve avanzaba sólo a unos 40 kilómetros por hora y, por otro, que impactó contra la parte delantera de la furgoneta, una Ford Transit con matrícula 6340-DZK. El terrible impacto lanzó a la furgoneta a unos diez metros de distancia. El convoy se detuvo a apenas medio centenar de metros del lugar del choque.


Los viajeros del primer vagón del tren fueron alertados por un empleado de Feve de la inminencia del choque y de que debían cogerse bien a sus asientos, ante la posibilidad de un descarrilamiento. No sólo no ocurrió, sino que el convoy, en el que viajaban unas veinte personas, pudo reanudar su viaje apenas media hora después del choque, cuando ya la Guardia Civil , efectivos del 112 y los servicios médicos se habían hecho con el control de la situación.


Los primeros minutos después del impacto fueron terribles. Sobre todo, porque los dos niños, en el interior de la furgoneta, gritaban asustados. Iban bien colocados en sus sillas, lo que evitó males mayores. La madre de los críos salió de la furgoneta por su propio pie, aunque minutos más tarde los servicios de emergencia le colocaron un collarín. Se quejaba de un dolor en el cuello y presentaba una rozadura, posiblemente a causa de la acción del airbag. El niño más pequeño parecía en estado de shock. La mujer y sus dos hijos, residentes en La Llende (Llanes), eran trasladados minutos más tarde en una ambulancia al Hospital de Arriondas.

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