Renfe tiene problemas para cumplir parte del plan de desinversión de activos con el que esperaba sacar de pérdidas a su filial de Mercancías en el corto plazo. Tras dejar en el aire la venta a terceros de su material rodante (la CNMC ha criticado los problemas que tienen las privadas para acceder a él), el operador ferroviario se ha visto obligado a suspender el proceso de enajenación de las participaciones que tiene en el operador privado Transfesa y en la empresa de tráfico de transporte de vehículos en tren Semat por las bajas ofertas recibidas.

Así, en el marco del plan de rescate anunciado hace un año, a finales de 2017, la empresa pública contrató a Grant Thornton por 152.400 euros como asesor financiero para iniciar la venta de las firmas, que se ha quedado en nada tras recibir dos propuestas poco atractivas en los últimos meses.

"A la vista de la valoración de las ofertas, se han desestimado y el proceso ha quedado en suspenso por lo que Renfe va a retomar su presencia en ambos consejos", explican fuentes del sector. En este punto, el operador ha decidido finalizar "de manera provisional" el proceso de desinversión hasta que las "condiciones del mercado favorezcan la presentación de ofertas más adecuadas a los intereses de Renfe".

Las empresas que el operador quería vender son las que posee junto a Deutsche Bahn, la ferroviaria estatal alemana, y a las que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) multó por concretas acuerdos con Renfe para "cerrar el mercado a la competencia". En concreto, el superregulador sancionó al operador español con 65 millones por obstaculizar la liberalización del transporte de mercancías y a Deutsche Bahn y sus filiales, entre ellas Semat y Transfesa, con 10,5 millones de euros a y a varias de sus filiales por distorsionar la libre competencia. Renfe Mercancías, que posee un 20% de Transfesa y un 36% de Semat, provisionó la multa en las cuentas de 2017 y la ha recurrido ante la justicia ordinaria.

El presidente de la filial de Mercancías, Abelardo Carrillo, anunció en abril de 2017 un plan de choque para salir de pérdidas y poder dar entrada a una firma logística en el capital en igualdad de condiciones. Uno de los hitos era reducir entre un 20 y un 30% su tamaño con la venta 1.500 vagones, 66 locomotoras y su participación en Transfesa y Semat. Así, esperaba cerrar 2017 sin pérdidas netas por los ingresos extraordinarios, un objetivo que retrasó a 2018 por la dificultad para vender los activos. De momento, parece que el grupo ferroviario también ha asumido que no va a terminar el año con un resultado neto positivo ya que el presupuesto de 2018 incluido en los Presupuestos Generales del Estado contemplan unos números rojos netos de 6,5 millones.

Aunque Mercancías no está cumpliendo al pie de la letra los hitos del plan de reestructuración, lo cierto es que sí que ha saneado sus cuentas y ha incrementado su actividad. Así, ha reducido su plantilla un 17% en un año y los gastos de explotación se han caído un 3,7% hasta los 228,6 millones, lo que le ha permitido cerrar con un ebitda negativo de algo más de 900.000 euros, lo que supone reducir en casi nueve veces los números negativos del año 2016. Aún así, el grupo esperaba que el ebitda fuera positivo en más de 20 millones. En esta línea, las pérdidas netas las ha reducido desde los 48,4 millones hasta los 17 millones.

Paralelamente al plan de reestructuración, Renfe Mercancías ha aumentado su peso en Pecova, de la que posee un 60%. Así, ha invertido 3,2 millones en adquirir un 25,5% adicional del capital, lo que ha permitido la salida de la constructora Comsa Rail, entre otras. Tras esta operación sólo queda Deutsche Bahn con el otro 14,5%.